Las mujeres de la gastronomía se levantan contra la invisibilidad

Contra su escasa representación en congresos, eventos, ferias, concursos y hasta en los medios de comunicación. Contra una “invisibilidad” que “oculta el talento” se han unido y levantado las gastrónomas españolas en el movimiento #MujeresGastronomía.

Su primera reunión de trabajo, que ha reunido a más de un centenar de cocineras, sumilleres, productoras, científicas, periodistas, empresarias y organizadoras de eventos y congresos, entre otros perfiles laborales, se ha celebrado en Valencia y ha concluido con las primeras medidas para avanzar en la visibilidad de su trabajo.

Entre esas medidas están la creación de la primera base de datos completa de las mujeres de la gastronomía, crear grupos de trabajo por especialidades profesionales y ámbitos territoriales, lanzar una imagen de marca para comunicar todos los eventos, noticias o investigaciones en los que participen, además de crear un espacio de 'networking' para impulsar nuestros proyectos.

Partiendo de datos recopilados en una tesis universitaria, como que de los 195 restaurantes con estrella Michelín de España en 2018 sólo el 10 % está regentado por mujeres o que los cocineros consiguen mayor reconocimiento del público y financiación para sus proyectos, aunque no se constatan diferencias de género en la alta cocina en cuanto a habilidades y competencias, las gastrónomas se han organizado para revertir la situación.

Una de las artífices de este encuentro reivindicativo, María José San Román -al frente del restaurante Monastrell, con una estrella Michelin en Alicante- denuncia que “la invisibilidad está arraigada y el talento invisible desincentiva a futuras generaciones. Es un problema mundial cuyo cambio podemos liderar desde España”.

Mientras que la conciliación es una de sus principales trabas, cuentan a su favor con la resiliencia y un estilo de liderazgo de equipos distinto al masculino, aunque, denuncia Román “hay sexismo, desigualdad e invisibilidad de las mujeres y empoderamiento evidente de los hombres”.

Por ello propuso reclamar “cuotas” en congresos, concursos, ferias y eventos gastronómicos, y pidió a los hombres del sector que se sumen a esta exigencia “por solidaridad o por reconocimiento de la desigualdad”.

Secuelas de la incorporación relativamente reciente de la mujer al mercado laboral, micromachismos, pocos currículos de mujeres para hacer prácticas o trabajar en restaurantes o la existencia no ya solo de un techo de cristal sino de uno de “cemento” autoimpuesto fueron algunos de los problemas que se abordaron en el encuentro Mujeres en la Gastronomía.

Incluso se habló de “la invisibilidad de la invisibilidad” ya que, como criticó la sumiller y responsable de eventos de Mugaritz, con dos estrellas Michelin en Guipúzcoa, Silvia García, a sus compañeros no les suele extrañar la nula o escasa presencia femenina en eventos gastronómicos.

Para lograr esa deseada visibilidad se ha propuesto fomentar el corporativismo y crear una red de apoyo entre sus integrantes que además ponga en valor trabajos aún más ignorados, como el de mariscadoras, conserveras y el del conjunto de mujeres con producciones tan pequeñas como valiosas.

Entre las conclusiones del encuentro también figura la necesidad de crear una red que ayude a las mujeres de la gastronomía a impulsar su marca personal, fomentar la participación en concursos y eventos e incentivar que las profesionales con mayor experiencia actúen como mentoras de los jóvenes talentos.

En colaboración con elBulli Foundation se impulsará una beca para estudiar la situación de la mujer en la gastronomía española y exponer su aportación al Producto Interior Bruto (PIB), y congresos como Madrid Fusión, San Sebastián Gastronomika y Hospitality Innovation Planet (HIP) se han ofrecido para acoger nuevos encuentros de Mujeres en la Gastronomía, que nace como “un movimiento ambicioso con vocación nacional e internacional”.

Pilar Salas