El sector de la música agoniza ante la falta de medidas para sobrevivir a la crisis del coronavirus: “La situación es catastrófica”
La crisis económica del coronavirus está afectando a prácticamente todos los sectores. El verano ha estado marcado por la situación de la hostelería o el turismo, pero el descalabro económico es todavía más agudo si cabe en profesiones precarias y escasas de regulación. Es el caso de los músicos en general y el de las actuaciones en vivo en particular. Durante estos meses han tenido que cancelar o aplazar conciertos, han visto reducido el espacio de los recintos y siguen demandando ayudas al Gobierno para intentar sobrevivir con incertidumbre en mitad de una situación adversa de la que ni siquiera se atisba el final.
“Se estima que somos en torno a 700.000 personas, que en este momento están en su mayoría paradas. Y la parte de los artistas es la más visible, pero no es la única”, explica a elDiario.es Ana Alonso, portavoz de Alerta roja, un movimiento donde se incluyen asociaciones, empresas y profesionales a título individual que ha convocado una serie de movilizaciones para este jueves 17 de septiembre. La intención es dar visibilidad a la situación que están viviendo todos los profesionales que forman parte del sector del espectáculo y los eventos con todos los profesionales que lo componen.
“Hubo una llamada por parte del Ministerio de Cultura con la idea de sentarse y hablar, pero aquello no fue absolutamente a nada. Las asociaciones se han sentido completamente abandonadas y engañadas”, añade Alonso. De hecho, Alerta Roja decidió no acudir a la última reunión programada por el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, porque según señala la portavoz creyeron que era más prudente esperar hasta después de la movilización y contar con la presencia de otros ministerios que consideran necesarios para poner una solución, como son los de Turismo, Hacienda o Trabajo. “Parece que si no protestas y no haces ruido no hay audiencia”, añade la portavoz.
elDiario.es ha contactado con el Ministerio de Cultura y Deporte y se limitan a señalar que “tienen el respeto absoluto a cualquier protesta” y que a pesar de que Alerta Roja declinó ir a la anterior reunión “están abiertos al diálogo”, pero no dan más detalles sobre si incorporarán alguna nueva medida para ayudar al sector o si aceptarán alguna de las ya propuestas por los colectivos.
Quien sí estuvo en el encuentro con Uribes fue Kin Martínez, presidente de la federación Es_Música, que engloba a las nueve asociaciones más importantes del sector, y mánager de artistas como Xoel Lopez o Vetusta Morla. Sin embargo, sus previsiones no son del todo optimistas: “El sector productivo de la cultura está en peligro de extinción. Y si perdemos la cadena de valor, al no tener formación pública y reglada, la recuperación no es que vaya a ser difícil, es que no la va a haber”.
A pesar de que en un principio el Gobierno no pretendía anunciar medidas específicas para cultura (“primero la vida y después el cine”, decía Uribes), finalmente cedieron a las presiones y en marzo aprobaron unas ayudas de 75 millones de euros, de los cuales 38 fueron destinados a las artes escénicas y la música. Posteriormente también aumentaron la dotación presupuestaria de ayudas a la música hasta superar los 16,5 millones de euros, que siguen siendo consideradas insuficientes para un sector que según el último Anuario de Estadísticas Culturales del Gobierno aporta a España un 3,2% del PIB.
“Si España va a recibir de Europa 140 mil millones de euros para el fondo de recuperación, lo lógico sería que la cultura de este país tenga el 3,2% de esa cantidad”, apunta el representante de Es_Música, que pone como ejemplo el plan de rescate de 2.000 millones de euros que recientemente ha aprobado Francia para la cultura después de que ya concediera otros 5.900. “Europa cree en un punto de vista presupuestario y estratégico de la cultura que históricamente no se ha respetado en España, porque esto ha ocurrido con todos los gobiernos de todos los colores e ideologías”, denuncia.
