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La línea divisoria del voto útil
En las elecciones municipales y en la mayoría de las elecciones autonómicas la línea divisoria del voto útil es la barrera electoral del 5%. El número de escaños en los municipios en cuanto tienen más de 250 habitantes (7) y, sobre todo, más de mil (9), es lo suficientemente amplio para que con pasar la barrera del 5% del voto válidamente emitido se traduzca en escaño. Lo mismo ocurre en los Parlamentos de las comunidades autónomas con el número de escaños de las provincias.
Aunque pienso que esta introducción no es necesaria para buena parte, la mayoría tal vez, de los lectores de elDiario.es, la he incluido porque quiero con ella llamar la atención sobre el uso que está haciendo del concepto de voto útil el PP en estos últimos días de la campaña electoral.
En los mítines de este fin de semana tanto Alberto Núñez Feijóo en Valencia como José María Aznar en Alcobendas acompañando a la presienta Isabel Día Ayuso han llamado a la concentración del voto de derecha en el PP con el argumento de que, no hacerlo así supone el riesgo de que el voto a Vox se acabe convirtiendo en un voto no útil, que no cuenta porque no se traduce en escaño.
Y eso, sencillamente, no es verdad. El voto de Vox no corre ningún riesgo en convertirse en voto inútil. Lo que pretende el PP con la llamada a la concentración del voto de derecha en sus siglas haciendo uso del argumento del voto útil, es no tener que contar con Vox para formar gobierno. La derecha no va a perder ni un solo escaño con el voto a Vox. El PP sí puede perder la posibilidad de formar gobierno en solitario, si Vox consigue representación en los Ayuntamientos y Parlamentos autonómicos.
Quedar por delante del PSOE y no tener que contar con Vox para formar gobierno es lo que pretende el PP con la llamada al voto útil. El voto a Vox no se pierde para la derecha. Se pierde para el PP. Tiene toda la lógica dicha llamada y nada se le puede reprochar al PP por hacerlo. Pero es conveniente que los términos se utilicen con la precisión exigible.
En todo caso, la llamada al voto útil por parte del PP no está pensada para las elecciones del 28M, sino para las elecciones generales de diciembre. La barrera electoral del 3% en dichas elecciones no es línea divisoria del voto útil. Con el 3% únicamente se consigue escaño en Madrid y Barcelona. En todas las demás provincias hace falta bastante más del 3% para obtener escaño. En más de treinta circunscripciones electorales la división del voto se traduce en una pérdida considerable de escaños, que dificulta, cuando no imposibilita, conseguir mayoría parlamentaria para la investidura.
Esto es lo que tiene en la cabeza el PP. Tiene mucho interés en no tener que depender de Vox para formar gobiernos municipales y autonómicos, aunque sabe que los formará con ellos si es necesario.
Pero le interesa, sobre todo, no tener que competir con Vox en las elecciones generales, en las que la división del voto entre PP y Vox puede tener consecuencias fatales para su pretensión de alcanzar el Gobierno de la Nación. El argumento del voto útil se ha puesto en circulación con la finalidad de que vaya calando para las elecciones generales.
Por eso, entre otras cosas, el PP está planteando estas elecciones municipales y autonómicas como si fueran una primera vuelta de las elecciones generales y, por eso, también el mensaje de Isabel Díaz Ayuso es el que es y José María Aznar ha venido a darle la bendición.
A los votantes nacionalistas catalanes y vascos no hay que decirles nada porque saben muy bien de qué va la cosa. No estoy tan seguro de que lo sepan los votantes de izquierda, que deberían prestarle suma atención a la estrategia que está poniendo en circulación el PP.
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