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Aemet alerta ante la proliferación de incendios forestales fuera de temporada: “Hemos entrado en terreno inexplorado”

Las llamas del incendio de Villanueva de Viver, declarado hace un año en Castellón.

Miguel Giménez

València —

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El pasado fin de semana se declaraba en la localidad alicantina de Tàrbena el primer gran incendio del año, ya controlado tras arrasar alrededor de 700 hectáreas de masa boscosa (un gran incendio es aquel que afecta a más de 500 hectáreas), un fuego que coincide con las protestas de los bomberos forestales por la falta de medios -la conselleria de Justicia e Interior, en manos de Vox, decidió, con el visto bueno del Partido Popular, reducir de ocho a seis meses el refuerzo de este cuerpo-.

A raíz de la declaración del incendio de Tàrbena, desde la Asociación Española de Meteorología (Aemet) han alertado, a través de redes sociales, de que el cambio climático está propiciando la existencia de incendios fuera de la temporada estival, y advertía: “Hemos entrado en un terreno inexplorado” porque “el cambio climático inducido por las actividades humanas nos ha dejado en los últimos años situaciones extremas no antes registradas, como la que estamos inmersos este año”. “El cambio climático antropogénico hace más probables fenómenos extremos compuestos, como situaciones simultáneas de altas temperaturas y sequías”, insistían.

Así, se generan condiciones atmosféricas y del terreno que favorecen la ocurrencia de incendios forestales fuera de temporada.

Aemet ha recordado que los tres últimos grandes incendios producidos en los últimos meses en el territorio valenciano se han registrado fuera de la temporada estival: al principio de la primavera el de Villanueva de Viver, que arrasó unas 4.700 hectáreas, y el de Tàrbena, y en mitad del otoño en el de Montitxelvo, que calcinó 2.500 hectáreas; los tres después de “tres anómalos periodos muy secos y muy cálidos”.

Tal y como detallan desde la delegación valenciana de la Agencia Estatal de Meteorología, el incendio forestal de Villanueva de Viver se desarrolló “tras un periodo muy seco y anormalmente cálido que dio lugar a que la capa superficial del suelo estuviese muy seca en el 100% del territorio”; mientras que el fuego de Montitxelvo también se desarrolló en unas condiciones de gran sequedad y calor anómalo; “En aquellos momentos, en noviembre de 2023, estábamos al principio de este anómalo y prolongado periodo extremadamente cálido y seco que aún continúa”.

Una “gran diferencia” con el incendio de Tàrbena

Sin embargo, hay una “gran diferencia” entre estos dos incendios y el de Tàrbena. Los primeros se desarrollaron en condiciones meteorológicas “muy adversas, con vientos terrales de poniente fuertes”, mientras que, por el contrario, la situación en el caso de Tàrbena era “poco favorable para una rápida propagación”.

“Con la gran sequedad del terreno, los índices de ignición son altos, pero con viento flojo y brisas, la propagación de los incendios no es muy alta, ya que las condiciones meteorológicas no favorecen esa rápida propagación”, explicaba la Aemet en redes sociales, para añadir: “La situación de viento flojo y brisas, como las del domingo, es la típica de gran parte de los días de primavera y verano en nuestro territorio y, con temperaturas inferiores a 30 ºC, no suelen ser condiciones de rápida propagación de incendios”.

Seis meses y medio de déficit de lluvias y temperaturas altas “sin precedentes”

Desde el pasado 1 de octubre, la Comunitat Valenciana encadena seis meses y medio “sin precedentes en cuanto déficit de lluvia y anomalía cálida en la Comunitat Valenciana” y, además, con diferencia respecto al segundo periodo seco y cálido. Esto se une a que 2023, en su conjunto, también fue un año “extremadamente cálido, el segundo más cálido tras 2022, y extremadamente seco, el más seco de los últimos 40 años en la Comunitat Valenciana”.

Así, la agencia alerta: “Nos encontramos con un nuevo escenario de fenómenos extremos compuestos que también es una de las consecuencias del cambio climático, en el que se presentan al menos dos situaciones adversas simultáneamente. En este caso, calor anómalo y sequía meteorológica”.

La predicción del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU considera que estos episodios extremos compuestos “son probablemente ya más frecuentes por el cambio climático”. “Y, con alta probabilidad, la ocurrencia simultánea de olas de calor y sequías en nuestro entorno geográfico irá en aumento”, han advertido.

El problema es que el estado fenológico y de estrés hídrico de la vegetación “en estos momentos es un factor permanente, no una variable y, a corto plazo y sin lluvias a la vista, esta situación va a permanecer o empeorar”.

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