Cinco obras que Joan Didion metió en el congelador junto a su Coca-Cola
Joan Didion tuvo muchas vidas, y por suerte todas y cada una de ellas las dejó por escrito. Desde una infancia nómada que consistió en seguir a un padre alistado en el Ejército del Aire, hasta su desarrollo como cronista, reportera de guerra o editora de moda.
También se la conocía por sus dotes de anfitriona, que desplegó con las personalidades más sonadas de Los Angeles, cineastas, escritores y estrellas de rock, a quienes invitaba a copiosas comidas. En cambio, ella se alimentaba prácticamente de un puñado de almendras y litros de Coca-Cola. Volvía de dejar a su hija Quintana en el colegio, se abría una lata y se ponía a trabajar.
Esto lo confesó más tarde, después de dos largos duelos –uno por su marido, fallecido en la Nochebuena de 2003, y otro por su hija, en 2005– y una vez se sintió preparada para volver a hablar de sí misma fuera de la literatura. Contó también que, junto al arsenal de Coca-Cola que tenía siempre en la nevera, descansaban por temporadas los manuscritos en los que estuviese trabajando. Si estaba poco inspirada, congelaba sus ideas de forma literal: envolvía las hojas de papel en una bolsa y las guardaba en el frigorífico.
Así consiguió acabar algunos de sus mejores libros, que hoy quedan como legado de una escritora indispensable. Fue exponente del 'nuevo periodismo' estadounidense, característico por su estética, por su esmerada investigación y por la implicación personal del reportero. Didion logró destacar en esto último como ninguno de sus colegas de movimiento.
La vida cambia rápido. Cambia en un instante. Un día te sientas a cenar y la vida que conocías ha desaparecido.
Desde su debut como ensayista, con Arrastrarse hacia Belén en 1968, empezó a crear imágenes sociales mediante un estilo muy confesional. Una proeza que culminó en 2005 con su mejor libro, El año del pensamiento mágico. También fue guionista de cine, entrevistadora, opinadora y cronista política. Estas son solo cinco obras de ensayo y novela –disponibles en español– para acercarse a Joan Didion, a fallecida a los 87 años y a quien ninguna lista le hace justicia.
Los que sueñan el sueño dorado (2003)
Es la mejor opción para acercarse a la escritura de la Didion periodista. Los que sueñan el sueño dorado es una antología llevada a cabo especialmente para Penguin España por el mítico editor Claudio López Lamadrid. Gracias a este tomo se pueden leer piezas originales de Arrastrarse hacia Belén, El álbum blanco, Después de Henry, Salvador y Miami, que todavía no están disponibles al completo en español.
Incluye el reportaje del asesinato de un hombre rico por parte de su esposa, la antigua reina de la belleza de Orange County; una crítica a la industria cinematográfica tras la caída de los grandes estudios; historias con John Wayne; o una disección de la comuna hippie de Haigh-Ashbury, que definió como “el intento desesperado, por parte de un puñado de muchachos patéticamente desprovistos de recursos, de crear una comunidad en medio de un vacío social”.
Según venga el juego (1970)
Didion se dio más al ensayo que a la ficción, pero aún así sus cinco décadas de trabajo dieron luz a varias novelas. Según venga el juego fue la segunda, que publicó después de su debut con El río en la noche (1963). Esta no le procuró mucho éxito pero sí que estrechó su relación con el que después sería su marido, John Gregory Dunne.
En cambio, con el segundo libro se introdujo entre las 100 mejores novelas de los últimos 80 años de la revista Time. En ella, Didion relata la vida de las mujeres en Hollywood, a la cual asistió en segunda persona gracias a su trabajo y a sus amistades. A su protagonista Mariah, joven actriz, le pesa la sombra de su marido, un conocido director, de forma parecida a la que a Didion le llegó a pesar la del suyo. En el caso de la novela, además, la sociedad impide a Mariah decidir sobre su carrera, su maternidad o su salud mental. Un clásico moderno de las letras americanas.
Sur y Oeste (2017)
En el verano de 1970, Didion y Dunne emprendieron un roadtrip por Missisipi, Alabama y Louisana, encargado por la revista Life. La escritora pudo entrevistar a varias personalidades locales y preguntarles por temas de raza, clase y herencia. El resultado de aquellos garabatos tomados en un cuaderno es la parte Sur, un mosaico de voces que dieron cuenta de un país que se ahogaba en su propio pasado.
El Oeste se refiere a la California de 1976, fruto de unas notas que empezaron como un encargo de Rolling Stone para cubrir el juicio contra Patty Hearst y que nunca llegó a escribir. Son frases escritas a toda prisa, lo que muestra el talento de Didion para capturar la imagen, el ánimo y la política de un momento concreto.
El año del pensamiento mágico (2005)
El pensamiento mágico, como explican en este artículo, es una forma de razonar que atribuye un efecto a un hecho sin que la relación entre ambos tenga una base científicamente comprobable. Un ejemplo sería la persona que no se pone sombreros porque un día le ocurrió algo malo mientras llevaba uno. Así se titula la novela más perfecta y dolorosa de Joan Didion, escrita tras el fallecimiento súbito de su marido en 2005 por un ataque al corazón.
El pensamiento mágico de Didion consistió en negarse a tirar los zapatos de Dunne porque si lo hacía, él no volvería. Su duelo insufrible ha terminado convertido en una obra maestra del ensayo, escrita en 88 días sin descanso porque ponerse frente a la máquina era lo único que la mantenía con vida. Con ella ganó el Premio Nacional del Libro en la categoría de no ficción y fue adaptada para Broadway en 2007.
Noches azules (2011)
“Este libro se titula Noches azules porque en la época en que lo empecé a escribir sorprendí a mi mente volviéndose cada vez más hacia la enfermedad, hacia la muerte de las promesas, el acortamiento de los días, lo inevitable del apagamiento, la muerte de la luz”, escribe Joan Didion.
Dos veranos después de la muerte de su marido, falleció su única hija, Quintana Roo, a los 39 años. Fue en 2005, cuando acababa de terminar El año del pensamiento mágico. “Afrontó la muerte de la hija del mismo modo que en El año afronta la del marido. Conforman una serie”, explicaba su editor en España, López Lamadrid. Esta fue la última estocada que le dio la vida, en la que dejó de comer y de escribir, y de la que nunca llegó a recuperarse.
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