Manel: “Cantar en catalán es nuestra forma de crear, no es una reivindicación ni te posiciona políticamente”
A los pies del Tibidabo, en un instituto público llamado Costa i Llobera, Roger Padilla y Guillem Gisbert fantaseaban con montar un grupo. La idea no cuajó hasta años después cuando -junto a Martí Maymó y Arnau Vallvé-, se presentaron al concurso de maquetas Sona9 organizado por la revista catalana Enderrock. Para inscribirse necesitaban un nombre y a Roger se le ocurrió que Manel, así, sin más, sonaba suficiente corto y memorable.
Manel no ganó aquel concurso, pero quedaron segundos y con el dinero pudieron pagarse su debut. Entre junio y octubre de 2008 grabaron Els Millors Professors Europeus. Un disco muy bien recibido entre la crítica, que consiguió meterse en el top 100 de ventas de las listas españolas con 30.000 copias vendidas.
Tres años después, tras haber generado un pequeño boom con su debut, ve la luz 10 Milles per Veure una Bona Armadura y todo estalla: se colocan rápidamente en el número uno de las listas de más vendidos, algo que cantando en catalán solo habían conseguido Serrat y Lluis Llach.
Desde entonces, lanzan Atletes, baixin de l'escenari (2013) y Jo competeixo (2016). Con su último trabajo, Per la bona gent (2019), han seguido explorando la senda abiertamente pop y más electrónica que inauguraron con su anterior trabajo. El resultado suena diferente a aquel debut que se costearon con el segundo premio de un concurso, pero eso no significa necesariamente peor. Más bien al contrario.
Un Manel más urbano y menos folk
“Había cosas que habíamos probado en Jo Competeixo y que queríamos seguir explorando”, cuenta Roger Padilla, guitarra de Manel, en una entrevista con los cuatro miembros de la banda concedida a eldiario.es. “Esos sonidos de sintetizador y las texturas más electrónicas, queríamos seguir por esta vía sin cerrarnos a nada nuevo”.
“Hay otro elemento que relaciona más íntimamente este trabajo con el anterior y es que Jo competeixo fue el primero que hicimos con productor, el mismo con el que hemos trabajado ahora”, cuenta Guillem Gisbert, voz principal. Se refiere al productor musical neoyorquino Jake Aron, que ha trabajado con artistas como Jamie Lidell, Beth Orton y hasta Solange -la hermana pequeña de Beyoncé-.
“Siempre hay un poco de miedo cuando estás probando sonoridades nuevas”, confiesa Arnau Vallvé, percusión de la banda. “A veces ocurre que intentas parecerte a alguien te gusta. Y te vistes como él... y cuando te miras al espejo de repente no te sientes cómodo”, reflexiona el batería. “Por eso tuvimos mucho cuidado al acercarnos a estos nuevos sonidos, repensando cosas que no sonaban como queríamos”.
Estas nuevas formas, más contemporáneas, más cercanas a las texturas de la música urbana -sin llegar a serlo-, son una apuesta cuyas repercusiones el cuarteto asume sin aprensión. Per la bona gent abre con el tema Canvi de paradigma, que ya es toda una declaración de intenciones. Los cuatro integrantes rondan los cuarenta años y después de más de una década sobre los escenarios, quieren repensarse. Deconstruirse y volver a la batalla.
En ese nuevo terreno, la banda catalana ha publicado dos adelantos de su nuevo álbum. El primero, más festivo y pegadizo, se llama Boy Band y nació por casualidad. “Con Boy Band nos dio la sensación de que más allá de que era una canción simpática que nos gustaba, daría mucho juego en el videoclip”, cuenta Martí Maymó, el bajista de la banda. “Salimos un día de un ensayo y se nos ocurrió que sería divertido jugar con esa estética tan loca. Y decidimos que iba a ser uno de los adelantos”.
“En todo el tema de recurrir a sonidos más propios de la música urbana, te planteas si estas legitimado o no”, defiende Guillem. “Pero asumir que no lo estás también es muy aburrido. Quedarte quieto con la definición de ti mismo que dan los demás, también es limitarte”, explica el cantante. “Cuando alguien me dice 'esto no suena a Manel', me sorprende porque parece que ese alguien tiene más claro a qué suena a Manel que yo, que no he parado de componer”.
En ese sentido abunda el otro single, el que bautiza al disco: Per la bona gent. Una canción que se pregunta sobre la idea de bondad y sinceridad en la sociedad contemporánea. Que ironiza con su existencia mediante la estética de un anuncio barato. Y que utiliza para ello un sampler de Alenar, canción clásica del 77, obra de la cantautora mallorquina Maria del Mar Bonet.
Un homenaje a sus referentes
“La idea de investigar la sonoridad del sampleo era fundamental en este disco, antes incluso de ponernos a componer”, afirma Roger Padilla. En su acercamiento a un sonido nuevo, Manel se ha encontrado con el autotune, el juego que aporta un buen sintetizador y, sobretodo, con el sampler, que han convertido en un ejercicio de resignificación de múltiples referentes.
De ahí que Per la bona gent suene a homenaje con intención de diálogo. Parece que la banda hable de tú a tú con los músicos y poetas que les inspiraron. Pero acercándolos a un escenario electrónico y singularmente pop. Entre sus canciones se escucha a Maria del Mar Bonet pero también a Sisa y a Els Pets. Incluso uno puede encontrar poco velados guiños a Serrat, y versos cantados de Jacint Verdaguer, poeta catalán del siglo XIX, en el excelso tema Formigues.
“Establecer ese diálogo cultural entre pasado y presente era casi connatural a la intención de utilizar más sampleos”, cuenta Guillem Gisbert. Todos ellos, eso sí, referentes catalanohablantes. Algo que no parece una decisión consciente pero sí tomada con total naturalidad. “Nuestro objetivo es hacer buenas canciones, no canciones en catalán”, explica el cantante, “y nuestros referentes van más allá de la idiosincracia catalana. Pero seguimos cantando en catalán, claro”.
Sin embargo, desde que en el 2008 Manel empezase a recorrer escenarios de festivales de toda España cantando en catalán, ha llovido mucho. El procés, las elecciones del 2010, las movilizaciones del 2012, la declaración de soberanía del 2013, la consulta, el 1-O, las cargas policiales y la sentencia del procés, podrían haber cambiado las relaciones entre los artistas catalanes y su público en el resto del territorio.
“Nunca nos hemos planteado dejar de cantar en catalán, para nada. Para nosotros es totalmente natural”, afirma Martí Maymó. “No te estás posicionando políticamente por el simple hecho de cantar en catalán. Osea, nosotros siempre decimos que el cantar en nuestro idioma no fue un debate ni una decisión: es nuestra forma de crear y de expresarnos. No es una revindicación de nada”.
Guillem Gisbert añade que, en todos estos años, no ha visto que se recrudezca su relación con un público no catalanohablante. “No creo que haya aumentado la hostilidad hacia nosotros. Siempre nos han tratado bastante bien”, cuenta, “cantar, escribir y pensar nuestra música en catalán forma parte de una naturalidad con la que hemos vivido siempre”.
Hoy, según el cantante, “hay que ser consciente de que evidentemente pedimos un 'sobreesfuerzo' por que nos entiendan aunque cantemos en catalán. Pero hay mucha mucha gente dispuesta a hacerlo. Hay muchas personas que sienten curiosidad y traducen las letras. Es gente a la que gusta nuestra propuesta al margen del idioma”.
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