Christine and The Queens, icono de la pansexualidad y emblema de la mujer desafiante
Christine & The Queens
Christine & The Queens
ChrisBecause / Music As UsualPOP8/10Chris
Hace cuatro años, Chaleur Humaine se coló discretamente en las listas de ventas británicas según fue publicado. Unos meses más tarde, el disco de Christine and the Queens se había convertido en el debut más vendido del 2014 en las islas. Muchas cosas pasaron entre medias. Resumiendo en pocas palabras, el incuestionable éxito de Héloïse Letissier se produjo en el momento en que conectó tanto con los nostálgicos del pop superventas ochentero, como con un gran número de personas que encontraron en ella un icono de la pansexualidad y el género fluido.
Cuatro años después, convertida ya en estrella global, el lanzamiento del nuevo álbum de Christine and the Queens dista mucho de pasar inadvertido. Aun así, el estatus alcanzado por la francesa no implica un cambio en lo esencial del proyecto. Artista total que canta, baila y escribe sus canciones, Letissier vuelve a firmar la producción de un disco que crece en su ambición de mirar a los ojos a los trabajos ya clásicos de los Jackson: Michael, sí, pero sobre todo Janet.
Sus canciones apuestan por el pop bailable pero a diferencia de, por citar un ejemplo, su compatriota Yelle, el disco renuncia a convertirse en ejercicio aeróbico de principio a fin. Al contrario, en Chris dominan los tiempos medios y una apuesta por el funk que inevitablemente trae a la cabeza el Get Lucky, de sus también paisanos Daft Punk.
Crece musicalmente y crece el discurso de una Letissier que convierte a Chris en una suerte de álter ego, en figura a medio camino de lo alegórico y lo confesional, deslenguada y brava. Desde la portada se presenta como un garçon de mirada desafiante, y las letras del disco hablan explícitamente de sexualidad, tanto que por momentos su peculiar sentido de la lírica se acerca al macho rock.
Que titule una canción Follarse (así en castellano) es, además de una curiosidad para los hispano hablantes, un desafío abierto a los roles sexuales tal y como tradicionalmente los entendemos. “Me encanta el fraude del macho”, declaraba en una entrevista reciente, “y escribí este disco porque quería abordar el tabú de que una mujer se exprese de forma desafiante y directa”.
Alfonso Santisteban
Alfonso Santisteban
Bossa ’68 / Flamenco popSubterfugeEASY LISTENING7/10Bossa ’68 / Flamenco pop
Recientemente comentaba en esta misma sección al hilo de la recuperación de las canciones de Radio Océano, el empeño creciente por parte del sello madrileño Subterfuge por recuperar parte de nuestra Historia pop. Esta es una aventura que arrancó hace ya bastantes años de la mano de Alfonso Santisteban (1943-2013), reconocido compositor televisivo cuya obra discográfica abarcaba desde el soul al jazz pasando por la música brasileña, la easy listening y, por momentos, hasta el sonido disco. Más que cerrarse un ciclo Subterfuge vuelve abrirlo retomando la serie Música para un guateque sideral y recuperando de paso buena parte de la discografía de Santisteban.
Y la primera parada de este viaje a la España del Seat 600 y el tardofranquismo son los dos primeros LPs que llevaron la firma del compositor e intérprete madrileño. Con tan sólo 25 años, Santisteban se apunta el tanto de -así lo afirmaba la cubierta del disco- “ofrecer una primicia en España, una muestra del auténtico bossa, realizado por músicos y técnicos españoles en su mayoría”. Bossa 68 es un ejercicio de estilo que hay que contextualizar en su momento para valorarse como merece.
Más allá de nivel instrumental de músicos como el guitarrista Alfonso Ortiz y los vientos Anthony Brito y Jerry Crane, el mero hecho de publicar un álbum capaz de competir con producciones que en aquel momento estaban haciéndose en Brasil, resulta casi milagroso. Dicho esto, hay que hacer notar que el sonido de esta reedición es sucio, al menos en lo que al CD corresponde, y que se echan de menos una notas en condiciones que contextualicen las condiciones en las que se grabó el álbum.
A pesar de su título, las doce piezas que componen Flamenco pop -publicado un año más tarde, en 1969- son formalmente bastante más libres que las que componían su antecesor. Obviamente hay en las melodías ecos y giros que se conectan con la música tradicional de nuestro país, pero el tono general del disco apunta hacia sonidos anglosajones como el funk o la easy listening. El resultado es una música de corte cinematográfico que con el paso de los años inevitablemente ha ganado cierto carácter irónico.
