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¿Te va lo picante? Aprende a plantar tus propias guindillas y chiles en maceta

Guindillas de jardín

Eva San Martín

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Lo mejor de las guindillas es que con poco llegamos muy lejos: tanto en la cocina, como en la maceta. Aunque solo tengamos una esquina soleada en la terraza, una o dos plantas de guindilla o chile pueden crecer felices en maceta, y animar nuestros platos durante todo el año. Incluso dentro de casa, en el salón. Eso sin contar con el valor ornamental de la planta de guindilla: ¡pocas cosas nos dan tanto por menos!

Guindillas en maceta: la regla más picante

La guindilla, chile o jalapeño es una planta precoz y lenta al mismo tiempo. Precoz, porque conviene sembrarla (la semilla) pronto, en febrero, marzo o inicios de abril. Y lenta, porque la planta de guindilla o de chile se lo toma con calma: crece despacio, en especial, las variedades más picantes.

Y si nos gusta que pique, no podemos olvidar esta regla: cuanto más animada (y caliente) sea la guindilla, más dependiente es de la temperatura. Y esto afecta al tiempo que le lleva germinar (desde semilla) y también crecer en la maceta. 

Ya lo sabemos: si nos va el picante, dejemos espacio para ellas ahora en la ventana del salón más soleada. Si nos retrasamos, y se nos pasa abril, podemos lograr una bonita planta de jalapeño, llena de pequeños frutos; pero que madurarán bajo el sol de otoño (más débil), en lugar de hacerlo bajo el sol de verano.

Lo que afectará tanto a su sabor como al nivel de picante de nuestras guindillas. Pero que no cunda el pánico: a partir de marzo y hasta mayo, aún tenemos opciones. La mejor: comprar uno o dos plantones de guindilla (pequeña planta) en un vivero de confianza.

Jalapeño, chile o guindilla. ¿Qué planto en casa?

Tenemos donde elegir. El mercado de las guindillas para plantar en casa ha explotado en los últimos años; algo que nos hace muy felices a quienes realmente nos declaramos amantes del picante. Y existen cinco grandes grupos entre los que escoger:

  • Capsicum annuum, que incluye la cayena y guindillas, como la alegría riojana
  • C. frutescens, con plantas como el tabasco
  • C. chinense, que incluye el habanero
  • C. pubescens, con los chiles rocoto
  • C. baccatum, que incluye las conocidas guindillas ají

 Nos hagan llorar o sean más benévolas, todas prometen una explosión de sabor, dulce o amarga, capaz de animar nuestros platos todo el año.

El truco del pincel: jalapeños felices en el salón

Para crecer, todo lo que necesitan las guindillas es calor, sol, una ventana o un alféizar interior soleado, una maceta pequeña y un buen sustrato o tierra de cultivo orgánico que drene muy bien. Si tenemos dudas, podemos añadir un poco de vermiculita. 

¿Que no tenemos terraza? No hay problema. Las guindillas, chiles, habaneros y jalapeños resultan plantas de interior estupendas, y todas ellas crecen felices en una maceta pequeña en el salón, siempre que tengamos sol. Y, puesto que el tamaño de la planta de guindilla depende del tamaño de sus raíces (bajo tierra), colocarla en una maceta más pequeña la hará más manejable.

Eso sí: si nuestra guindilla va a crecer dentro de casa, en el salón, hay que ayudarla con la polinización (fecundación); una tarea de la que ahí afuera se encargan los insectos. No es difícil: solo necesitamos acariciar el interior de cada flor de guindilla con un pincel suave. ¡Un truco que permite a cualquiera comer sus propios jalapeños plantados en el salón!

Otro truco casero para que crezcan las guindillas: usa el radiador

Ya lo hemos dicho: a las guindillas les va el calor. Para que germinen desde semilla, necesitan una temperatura mínima de entre 20 y 30ºC; algo que en esta época del año solo podemos garantizar dentro de casa. Y, mejor aún, con calor que les llegue desde debajo; es decir, con un germinador eléctrico, un invento que se parece a un pequeño invernadero con el suelo radiante.

Pero no todos tenemos un aparato de este tipo en casa, y su precio ronda los 100 euros. Hay solución, y un truco casero: colocar la bandeja con semillas de guindilla sobre un radiador mientras que germinen, es decir, hasta que aparezca la pequeña planta. 

Una vez que veamos sus primeras dos hojas, hay que moverla al sol, a la ventana interior, para que siga creciendo feliz. Y para hacernos un pequeño invernadero casero, basta con cubrir la maceta con una bolsa de plástico transparente, que mantenga la tierra caliente. 

Chiles, guindillas y jalapeños son plantas hambrientas, que necesitan que las cambiemos de maceta de forma regular para seguir creciendo. La señal es ver asomar sus raíces blancas por debajo.

Eso, y colocarlas en un rincón protegido y soleado en la terraza, hasta que maduren en verano, y podamos empezar a comérnoslas. Y si salen muchas (que, con un poco de suerte, lo harán), podemos convertir las guindillas en aceites picantes que se conservan de maravilla todo el año.

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