Bisfenol A en el papel de los recibos de la compra: ¿motivos para preocuparse?
Violeta, socia y lectora de eldiario.es, nos escribe el siguiente texto: “Buenos días, se ha hablado mucho sobre el BPA en los plásticos utilizados en contenedores alimentarios por su asociación con el cáncer, pero no se suele mencionar que la gran mayoría del papel que se utiliza como resguardo de la compra contiene BPA. Empresas como Decathlon dicen no utilizarlo desde hace años en sus tíquets. Y ONGs como Greenpeace recomendaban a las cajeras utilizar guantes de látex para evitar tocar los tíquets. ¿Podríais informarnos sobre esto?”
El bisfenol A o BPA es un conocido disruptor endocrino presente en muchos materiales plásticos y que está bajo la lupa de las autoridades sanitarias europeas. En el artículo Disruptores endocrinos en alimentos, ¿podemos evitarlos? Explicábamos cómo esta sustancia y otras similares pueden alcanzar nuestra comida y a través de ella, nuestra sangre, donde actuarán como alteradores de nuestro sistema hormonal. Se relaciona a los disruptores endocrinos con enfermedades como la diabetes, la obesidad o incluso con procesos tumorales como el de mamá, de ovarios o de testículo.
En el artículo ¿Es el bisfenol A tan fiero como lo pintan? explicábamos también cómo ciertamente esta sustancia puede actuar en nuestra sangre como una falsa hormona, y por tanto alterar nuestros procesos fisiológicos, pero explicábamos que las autoridades europeas la tienen bajo control y solo permiten utilizar plásticos que lo contengan bajo condiciones muy específicas.
Esto es, está prohibido para biberones, táperes que se vayan a calentar en el microondas y otros plásticos alimentarios, y solo se permite en aquellos que no se sometan a procesos de calor. Además, aclarábamos que la migración del BPA al agua de las botellas, por ejemplo, es muy minoritaria en condiciones normales Finalmente damos en el artículo consejos para evitar dichas migraciones.
Presente en los tíquets de la compra
Ahora Violeta nos comenta que, ciertamente, el BPA también está presente en el papel térmico que se utiliza para imprimir los recibos de la compra, por lo que podría pasar a través de la piel de nuestros dedos al plasma sanguíneo, o bien si después de tocar un recibo nos llevamos las manos a boca, lo cual es plausible que suceda en un establecimiento de comida rápida, por ejemplo, donde pagamos, cogemos el recibo y luego nos comemos la hamburguesa.
Es cierto que desde 2013 el ayuntamiento de París estudió prohibir los recibos con papel térmico que presentara BPA a raíz de los resultados de la investigación realizada por la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medio Ambiente y el Trabajo (ANSES), que determinó que el BPA de los tíquets podía constituir un riesgo para los trabajadores que los manipulares.
Un estudio alarmante
Pero la alarma a este respecto saltó en octubre de 2014 tras la publicación de un estudio en la revista científica Plos One en el que se advertía de que el uso de cremas cosméticas con elementos pensados para mejorar la penetración de sustancias en la dermis, o bien el empleo de líquidos antimicrobianos, podían facilitar significativamente la liberación del BPA del recibo y hacerlo penetrar en la sangre vía dérmica o por vía oral.
El ejemplo ideal que se cita en la publicación es el de alguien que se limpia las manos con líquido desinfectante, después pide una hamburguesa con patatas, recoge el tíquet y lo sostiene durante al menos cuatro minutos entre los dedos, y luego se come las patatas y la hamburguesa sin lavarse las manos con agua. El estudio recibió duras críticas y obligó incluso a las autoridades estadounidenses en materia química a declarar que el mismo era de escasa relevancia para los consumidores.
El motivo es que en primer lugar la situación ideal en que se llevó el estudio no es la más usual entre los consumidores; al menos estadísticamente estamos lejos de usar todos antimicrobianos, así como de sostener durante al menos cuatro minutos el tíquet en la mano. No obstante lo que determina su escasa relevancia es que los aumentos de BPA plasmático y en orina registrados por el estudio estaban muy por debajo de las tasas de esta sustancia en sangre toleradas tanto en Europa como en Estados Unidos. Es decir que el incremento, aunque significativo, no era preocupante.
¿Y en el ambiente laboral?
No obstante, ya hay empresas que diseñan papel térmico sin BPA, si bien no hay seguridad absoluta en su inocuidad, no hemos encontrado en ningún sitio la noticia de que ninguna empresa en específico, tampoco Decathlon, haya dejado de usar este material. Tampoco hemos hallado la recomendación de Greenpeace de usar guantes de látex si estamos al frente de una caja registradora.
Pero en principio no debería existir peligro, incluso en el caso de usar cremas cosméticas, ya que se sabe que el cuerpo es capaz de metabolizar del BPA en pequeñas dosis sin que suponga alteraciones hormonales, y solo es peligroso cuando se producen picos altos de esta sustancia en sangre. Las aportaciones de BPA tocando papel térmico no suponen, como se ha explicado, subidas relevantes de sus niveles plasmáticos.