El apocalipsis va a llegar (a su pantalla más cercana)
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para guerrear contra el que montaba a caballo y contra su ejército.”, Apocalipsis 19:19. El fin del mundo como lo conocemos ha obsesionado a la civilización desde el inicio de los tiempos. La interrupción de todo lo que nos rodea de manera abrupta forma parte de lo religioso, lo literario y lo espiritual de tal manera que ha quedado integrado completamente en nuestra historia cultural común.
Pero hay señales que demuestran que nuestro goce algo perverso por esos finales anunciados está alcanzando el paroxismo. Nos inventamos maneras de acabar el mundo con mayor rapidez y en mayor cantidad ya sin cesar. Ya sea fruto de una imaginación malsana o el avistamiento de las consecuencias de nuestro uso del planeta, las narrativas apocalípticas están a la orden del día. Hay quien incluso le encuentra una lectura económica y política: tras cada ciclo económico que deriva en crisis financiera mundial, nuestro amor por lo apocalíptico renace con más fuerza.
2016 llega con tal cantidad de estrenos cinematográficos apocalípticos -entre dos y tres al mes, y eso únicamente teniendo en cuenta las películas con claro afán taquillero- que analizamos aquí algunas de las que vendrán y las características más relevantes del fenómeno.
Las películas apocalípticas con bicho
De todas las razones por las que puede implosionar el mundo como lo conocemos, una de las más recurrentes es la llegada de un ser -o grupo de seres- extraños y diferentes que nos lo quieren arrebatar todo y destruir a su paso lo que encuentren. Reconocido por la sociología contemporánea como una traslación del miedo a lo extranjero, no en vano, el género de las invasiones entró en auge durante la caza de brujas estadounidense y la Guerra Fría, las películas con extraterrestres o criaturas sobrenaturales regresan con fuerza.
A principios de año tendremos el retorno del éxito Independence Day con Independence Day, Resurgence en la que cierta tecnología extraterrestre sobrevivió de la acción anterior y, oh sorpresa, vuelve para vengarse. Se espera también con gran expectación el regreso de la saga de cazadores de fantasmas –no olvidemos que en Cazafantasmas II, Sigourney Weaver y su bebé son testigos de un particular intento apocalíptico que mezcla antiguas civilizaciones, parapsicología y fantasmas de la infancia-, esta vez con unas Cazafantasmas III plagadas de mujeres dispuestas a darlo todo.
En otro orden de cosas, Nacho Vigalondo presentará Colossal cuyo argumento deja poco lugar a dudas: Anne Hathaway posee unos poderes que la conectan a un ser monstruoso que está destrozando Japón.
Dile bicho, dile desastre medioambiental
Para que la trama avance, a veces el argumento puede ser un tanto difuso. He aquí la aparición de la categoría “vamos a morir todos sin que se sepa muy bien por qué”, que prima mucho entre los guionistas y productores, que lo que quieren es que haya sustos, explosiones espectaculares y tú tira millas que total nadie hace demasiadas preguntas.
Es el caso de La quinta ola, donde la ola no es exactamente la de un tsunami de Bayona sino una ola metafórica que alude a una repetida relación de desastres por venir, provocada, eso sí, por unos extraterrestres. Destrucción, infección, suplantación y aniquilación. En esta categoría nos encontramos también con la segunda entrega de World War Z, basada en la novela de Max Brooks, donde Brad Pitt, junto a la resistencia humana, debe luchar contra una pandemia zombi.
Pero la verdadera lectura con respecto a las películas de catástrofes apocalípticas se encuentra en el calado que alcanza la premisa de un desastre relacionado con el medioambiente. Si, como está ya demostrado, nos estamos cargando el planeta en una carrera desenfrenada, ¿cómo podría reaccionar la Tierra?
Una posibilidad aterradora a tener en cuenta es Geostorm 3D, que traerá a nuestro planeta controlado por satélites dispuestos a crear una tormenta de proporciones épicas. Y de paso con un complot para cargarse al presidente de Estados Unidos. Incluso una película de animación orientada al público infantil como Ice Age: el gran cataclismo se inicia con un desastre ecológico que obliga a los protagonistas a huir del planeta y buscar otros donde habitar.
Parece literatura y no lo es
Un más que plausible lugar en el que buscar inspiración es el ámbito literario donde, ya desde las propias religiones de libro, como el Corán o el Nuevo Testamento, han contado con escenas apocalípticas bellamente descritas.
Algo de esto recupera Inferno, la adaptación del best seller de Dan Brown, con Tom Hanks y Felicity Jones, donde se traslada al menos una parte de la cántica del Infierno de Dante con la aparición de un asesino obsesionado con la Divina Comedia y con la idea de controlar la superpoblación mundial mediante una plaga biológica.
Otra película que hará las delicias de los fans es el de las obras literarias de prestigio aderezadas con zombis a porrillo. ¿Que Jane Austen te resulta sosa? Prueba con Orgullo y prejuicio y zombies. Los protagonistas deben luchar, además de con el tedio de la campiña inglesa, la infestación de no muertos que aparecen a causa de la peste bubónica. La adaptación de Austen hecha por Seth Grahame-Smith, de enorme éxito comercial, llega este año adaptada a la gran pantalla.
La secuela como apocalipsis (para el espectador)
También conocido como el “¿era esto realmente necesario?”, que se pregunta el fan que debe ver cómo -en ocasiones verdaderos clásicos, en otras ocasiones películas bastante prescindibles- son pervertidas para cumplir el deseo de algún productor que quiso saber qué le pasaba, por ejemplo, a Bambi después de Bambi (una pista: Bambi II).
Es el caso de la temible secuela de Blade Runner, que aterrizará entre nosotros con Harrison Ford y Ryan Gosling, 33 años después para demostrarnos que hay cosas que no se perderán entre lágrimas en la lluvia si se empeñan algunos. O El bebé de Bridget Jones, tercera entrega de la saga de la soltera incapaz de hacerse cargo de sí misma que esta vez regresa para no hacerse cargo de una criatura, claro está. El apocalipsis era esto, y ahora ya lo sabemos todos.