La salud mental tras la DANA: “Las etapas del duelo no son universales. Cada persona tiene una experiencia”
Durante los días de la emergencia de la DANA, centenares de historias y publicaciones de especialistas en salud mental irrumpían en las redes para atender de forma altruista a las personas de las zonas afectadas. Algunos de estos voluntarios, por la “lentitud de los organismos públicos” quisieron crear una iniciativa en la que recogían datos de las personas solicitantes y de los propios psicólogos.
Así es como lo cuentan desde AyuDana. La página web se creó en un día y a las 24 horas ya había más de mil voluntarios inscritos. Ahora, aseguran que ya cuentan con más de 5.000 expertos y 200 pacientes. Detrás del proyecto, detallan que existe un equipo de nueve psicólogas que categorizan a los especialistas que se inscriben y les asignan un afectado. Todos ellos poseen un número de colegiado para verificar su capacitación. Tras la vinculación entre las dos partes, las terapias ya se convierten en una cuestión independiente de los creadores, quienes solo ofrecen la plataforma.
Acciones desde entidades públicas
Desde el pasado 5 de noviembre, el Colegio Oficial de Psicología de la Comunitat Valenciana (COPCV) habilitó dos líneas telefónicas para atender tanto a la población en general (960 450 230) como a los profesionales sanitarios, cuerpos de seguridad y otros intervinientes (960 450 231). Asimismo, la entidad abrió un formulario, ya cerrado, en el que se han contabilizado más de medio millar de personas competentes.
El COPCV ha puesto en marcha la Plataforma Dana en Acción Directa, integrada por los Grupos de Intervención Psicología de Emergencias y Catástrofes (GIPEC), Psicoemergencias y Psicólogos y Psicólogas Sin Fronteras (PsF). Todos ellos se “han puesto a disposición de la Generalitat Valenciana ofreciendo asesoramiento técnico y la disponibilidad de activar a los colegiados y colegiadas, así como de las tres diputaciones, la Federación de Municipios y Provincias de Valencia y todos los ayuntamientos de la zona”. Tras la aprobación de alguno de ellos, ya se está trabajando de forma coordinada con algunas concejalías.
Ofelia Almeida, portavoz de Psicólogos y Psicólogas Sin Fronteras (PsF), explica que actualmente diez personas del equipo asisten de forma presencial en los municipios afectados, y otras 25 lo hacen por vía telefónica. “La atención psicológica en emergencias pretende apoyar las emociones de las personas afectadas y activar los propios recursos de afrontamientos individuales y comunitarios. De esta manera, podemos prevenir la cronificación de trastornos de salud mental y detectar casos críticos. Durante la intervención, se manejan técnicas de expresión emocional, respiración profunda, relajación muscular progresiva, visualización positiva y acompañamiento y validación emocional para facilitar la reconexión social”, destaca.
En línea similar, Almeida subraya que los casos que más han asistido desde la situación de emergencia son personas adultas con cuadros ansiosos y añade que cuando existe riesgo de suicidio, se debe mantener “una coordinación y seguimiento estrecho” con todos los actores con los que están colaborando en el municipio: “De ahí la importancia de estructurar nuestro trabajo desde una perspectiva comunitaria”.
Desde el pasado 6 de noviembre, la Generalitat activó la Unidad de Asistencia Psicológica, un recurso situado en Feria Valencia con más de 30 psicólogos y psiquiatras, 10 consultas y 2 ambulancias medicalizadas para atender a las familias con víctimas fallecidas por las inundaciones.
Efectos psicológicos tras una tragedia
El duelo no es una emoción común. Cada individuo experimenta emociones de forma distinta, que pueden manifestarse o no, “y que no tienen una duración definida”. Dany Blázquez, especialista en duelo, expresa que el shock o la negación en momentos iniciales tras una tragedia; el dolor y la tristeza mezclados con ira y frustración o el proceso de aceptación son algunas de las sensaciones que pueden llegar a darse en estos supuestos.
“A corto plazo, lo más previsible es que se experimente una sensación de inseguridad e incertidumbre muy grande, que pueden derivar en malestares como ansiedad, pánico, miedo a la muerte, estrés, etc. Hay un sentido de falta de control que no resulta nada agradable a nivel emocional. A largo plazo, es posible, aunque no necesariamente probable, desarrollar estrés postraumático; una ansiedad más generalizada; sentimientos de culpa e indefensión; conductas de evitación o incluso depresión. Pero todo esto solo se experimentará en circunstancias muy concretas y por distintos factores. No es un camino único en el desarrollo psicológico de las víctimas”, puntualiza Blázquez.
