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Seis meses de cárcel para el acosador de una de las “fiscales feminazis” que lo acusó de maltrato: “Voy contra vosotras”

César A. N., en el banquillo de los acusados.

Lucas Marco

València —
3 de junio de 2024 21:58 h

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César A. N. aceptó este lunes una pena de seis meses de prisión, el pago de una multa y 6.000 euros de responsabilidad civil por los delitos de odio y acoso. “No me queda otra”, dijo ante el tribunal de la sección quinta de la Audiencia Provincial de València. La magistrada que presidía el tribunal le instó a quitarse la boina que lucía en la cabeza una vez que el acusado estaba sentado en el banquillo de los acusados. El hombre tiene antecedentes penales cancelados por un delito de violencia de género. Desde hace casi una década se ha dedicado a acosar con cuentas anónimas de Twitter (actualmente X) a la fiscal que lo acusó y que consiguió una sentencia condenatoria, ya ejecutada y cumplida. Aunque su principal objetivo fue Susana Gisbert, otra fiscal especializada en violencia de género, a la que llegó a acosar en actos públicos.

La cuenta que creó en la red social, con una foto manipulada de Gisbert, tenía el “exclusivo propósito de insultar, menospreciar y vejar” a la representante del Ministerio Público “por el solo hecho de declararse feminista y dedicar sus publicaciones a reivindicar los derechos de las mujeres y la lucha contra la violencia de género”, según indica el escrito de acusación.

César A. N. “emitía constantemente mensajes ofensivos” contra Susana Gisbert y “contra las víctimas de violencia de género”. Además, la siguió en actos y conferencias públicos con el objetivo de “perturbar la vida de la fiscal”, agrega el Ministerio Público. En uno de los actos, celebrado en el Ayuntamiento de El Puig, tuvo que intervenir la Policía Local para desalojar al acosador.

El condenado también se convirtió en un habitual de la entrada de la Ciudad de la Justicia de València, donde trataba “de aparecer en todas las retransmisiones en directo” de los medios de comunicación con un cartel con la leyenda “Stop feminazis”, lema por excelencia de la galaxia misógina en la red. El hombre se jactaba de reventar actos a los que asistía la fiscal en su condición de escritora.

Su actitud causó un “grave desasosiego” en la representante del Ministerio Público, que tuvo que cambiar sus rutinas y “adoptar medidas de vigilancia cada vez que asistía a un acto público, tanto en su faceta de fiscal como escritora”. 

El hombre se inventó en su cuenta de la red social una falsa “red de funcionarios corruptos” que, supuestamente, dependía de una “organización criminal dentro de altas esferas del Estado” que se dedicaría a “fomentar y ocultar” denuncias falsas de violencia de género. “Mi caso es prueba de ello”, afirmaba en los mensajes reproducidos en el escrito del Ministerio Público.

De la otra fiscal que lo acusó, dijo que había suplantado su número de móvil para inventarse un delito de amenazas contra su exmujer. Incluyendo su nombre completo, afirmó que era una “corrupta feminazi”. “Ahora voy con todo a por vosotras fiscales feminazis”, escribió en su cuenta de Twitter.

La defensa de César A. N. alcanzó un pacto de conformidad con la Fiscalía, que solicitaba inicialmente una pena de cuatro años y medio de prisión por delitos de odio, acoso, amenazas y calumnias e injurias con publicidad dirigidas a funcionarios públicos. 

Finalmente, el acusado aceptó una pena, por los delitos de odio y de acoso, de seis meses de prisión y la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros del lugar de trabajo, el domicilio y los lugares especialmente frecuentados por las fiscales, además de la prohibición de comunicarse con ellas durante un periodo de tres años. La suspensión de la pena quedó condicionada a que no cometa delitos durante un periodo de dos años.

Justicia contra el “acoso y el odio”

La fiscal Susana Gisbert, tras la breve vista, afirmó que se trata de una “conformidad satisfactoria”. “No buscaba”, agregó, “ningún tipo de venganza, buscaba la justicia” contra el “acoso y el odio por ser una mujer que lucha contra la violencia de género”. “Creo que en este caso mi error fue no denunciar desde el principio y, sin duda, no volveré a hacerlo”, concluyó Gisbert.

Por su parte, el fiscal Héctor Melero, que ejerció la acusación pública, explicó tras la celebración de la vista que “cada persona puede tener la opinión que tenga sobre ciertas materias”, aunque “no se puede humillar y menospreciar y, menos, por razones como la violencia machista”.

En la entrada de la Ciudad de la Justicia de València, tras las declaraciones ante los medios de comunicación, un individuo que acompañaba al condenado grabó con su teléfono móvil al representante del Ministerio Público y trató de preguntarle si era amigo de Susana Gisbert. Cuando el fiscal le preguntó de qué periódico o televisión era, el hombre dijo que era de un “medio independiente” y enseñó una camiseta de una supuesta asociación a modo de acreditación. “Disculpe pero estaba dando declaraciones a los medios de comunicación y usted no es un medio de comunicación, no le voy a contestar”, le espetó Héctor Melero.

Para rematar la escena, César A. N. se acercó para tratar de dar la mano al representante del Ministerio Público. “Bueno, señor fiscal: soy César y no tengo nada en contra de usted”, le dijo. Melero ni se inmutó.

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