Diez cualidades de un puñado de cerezas que mejorarán tu salud
Hace apenas un par de semanas que las fresas han dejado paso a las cerezas en las fruterías y verdulerías del país, coincidiendo con el pico de la recolección esta característica fruta del inicio del verano o, más bien, de la primavera tardía. España es un país productor neto de cerezas, que exporta a Alemania y el Reino Unido principalmente. Según el Ministerio de Agricultura, en 2017 se recogieron en más de 110.000 toneladas de cerezas, y en 2016 se consumieron casi 50.000 toneladas en territorio nacional.
El año pasado te enseñamos a distinguir sus variedades en Cerezas, picotas y guindas, ¿en qué se diferencian?, y ahora queremos hablarte de sus virtudes nutricionales, que son muy variadas y algunas de ellas sorprendentes. La cereza puede madurar en el árbol durante todo el verano y se puede consumir desde finales de abril hasta finales de agosto, sin embargo, es una fruta no climatérica, por lo que hay que recogerla madura y distribuirla con rapidez si se quiere evitar que pierda las cualidades que a continuación te explicaremos.
Cerezas: diez virtudes para la salud
Ricas en antocianinas: las antocianinas son los compuestos que le dan el color rojo oscuro característico a los frutos y vegetales, desde las ciruelas a los arándanos, las fresas, la uva, etc. Son compuestos con grandes cualidades antioxidantes y antiinflamatorias, por lo que su valor de prevención ante las enfermedades cardiovasculares es muy elevado. Una revisión de 2011 de la Universidad de Tucson Arizona estableció una fuerte correlación entre el consumo de cerezas y la prevención cardiovascular en personas mayores de 40 años.
Indicadas para diabéticos: las cerezas presentan ocho gramos de azúcares por cada 100 gramos, lo que es equivalente a dos terrones. No obstante poseen casi 2 gramos de fibra alimentaria, lo que hace que su carga glucémica se limite a 22, inferior a otras frutas y desde luego a los productos procesados.
Ricas en betacarotenos: otro antioxidante importante, y precursor de la vitamina A o retinol, son los betacarotenos, de los que las cerezas poseen 32 µgramos por cada 100 gramos.
Con bajo poder calórico: debido a su bajo contenido en azúcares y a la presencia de fibra alimentaria, pero también a su insignificante contenido en grasas, las cerezas aportan a tu dieta apenas 48 Kcal por 100 gramos, menos incluso que una manzana o una pera, con un sabor dulce más pronunciado.
Ricas en vitamina C: presentan 15 miligramos de ácido ascórbico o vitamina C, lo que les confiere un importante poder preventivo y antioxidante.
Presentan ácido fólico: un puñado (100 gramos) de cerezas aporta 52 µgramos de ácido fólico, una de las vitaminas más importantes del grupo B, que destaca por sus propiedades antioxidantes y que es fundamental para la síntesis de la hemoglobina. Además, la carencia de ácido fólico es uno de los principales riesgos durante el embarazo por su importancia en el desarrollo del sistema nervioso y cognitivo del feto, por lo que las cerezas pueden formar parte de la suplementación preventiva.
Previenen contra la gota: un estudio transversal realizado por la Universidad de Boston en 2012 destacaba que aquellos varones propensos a la gota que consumían con frecuencia cerezas, tenían menos incidencia en los ataques a igual cantidad de ingesta de proteínas y otros productos nitrogenados característicos que provocan esta enfermedad. Las conclusiones fueron que entre las causas se encontraban significativamente las sustancias antiinflamatorias como las citadas antocianinas y otros compuestos complejos.
Son diuréticas: especialmente el rabo de la cereza es muy apreciado como infusión natural contra los cálculos renales, la hipertensión o la retención de líquidos.
Ayudan a conciliar el sueño: poseen cantidades significativas de melatonina natural, una hormona relacionada con la entrada en el ciclo del sueño. Un estudio de la Universidad de Extremadura apreció beneficios en el sueño en un grupo de personas tras la ingesta de cerezas. También la Universidad de Agricultura China, en Pekín, ha estudiado la concentración de melatonina de las cerezas, así como sus fluctuaciones a lo largo del día. Sus autores sostienen que la melatonina en las frutas como la cereza tendría una función protectora del del estrés oxidativo. Cabe recordar que hay dudas sobre la eficacia de los suplementos de melatonina no ingerida de forma natural.
Son una fuente antiestrés natural: las cerezas también contienen significativas cantidades de triptófano (ocho miligramos), un aminoácido precursor de la serotonina, un potente neurotransmisor implicado en la mejora del estado de ánimo y los procesos de euforia y felicidad.