La Teoría de la Estupidez y la ampliación del Puerto de València
La ampliación del Puerto de València encaja, demasiado bien, en la Teoría de la Estupidez que en 1988 público el historiador de la Economía Carlo Cipolla en su libro Allegro ma non troppo, donde presenta una probable explicación al porqué de las tan frecuentes decisiones erróneas que a lo largo de los siglos se han tomado en todas las sociedades. Su Tercera ley fundamental de la estupidez dice que “una persona es estúpida si causa daño a otras sin obtener provecho para sí misma, o incluso perjudicándose”. La Quinta ley afirma que “una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir”, más aún que el malvado, ya que este sabe que está cometiendo injusticias en beneficio propio, por lo que tiene un límite: causarse daño a sí mismo. El estúpido carece de límites.
Las personas que han decidido, por acción u omisión, la continuidad de la ampliación Norte del Puerto de València, aquellas que no van a obtener un beneficio personal, ¿cómo se considerarán a sí mismas después de conocer los planes de Maersk, la segunda naviera del mundo, para el Puerto de Tanger Med? ¿Se sitúan dentro de alguna de las clasificaciones anteriores?
El ETS (Emissions Trading System) es un sistema de pagos que las navieras que desembarcan en la Unión Europea deben abonar en función de las millas que han navegado emitiendo Gases de Efecto Invernadero. Para evitarlo, la segunda naviera del planeta desembarcará en un puerto de Marruecos, el de Tanger Med. De allí, pasarán las mercaderías a Europa por tres modos de transporte: caminos, ferrocarril y cabotaje.
Curiosamente, los mismos que apostaban por que el Puerto de València creciese hasta el infinito, argumentando que la Globalización neoliberal lo exigía y posibilitaba, ahora reniegan del libre comercio sin reglas que han defendido desde hace décadas, y piden igualdad de costes y normas a terceros países. A buenas horas se acuerdan de que la desregularización se les podía volver en contra. Olvidan que hace más de 20 años que existe una zona de libre comercio entre la UE y Marruecos. No es cualquier olvido. Es un error de cálculo enorme. ¿Estupidez? En mi opinión, sí lo es: una como he visto pocas. El resultado será mayor contaminación, mayor número de camiones en las carreteras haciendo un mayor kilometraje y menos incentivos para las navieras para reducir sus emisiones. Difícilmente podría haberse dado un peor resultado.
Uno de los pocos criterios de veracidad es el paso de tiempo combinado con una buena memoria. Como llevamos denunciando algunas personas, desde antes de 2007, de no revertirse la ampliación norte del Puerto de València se habrá sacrificado el Parque Natural de l’ Albufera, agravado los problemas de contaminación atmosférica y sus efectos sobre la salud de personas y ecosistemas. Y, aunque ningún rédito puede compensar por esas pérdidas, además se habrá incurrido en un pésimo coste de oportunidad (aquellos recursos que dejamos de percibir o que representan un coste por el hecho de no haber elegido la mejor alternativa posible, cuando se tienen unos recursos limitados). Como el dinero y el tiempo son recursos escasos, debe optimizarse su uso, y más por las administraciones públicas.
Y no olvidemos lo que han denunciado reiteradamente los sindicatos de los trabajadores portuarios: se destruirán un mínimo de 500 empleos por la mayor automatización que permitiría la ampliación. Y, para redondear el conjunto de datos que desaconsejan mantener la apuesta por la ampliación, según el último boletín estadístico publicado por la Autoridad Portuaria de València (APV), en 2023 hubo un movimiento de 4,7 millones de contenedores (TEU), un descenso del 14,5% con respecto a 2021, y el más bajo en los últimos seis años como se ha publicado en estas páginas.
Y, llegado aquí, es cuando me vuelvo a preguntar cuánto hay de estupidez en tan enorme error.
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