Esto ocurre cuando, además, España es considerado el primer lugar del mundo como destino de viajes a festivales musicales, muchos de ellos aplazados hasta 2021. “No se percibe un marco jurídico unificado que permita la tranquilidad del promotor aún cumpliendo una serie de medidas de seguridad, ya que prácticamente hasta el día que celebran el evento no saben si van a contar con la autorización o no de la comunidad autónoma”, explica Belén Álvarez, abogada encargada de representar a la Asociación de festivales de Música (FMA). Es un problema porque, como añade la portavoz de Alerta roja, “los promotores están asustados y si ellos no arriesgan apostando por un evento toda la cadena productiva que va detrás no trabaja”.
Las caras invisibles tras los escenarios
“Cuando la gente va a un teatro o a un concierto hay personas que son visibles, pero también un conjunto de trabajadores invisibles que son todo el cuerpo técnico, de montadores y transportistas que normalmente están por detrás”, destacan Juan Aguirre y Eva Amaral, que han aplazado su gira principal y actuaciones multitudinarias hasta 2021 para realizar una serie de conciertos acústicos en recintos con aforo limitado.
“No solo hay que pensar en grupos consolidados que tenemos la fortuna de poder hacer giras en verano e invierno con y sin pandemia. También hay que tener en cuenta a artistas emergentes y a proyectos que necesitan tiempo, porque la preocupación es tan amplia como amplio es el sector”, añaden los integrantes de Amaral.
Pablo Muzquiz, vicepresidente del Sindicato Profesional de Músicos, destaca uno de esos sectores: el de las verbenas. “La situación es realmente catastrófica. Se han quedado parados porque todos los ayuntamientos han suspendido sus fiestas populares. Esta gente, que durante cuatro meses se pega una paliza tremenda, ahora se ha quedado a cero porque solo viven del verano y este ya se ha acabado”, lamenta.
Existe otro problema añadido: las restricciones del aforo. “Si se puede viajar un tren pegado durante cuatro horas, ¿por qué no se puede ir a un club de jazz? Aunque sea sin beber, para no quitarse la mascarilla. En el metro de Madrid puedes ir apiñado, pero no ir a un concierto con las medidas sanitarias adecuadas”, critica Muzquiz.
En la misma línea se sitúa Juan Aguirre, que destaca cómo en todo momento se ha respetado el protocolo de Sanidad en las más de 20 actuaciones que llevan de su gira acústica. “Invitaría a nuestros representantes públicos, empezando por el ministro de Cultura y su equipo, a que recibieran información fiel de cómo se organiza un concierto en un espacio como el del festival de Alcalá de Henares, donde caben 13.000 personas y hay 800 separadas”, añade.
Por su parte, el ministerio de Cultura señala a este periódico que los aforos “son competencias autonómicas” y se remiten a la reunión que tendrá Uribe este jueves con las comunidades para “intentar consensuar algún tipo de solución al problema que plantean”.
Medidas que buscan ser escuchadas
El pasado mes de mayo el Gobierno puso en marcha una serie de medidas para apoyar a la música, como líneas de créditos o acceso extraordinario a la prestación por desempleo, pero de ellas se quedaron fuera una gran parte de profesionales. “Me consta que mucho menos de la mitad se pudieron beneficiar de esas medidas. Al no estar regulados con un convenio colectivo específico del sector, como el famoso Estatuto del artista, cuando se producen normativas genéricas se deja a mucha gente fuera”, observa Kin Martínez.
Por ello, movilizaciones como las de este jueves intentan denunciar la falta de medidas para la activación de la industria de la música. Lo más urgente, según la portavoz de Alerta roja, “es que desde marzo hay gente que no está cobrando ni un solo euro, lo que significa que hay familias pasándolo mal y sin miras a una recuperación a corto plazo”.
Pero solucionar las trabas más inmediatas no bastaría. “Tenemos que trabajar en el futuro, para que no nos pille una situación de precariedad como en la que estamos ahora mismo. Pero para eso necesitamos doctrinas unificadas. No tiene sentido que tengamos 17 normativas diferentes, así es imposible plantear las giras y un desarrollo normal de la actividad”, propone el presidente de Es_Música además de las muchas otras soluciones recogidas en el informe elaborado por la federación desde marzo y que desde entonces buscan ser escuchadas.
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