Petros Márkaris, escritor: “El problema de la izquierda es convertirse en un partido del sistema, eso la ha destruido”
El escritor griego Petros Márkaris (Estambul, 1937) está en plena forma a sus 85 años. Márkaris, guionista del cineasta Theo Angélopoulos, sigue escribiendo novela negra mediterránea, al estilo de sus grandes compadres del género: el italiano Andrea Camilleri y el catalán Manuel Vázquez Montalbán. Gastronomía, sol mediterráneo, crítica social y unos protagonistas que ya han pasado a la memoria colectiva de los lectores de la novela negra del sur de Europa: el comisario griego Kostas Jaritos, el italiano Salvo Montalbano y el detective privado Pepe Carvalho. Tres grandes tipos metidos en todo tipo de fregaos.
En esta entrevista con elDiario.es, Petros Márkaris, invitado por la Fira del Llibre de València para presentar su último libro Cuarentena (Tusquets, 2022), revela cómo ha vivido el comisario Jaritos, jefe de la Brigada de Homicidios de Atenas, la crisis sanitaria de la pandemia de la COVID-19. Ya no conduce el viejo Mirafiori desde que, en solidaridad con España en plena ofensiva de la Troika, se compró un Seat Ibiza, con el que recorre las atestadas calles atenienses.
Tras sobrevivir a la crisis financiera, Jaritos sigue disfrutando de su nieto, de los tomates rellenos que cocina la abuela Adrianí y de su estimada hija Katerina y de su yerno Fanis. Y, por supuesto, sigue leyendo su Diccionario ortográfico y hermenéutico del griego moderno de Dimitrakos. La amistad del comisario con el veterano comunista Lambros Zisis sigue intacta. La prosa de Petros Márkaris, para fortuna de sus lectores, también.
¿Cómo ha pasado la crisis de la pandemia el comisario Jaritos? ¿Ha sido dura la convivencia con Adrianí durante el confinamiento?
Durante el primer año Jaritos ha continuado haciendo su trabajo de rutina en la Policía pero su secretario tuvo COVID, lo que le obligó a estar en cuarentena. La cuarentena era la vida con su mujer. Cuando tienes una vida con una mujer y sólo el hombre trabaja, la vida común se limita a cinco o seis horas. Vivir juntos durante toda la jornada es otra cosa. Y Jaritos ha vivido esa experiencia por primera vez durante la cuarentena. Además, ha estado obligado a ocuparse de un muerto e intentar encontrar al culpable durante su vida en cuarentena en casa. Era muy difícil para él. Además, es un gran ignorante en lo que concierne a la tecnología.
Pobre Jaritos, últimamente se le veía más relajado tras la crisis financiera...
La última crisis ha sido sanitaria pero también hemos vivido una crisis económica de 2010 a 2018. Está más relajado y, lo que es más importante para él: su nieto. La familia ha aumentado y es muy importante para él y aún más para su mujer, Adrianí. La abuela estaba más feliz que el abuelo.
¿Qué tal ha llevado el confinamiento?
La crisis sanitaria ha dejado consecuencias muy duras para Grecia pero no es una experiencia única para los griegos. Estar obligados a tener una vida en cuarentena muy solitaria no es una experiencia que sea cotidiana para los hombres y las mujeres, sobre todo en países como Grecia o España donde a la gente le gusta salir de casa. Fue muy difícil para ellos vivir con esa experiencia.
¿Y qué tal le va a Lambros Zisis?
En Ética para inversores, Zisis dice que la izquierda ha muerto. Si esperas tener una ayuda por parte de la izquierda, la izquierda está muerta. Lo dice un hombre de izquierdas que ha luchado durante la Guerra Civil, que tenía una vida muy dura, expulsado en una isla durante años. Lo que ve hoy en día de lo que se llama la izquierda, no tiene la posibilidad de aceptarlo como la izquierda. Se ve en países como Francia o Italia. En junio pasado recibí una llamada de una periodista italiana. Me dijo que no me llamaba para entrevistarme, sólo para preguntarme: ¿cómo ve la izquierda europea? ¿Cómo puede explicar que en un país como Italia con una izquierda muy combativa ahora está representada por el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo? ¿Qué me puede responder?
¿Qué respondió usted?
Dije que estoy muy triste pero no es sólo en Italia, es un poco lo mismo por toda Europa. El gran renacimiento de la extrema derecha tiene una relación con el declive de la izquierda. Hemos visto lo que ha pasado en Francia durante las últimas elecciones con Marine Le Pen. ¿Dónde está la izquierda? Todo el mundo dijo que Macron ganaría. ¿Pero, y la izquierda? Sólo Mélenchon. La izquierda tenía dos partidos muy fuertes como el Partido Socialista y el Partido Comunista, pero Mélenchon era un hombre de izquierdas aparte, ahora es el centro de la izquierda. El gran problema de la izquierda es que quería convertirse en un partido del sistema. Eso es lo que ha destruido a la izquierda. Para ser un partido del sistema, eso quiere decir que debes ser un partido de centro izquierda. Pero el sistema ya tiene partidos de centro izquierda, no te necesita. Ese es el problema.
El gran renacimiento de la extrema derecha tiene una relación con el declive de la izquierda
En Grecia un partido potente como Syriza fracasó.