Ambos álbumes se publican por separado en vinilo reproduciendo los discos originales, y en una versión más económica en doble CD.
Hazte Lapón
Hazte Lapón
Tú siempre ganasEl Genio EquivocadoPOP8/10Tú siempre ganas
Con una esperanza de vida cada vez más alta y una sociedad mayormente urbana en la que la muerte se maneja de forma aséptica, clínica y antinatural (esto es, invisible) hay algo admirable en quien sabe enfrentarse al final. En pequeña escala algo similar sucede con las carreras musicales. Bien sea porque el amateurismo está a la orden del día o porque -quién puede negarlo- vivimos en una sociedad infantilizada.
En comparación con los artistas de hace unas décadas, la mayor parte de bandas del siglo XXI no saben cómo poner fin a proyectos que se alargan de forma innecesaria durante quince, veinte o más años. Solo por ello ya resulta admirable el disco de Hazte Lapón. Un trabajo que nació con la convicción de que sería el tercero y último de la formación, (en realidad dúo) malagueño-madrileña-barcelonesa.
La decisión, supongo que complicada, ha empujado a los factotums de la banda, Lolo y Saray, a dar lo mejor de sí en un doble disco cargado de simbologías, guiños y juegos que confunden realidad, ficción, arte y sabiduría de andar por casa. Un poco en la línea de su admirado Stephin Merritt y sus Magnetic Fields. Su influencia sobrevuela estas canciones aunque sólo sea en el constante salto de géneros –con el POP siempre como centro gravitatorio-, que proponen estas 22 canciones.
El disco se convierte así en una suerte diario personal ficcionado. Abre con la titulada Tú siempre ganas, tema de pop melancólico arreglado con una elegante sección de cuerdas (una constante a lo largo del disco) con aires a La Buena Vida. En ella se planeta el conflicto principal que alimenta este trabajo: la elección entre la música y la vida. Ganó la segunda sí, pero en el proceso surgió magia.
Mogwai
Mogwai
KinRock Action / Music As UsualBANDA SONORA6/10Kin
Han pasado doce años desde que Mogwai pusieran música a la película sobre Zinedine Zidane. Aquello que pasó en su momento por una maravillosa anomalía, ha terminado por convertirse en su campo de trabajo, cuando la banda escocesa camina ya hacia sus bodas de plata. En el último lustro, Mogwai han firmado y publicado a través de su sello Rock Action las bandas sonoras de Les Revenants, Atomic y este Kin, además de colaborar en alguna otra de corte colectivo.
Es una faceta que les ha permitido dar continuidad y hasta desarrollar un sonido de corte más ambiental, que poco tiene que ver con la montaña rusa de fuego y hielo de sus inicios. De hecho, y en otro paso más hacia ese universo sonoro y conceptual, su primera banda sonora para un largometraje de ficción aporta una novedad: el piano como elemento central alrededor del que se visten estos nueve temas.
No es un instrumento extraño en la discografía de la banda, pero pocas veces había adquirido el protagonismo del que goza aquí. Señal de la ortodoxia, cercana al clasicismo, que progresivamente ha ido apoderándose de Stuart Braithwaite y sus compañeros. Con bandas sonoras como la de este filme de ciencia ficción dirigido por Jonathan y Josh Baker, Mogwai están un poco más cerca de convertirse en una suerte de alternativa guitarrera al llorado Johann Johannsson.
Paul Weller
Paul Weller
True MeaningsParlophone / WarnerPOP6/10True Meanings
Sobrevolar la trayectoria de Paul Weller desde los tiempos de The Jam, pasando por The Style Council y llegando al presente, es casi como asistir a una exposición de las edades del hombre. La energía cuasi punk de sus inicios ha ido ponderándose con el paso del tiempo para dar paso en este décimocuarto álbum en solitario a su colección de canciones más intimista.
Aún hay margen no obstante, para que Weller profundice en esa deriva: The Soul Searchers, el tema elegido para abrir el disco evoluciona desde un sencillo riff de guitarra acústica hacia una composición casi “johnbarryana”. Y no es el único tema de los catorce que forman el disco que apuesta por atmósferas no estrictamente confesionales: el sitar de Books conduce esta bonita canción por una senda -como no podía ser de otro modo- exótica a la par que psicodélica.
