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El PSOE escenifica la paz con Ximo Puig cuatro años después del cónclave de la discordia

Pedro Sánchez, Adriana Lastra y Ximo Puig en el 40° Congreso del PSOE.

Laura Martínez

València —

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Este será el congreso de la unidad. No habrá muertos, ni heridos, ni funerales. Los dirigentes socialistas repiten en público y en privado esta frase durante la jornada inaugural del que sería su primer congreso “tranquilo” en años. El 40ª cónclave de los socialistas, un número redondo, quiere cerrar filas en torno al secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; escenificar que el partido se encuentra sólido, aglutinado, en un buen momento. Que el Gobierno es fuerte y el partido está en la cresta de la ola socialdemócrata que recorre Europa.

La tranquilidad implica cerrar heridas, llegar a acuerdos y reparar algunas fracturas. Una de ellas, la que se generó entre el presidente del Gobierno y el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, en el anterior Congreso. Cuatro años después, la relación entre el dirigente del PSPV y el máximo representante del PSOE parece más cordial y fluida. Puig es el barón socialista mejor posicionado del Estado, gobernando -en coalición- la comunidad autónoma más poblada bajo el signo del puño y la rosa. Es también de los pocos que ha salido en apoyo de Sánchez en cuestiones complejas como los indultos y ha comenzado a tejer alianzas con otros presidentes, reclamando al PP y a los dirigentes catalanes que se sumen a los pactos, que trabajen por los consensos.

El presidente de la Generalitat Valenciana ha sido nombrado presidente del 40ª Congreso, una concesión que le otorga visibilidad. Será el único presidente autonómico que intervenga en las jornadas del sábado, ofreciendo el discurso de apertura que precede a la intervención de los expresidentes del Gobierno Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Un gesto que su entorno aprecia, como que se haya celebrado el congreso en Valencia, capital progresista, y que consideran se terminará de materializar en la composición de la Ejecutiva al finalizar el Congreso. En Ferraz y el entorno de la dirección son herméticos respecto a la composición del organismo, aunque fuentes próximas indican que Sánchez ha consultado a sus barones por perfiles que cumplan cuatro criterios: renovación generacional, feminismo, diversidad y municipalismo. Los mismos que describieron la remodelación del Ejecutivo el pasado verano.

Los socialistas valencianos no quieren anticipar ningún triunfalismo del congreso, ni la representación que obtendrán en la dirección, pero el entusiasmo es evidente. Creen que primará la calidad de los representantes a la cantidad. No obstante, según el ambiente en otros dirigentes autonómicos y en titulares del Gobierno, habrá varios debates que se les atasquen. La financiación autonómica, el principal caballo de batalla de Puig, no será una cuestión fácil de digerir en el debate. La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, reclamaba no abrir frentes. “Tenemos un compromiso claro, tanto con las comunidades autónomas como con los ayuntamientos, y unos Presupuestos por los que estamos de celebración y que suponen la mayor inyección de recursos públicos”, ha afirmado durante la jornada inaugural.

El debate por la suficiencia financiera se anticipa complejo en el seno del partido, donde los dirigentes autonómicos plantean posiciones distintas, a menudo enfrentadas. Rodríguez apuntaba que “el consenso no se puede reclamar solo al Gobierno, sino también a cada autonomía”, pero afirmaba, a la par, que la diversidad es una esencia del partido. “El PSOE guarda la diversidad de nuestro país, pero sabe que en asuntos importantes hemos de llegar a acuerdos”, ha sostenido, y ha afirmado que tienen “el objetivo claro de recuperación y modernización de España atendiendo la diversidad”.

Mientras que el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que será presidente del Consejo de Política Federal, considera un avance que un representante de una de las autonomías a la cola de la financiación dirija este organismo, el presidente castellanomanchego enfriaba los ánimos. Espadas ha indicado que su nombramiento es “una garantía de reequilibrio territorial, de cohesión social”, en declaraciones recogidas por Europa Press, mientras que Emiliano García Page cree que es complicado que todos los presidentes socialistas puedan mantener una misma postura en el debate sobre la financiación autonómica puesto que no se trata de un asunto “ideológico” sino “territorial”.

Puig, por su parte, insistía en el discurso que ha mantenido los últimos meses: “Tenemos que construir puentes sin confrontación, buscar el interés general y sobre todo la bandera de este partido: la igualdad”. También entre los derechos de los ciudadanos, sin importar su territorio. El debate en el congreso de la paz se prevé intenso.

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