Ese partido empezó durante la crisis económica diciendo que iba a cambiar Europa y quitar los memorandums. Ha aceptado todo lo que le ha impuesto Europa a Grecia. Todo. Ahora, gran parte de la gente que votó a la izquierda ha perdido la confianza en la izquierda.
Quizá se enfrentaban a un enemigo demasiado poderoso.
Tener el objetivo de convertirse en un partido del sistema y, al mismo tiempo, tener la esperanzada de que se va a cambiar Europa, es una idea completamente surrealista. Vi eso en Francia y en Italia, no sé cómo va en España ahora con Podemos, no tengo una mirada clara sobre Podemos. ¿Hay una relación entre el Partido Democrático en Italia y el Partido Comunista de Parmiro Togliatti? Ninguna.
Syriza ha aceptado todo lo que le ha impuesto Europa a Grecia
Al menos la extrema derecha griega parece desactivada.
Nos ha aliviado que los dirigentes de la extrema derecha están en prisión. En este momento no hay un peligro inmediato en Grecia que provenga de la extrema derecha, seamos honestos, es la verdad. Era una extrema derecha muy neonazi y muy agresiva. Ahora se ha acabado.
Katerina, la hija de Jaritos, fue amenazada por los ultras helenos. ¿Están más tranquilos ahora el comisario y su hija?
Está más aliviado pero durante la pandemia la familia de su hija ha vivido un periodo de gran tensión. Era así en todas las familias en Grecia porque su marido es un cardiólogo y tiene una vida profesional muy estresante, mientras que Katerina no podía trabajar porque todo estaba cerrado. Esa tensión de la vida cotidiana ha tenido consecuencias en la familia.
¿Cuándo podremos leer nuevas entregas de las andanzas de Jaritos?
Habrá otra novela sobre la pandemia, está publicada en Grecia, hemos acabado la traducción al alemán, creo que será traducida al español y al catalán. Es una novela con dos puntos de vista diferentes: una generación más mayor que la mía y la gente joven, cómo entienden la vida, la ayuda y la resistencia durante la pandemia.
¿Cómo ha vivido el comisario la guerra en Ucrania?
Es muy pronto, hay que esperar. Estoy acabando una novela. Sobre Ucrania me espero a ver lo que va a pasar y también lo que me interesa es la dirección que tomará la realidad y la resistencia en Ucrania. Es muy pronto para tener una mirada clara. También una cuestión muy importante para mi es que hemos vivido muchos años en Europa sin una guerra. Estábamos convencidos de que la guerra se había acabado en Europa, ahora ha vuelto la realidad.
Hay dos representantes de novela negra mediterránea que adoro: Montalbán y Camilieri, que era muy amigo mío
Decía antes que no tiene una “mirada clara sobre Podemos”. Qué pena que Manuel Vázquez Montalbán ya no esté para que le diera su opinión...
Vi lo que pasó con Pablo Iglesias en las elecciones en Madrid pero no sé cómo se encuentra el partido hoy. No conocí a Vázquez Montalbán pero me encantan sus novelas. Hay dos representantes de novela negra mediterránea que adoro: Montalbán y Camilieri, que era muy amigo mío. Cuando empecé a escribir mis novelas negras, Montalbán había muerto. Conocía a su mujer pero no a él.
¿Qué les unía?
Los lazos comunes son la política, la sociedad y la cocina para los tres. Toda la cocina marsellesa también está en las novelas de Jean-Claude Izzo.
Sobre Pepe Carvalho hay un libro, desafortunadamente descatalogado, de recetas de cocina. Es cierto que son tres grandes gastrónomos, da mucha hambre leer sus novelas.
Estoy convencido de que la cocina en la novela negra mediterránea es uno de los aspectos más interesantes. Es lo contrario que la novela escandinava.
Más fría...
Mon dieu. La gran diferencia es que a los autores de novela negra mediterránea les encanta la cocina, poder comer. Por el contrario, los autores escandinavos comen porque tienen hambre, no porque tengan un respeto por la cocina. Leí una novela escandinava y durante un mes no pude comer bocadillos o beber cerveza [ríe a carcajadas].
Adrianí hace unos tomates rellenos que deben ser una delicia.
Porque Adrianí es idéntica a mi madre, que era esa combinación de cocina griega y turca, de Estambul. Mi madre hacía la cocina de Estambul que ya no existe, incluso en Turquía. Pero es una cocina tradicional que está viva en Grecia a consecuencia de los emigrados que venían del Asia Menor.
Su protagonista mantiene una relación entrañable con Lambros Zisis al que conoció en los calabozos de la dictadura de los coroneles. ¿Es cosecha propia de usted esa amistad?
Soy de izquierdas pero no tengo ninguna experiencia en la historia de Grecia durante la ocupación o la Guerra Civil. Conozco la historia de la ocupación alemana y de la Guerra Civil pero por la lectura, no por experiencias personales o traumáticas. Quizá por eso me dije un buen día: por qué no podemos hacer después de todos estos años una relación de amistad entre un policía y un viejo hombre de izquierdas como Zisis, que ahora forma parte de la familia.
¿Es una amistad contra natura?
Mi experiencia es que varios hombres de izquierdas detenidos durante o después de la Guerra Civil en los años 50 siempre respetaron a los policías que fueron amables con ellos. Es el caso de Zisis también. He escuchado historias de amigos de izquierdas que decían: era un policía pero era muy amable. Aceptaban eso, aunque había policías que torturaron a gente de izquierdas. La tortura existía también.
5