Pero si por algo se recordará este disco es precisamente por el definitivo aterrizaje de Paul Weller en la edad adulta. La mayor parte de canciones han sido compuestas a partir de la guitarra acústica y se apoyan en arreglos de cuerda para, entre homenajes a su héroe David Bowie y colaboraciones con músicos jóvenes como Conor O’Brien de Villagers o Erland Cooper de Erland And The Carnival. Hacer un viaje de ida y vuelta desde el folk pop británico de Nick Drake hasta nombres como Townes Van Zandt, representantes del género al otro lado de Atlántico.
Villagers
Villagers
The Art of Pretending to SwimDomino / Music As UsualPOP8/10The Art of Pretending to Swim
Villagers es el nombre artístico del dublinés Conor O’Brien, un músico que como corresponde a sus orígenes, ha crecido amamantado por el pop clásico y la música de raíz. Algo evidente para quien haya seguido su evolución desde su intimista debut, nominado al Mercury Prize que señala el mejor disco británico de cada temporada. Desde entonces la música de Villagers ha ido expandiendo horizontes, sin terminar de renunciar a sus raíces. The Art of Pretending to Swim, su quinto largo, es de todos los trabajos publicados por Villagers hasta la fecha, aquel en el que el camino recorrido se hace más patente.
Posiblemente, las nueve canciones que forman el disco podrían ser reducidas a lo esencial: una esquelética estructura de guitarra acústica y voz. Pero, lejos de ello, las versiones que han llegado al disco han sido cuidadosamente armadas con abundancia de sintentizadores y ritmos electrónicos, que se superponen a los instrumentos habituales y arreglos más tradicionales de vientos y cuerdas.
El resultado, lejos de entorpecer, enriquece unas composiciones cargadas de emotividad. Y convierten a O’Brien en el eslabón perdido entre el pop mainstream y edulcorado que triunfa en las listas de éxitos, y la tradición de grandes compositores pop-folk con la que aún hoy identificamos a Irlanda.
VV.AA.
VV.AA.
Incantations for TapeSound Miracle / MunsterELECTRÓNICA EXPERIMENTAL8/10Incantations for Tape
Sound Miracle se presenta como “un sello dedicado a rescatar música desconocida con el objetivo de presentar géneros, artistas y culturas brillantes cuya obra se desarrolló desde principios hasta la mitad del siglo XX”.
Vinculado al ejemplar sello madrileño Munster Records, los primeros pasos de este ejercicio de arqueología musical han sido dos volúmenes con poco que ver entre sí: Take a Knife and Open My Heart -un recopilatorio de flamenco con Niña de los Peines, Manolo Caracol, Estrellita Castro o Carmen Amaya- y este otro compendio, Incantations for Tape, cuyo subtítulo deja bastante claro el terreno en el que mueven estas composiciones: Precocious Noise and Early Electrónica Pt. 1.
El disco se plantea como una forma de iniciarse en el fascinante mundo de la protoelectrónica. Y efectivamente encontramos un puñado de clásicos del género a lo largo de estos catorce cortes que cubren cuarenta años de experimentación. Desde la década de los veinte hasta los años sesenta.
Por ejemplo, una de las piezas que forman parte del clásico de Attilio Mineo Man in Space Sounds. O el gran referente en lo que a introducir la electrónica en el contexto de la música contemporánea, György Ligeti, que aporta aquí Artikulation. Es un tema de 3:31 de duración registrado en el Studio für elektronische Musik des Westdeutschen Rundfunksde Colonia. La canción de Vladimir Ussachevsky junto a Otto Luening da título a este recopilatorio. Igualmente es una muestra excelente de los primeros experimentos en lo que a tape music se refiere.
El repertorio se completa con aportaciones de Tom Dissevelt & Kid Baltan, Remi Gassmann, Max Mathews, The Blue Men, Bülent Arel, Daphne Oram, Alwin Nikolais, Henk Badings, Phil Young y Gottfriend Koening. Y, lejos de centrarse en un estilo concreto, picotea por igual del lado más académico, como de quienes se acercaron a la electrónica desde una vertiente pop vinculada al cine de ciencia ficción.
La edición, preciosa, con un vinilo transparente y que incluye el disco en formato CD, cuenta con un único lunar: la ausencia total de información y de un libreto que ponga en contexto las obras y a sus autores.