La terapia en este tipo de escenarios, tal y como describe el experto, debe estar encaminada a los “primeros auxilios psicológicos”. Es un tipo de intervención distinta a las terapias convencionales de una clínica. “Estas están destinadas a bajar la activación emocional, o regularla, y contener cuando sea necesario. La terapia, si es necesaria, aparece después, cuando se cubren las necesidades básicas de las personas, y cuando empiezan a surgir problemas emocionales de otro tipo, diferentes a las primeras reacciones psicológicas”, concreta.
La población colindante no está exenta de sufrir malestar. Siente que podría llegar a hacer algo, empatiza con las víctimas, e incluso llega a sentir culpa por tenerlo cerca y no haber llegado. En palabras de Blázquez, el impacto emocional tiene casi la misma finalidad adaptativa que para los afectados, “porque te permite comprender la magnitud de lo ocurrido”: “Es natural sentirnos así porque estamos presenciando un duelo nacional en tiempo real. El duelo implica una necesidad de ajustar nuestras expectativas frente a la pérdida, y en este caso, ese reajuste es colectivo, porque nadie estaba preparado para procesar una tragedia de esta envergadura”.
Asimismo, los equipos de emergencias pueden experimentar “fatiga por compasión” tras el estrés de las labores de rescate y asistencia: “Por ello, efectivos de seguridad y los profesionales de los medios deberían poner en marcha acciones como rotaciones en las jornadas laborales o establecer tiempos claros de descanso para reducir el impacto y posibles cuadros ansiosos”, subraya Almeida de PsF.
Gestión del bienestar infantil
La organización Save the Children ha publicado una guía psicoeducativa para que los adultos con niños a cargo que se encuentran en una de las poblaciones afectadas sepan cómo gestionar sus emociones y mantener su bienestar.
La publicación destaca que escuchar activamente, validar sus sentimientos o crear un espacio seguro son actitudes primordiales para el desarrollo adecuado de los menores.
“La tranquilidad de los adultos va a ayudar a los niños a sentirse seguros. Las muestras de cariño, la aproximación física o actividades conjuntas son esenciales en momentos como estos”, manifiesta Sara Navarrete, directora del Centro de Psicología Clínica de Valencia y Barcelona.
Asimismo, Navarrete insiste en que pueden empezar a sentirse mejor en unas semanas, pero deben procesar el daño: “Todo depende de la edad, gravedad o situación traumática que han padecido”.
Cambios en el comportamiento; dificultades a la hora de dormir, como el insomnio; dolores de cabeza; o resistencia a querer conversar son algunos de los traumas que pueden padecer los menores tras estas situaciones de incertidumbre. La directora del centro recalca que si se dan estas situaciones hay que recurrir a un experto para superar estos efectos.
Del mismo modo, en PSF aseguran que es necesario “regular emociones y crear un entorno seguro y de confianza para que los niños y niñas puedan expresar sus emociones”. Una de las formas más efectivas sería a través del juego y el uso de materiales didácticos. Desde la organización, cuentan con profesionales en emergencias y psicología infanto-juvenil con una amplia experiencia en este tipo de sucesos.
Saturación informativa
El scroll constante en redes o medios supone un perjuicio más en el desgaste emocional de una persona. Muchos de los usuarios piensan que las noticias son deprimentes, lo que les causa una sensación de angustia. Así es como lo muestra el Informe Reuters 2024, en el que el 39% de los encuestados prefiere evitar las noticias con asiduidad, lo que supone un incremento del 29% respecto a 2017.
La cobertura constante de escenarios bélicos, crisis políticas o desastres naturales supuso un “agotamiento” entre el 39% de los participantes, un 28% más que en 2019. España es uno de los países “más afectados” en esta cuestión, según el estudio. Además, las mujeres (43%) tienen más riesgo de sufrir fatiga que los hombres (34%).
Desde Psicólogos y Psicólogas sin Fronteras recomiendan que la desconexión digital e informativa “es vital para mantener el bienestar individual y evitar la ansiedad colectiva”. A ello, añaden que en un escenario como el actual es “normal buscar información de manera constante y fiable”.
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