Los trabajos de una fosa de víctimas del franquismo en Paterna concluyen con la recuperación de 150 cuerpos

Concluido el mes de agosto concluyen también los trabajos de exhumación de la Fosa 111 del cementerio de Paterna, el segundo con mayor número de víctimas fusiladas por el franquismo. Los trabajos de recuperación de los cuerpos se retrasaron un mes como consecuencia de la pandemia y han terminado este lunes con la recuperación de 150 cuerpos.

Es la primera ocasión en este cementerio en la que en los trabajos de rescate se encuentran con más cuerpos de los previstos en los estudios. Según explica Álex Calpe, responsable del equipo de ArqueoAntro que coordina estos trabajos, la relación de fusilados era de 149 y atribuyen el error a los estudios o al listado de víctimas. “Los indicios no apuntan que hayamos equivocado de fecha o lugar”, explica a elDiario.es.

“Hay alguna parte del proceso en la que hay una falta de información. Siempre hemos pensado que los escritos del franquismo eran correctos y no tiene por qué ser así”, expresa el responsable del equipo de arqueólogos y antropólogos. “Hay una o dos personas más por saca y tenemos que ver los estudios, actas.... Supera la previsión total de la saca, queremos comprobar si hay un cuerpo que no está registrado”, indica.

Aunque el equipo de ArqueoAntro tiene años de experiencia en la exhumación de víctimas del franquismo, este trabajo ha venido marcado por la pandemia. Con todos los permisos listos, tuvieron que retrasar varias semanas el inicio de las exhumaciones, que comenzaron en lo que entonces llamábamos 'fase 0' en el mes de mayo. Los arqueólogos trabajaron con medidas aún más estrictas: una persona por fosa, obligación de mascarillas y sin acceso de otras personas al cementerio.

En la Fosa 111 hay restos de represaliados durante la primavera de 1940. Las sacas corresponden a los meses de marzo, abril y mayo y según los estudios, las víctimas proceden de municipios como Gandia, Ontinyent, Manises o Torrent, aunque también de Madrid y Bilbao. En la primera saca, la última en ser exhumada, los arqueólogos han podido recuperar incluso la ropa que portaban los represaliados y los objetos que guardaron en sus bolsillos -pañuelos bordados, documentación...-, una información valiosa para los estudios. La conservación, explica Calpe, tiene que ver con la profundidad de la fosa -entre 4 y 5 metros-, sumado a la cal y a la humedad de la tierra por la proximidad al mar. “Consigue una rehidratación constante. Hay cuerpos semi momificados, un estado de conservación muy peculiar”. Ahora, los restos se llevarán al laboratorio madrileño para obtener el ADN y los antropólogos continuarán sus estudios. La semana que viene, regresarán al cementerio de Paterna para la apertura de una nueva fosa.