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Mónica Zas Marcos

27 de diciembre de 2021 22:34 h

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Radio 3 pasó de ser una sección nocturna de herencia franquista en RNE a convertirse en la emisora de la juventud contestataria de los años 80 y en el altavoz de la Movida. Su rápida adaptación a los nuevos tiempos, su vocación independiente y las voces que representaron este cambio le dieron la categoría de institución de la música y la cultura españolas.

Ahora hay quien dice que corre peligro. Que Radio 3 ha perdido el rumbo y su grandeza, y que todo viene motivado por la “venganza” de algunos directivos. En la bancada contraria se sientan los defensores de una radio pública camaleónica, como fuera la que se deshizo del tufo de la dictadura hace 40 años.

La emisora está en pleno proceso de renovación de talentos, eliminando de un día para otro programas que llevaban décadas en las ondas y a sus locutores de referencia, y sustituyéndolos por nuevas voces y otros formatos. Las críticas hacia este movimiento se entremezclan con la justificación de que la radio de las minorías ahora busca horizontes más ambiciosos, nuevos y jóvenes. Pero el tono de la trifulca excede al del típico relevo generacional.

¿Qué está pasando en Radio 3? El debate no es nuevo, pero volvió a coger fuerza el pasado noviembre con la jubilación “forzosa” de Juan Pablo Silvestre, uno de sus míticos locutores y cabeza del programa más escuchado de la emisora. De un día para otro, Silvestre recibió la llamada definitiva: Mundo Babel se cancelaba después de 21 años y sin la oportunidad de grabar un episodio de despedida para sus 200.000 oyentes. “Aparte de no tener modales, es una falta de respeto al profesional y a la audiencia”, criticó el profesional de 73 años en una entrevista con Vertele.

La empresa justificó la decisión acogiéndose al III convenio colectivo, firmado en octubre de 2020 durante el mandato de Rosa María Mateo. Este permite a la corporación prescindir de trabajadores que superen los 63 años o que hayan alcanzado un 100% de la cotización de la pensión. Silvestre defiende que su caso no cumple con los requisitos, pero además alega que “se inserta en una política de descapitalización de talento, conocimiento y experiencia”.

El locutor se refiere a quienes durante el último año le precedieron en su jubilación: Javier Tolentino (Séptimo vicio), Julio Ruiz (Disco Grande) o José Miguel López (Discópolis). Por lo menos ellos tuvieron la oportunidad de despedirse, aunque con sus voces también se apagaron las de los equipos que trabajaban con ellos tras los micrófonos y que no estaban en edad de jubilarse. En cuanto los locutores salieron por la puerta de RNE, sus programas fueron sustituidos en la parrilla, a pesar de que muchos hubieran preferido ceder su legado. “Espero que el público pueda elegir y que nadie lo haga por él”, confiaba Silvestre. 

No fue así y, de nuevo, la reacción se dividió entre los indignados con la desaparición de los espacios más queridos y los que defienden un relevo generacional, como es el caso de Ángel Carmona, uno de los jóvenes locutores al frente del programa Hoy empieza todo. Se lamentó en directo de la poca deferencia hacia Juan Pablo Silvestre, pero aseguró que las nuevas generaciones están haciendo “una Radio 3 a pulmón”. 

Diego Manrique, a quien cesaron en 2010 por razones distintas a las de sus compañeros, es mucho más duro respecto a las jubilaciones. No duda en calificarlas de “edadismo” y algo “tan aberrante como expulsar a gente por su orientación sexual o el color de su piel”. Cita a la BBC como ejemplo de emisora de éxito que mantiene a sus grandes locutores hasta los 70, 75 y hasta 80 años. “Es un disparate cargarse a las voces reconocibles y de prestigio por querer reinventar la rueda”, piensa, “es suicida”.

Es un disparate cargarse a las voces reconocibles y de prestigio por querer reinventar la rueda

Diego Manrique Exlocutor de Radio 3 y voz de 'El Ambigú'

En lugar de convertirlo en una guerra entre los nuevos talentos y los veteranos, apuesta por señalar hacia arriba. “Lo que más pena me da es que se ha hecho de la peor forma posible, cosa que tampoco me sorprende, ya que el director actual es un manipulador y un mentiroso”. El que fuera la voz de El Ambigú se refiere a Tomás Fernando Flores, director de Radio 3 desde 2012.

Las rencillas con Tomás Fernando Flores

Fernando Flores llegó en los años 80 a Radio 3 de la mano del entonces jefe de programas, Victorino del Pozo. Sustituyó a Diego Manrique en Diario Pop, el programa más importante de la emisora que este había dejado para embarcarse en un espacio propio. Al frente se mantuvo el locutor Jesús Ordovás, que se quejó del “dedazo” pero no tuvo más remedio que acatarlo. 

Tomás empezó con pequeñas secciones dentro del programa, mientras que la parte nacional e internacional se la repartían entre Ordovás y otro de los veteranos, Chema Rey. “Tomás y Chema se pusieron de acuerdo y me dijeron que no querían que yo fuera el director. Les dije que pidieran sus propios programas y eso hicieron”, explica Ordovás a este diario. Así, Fernando Flores empezó a hacer Siglo XXI, que rápidamente se convirtió en una marca de la casa.

“Quizá en ese momento adquirimos una desconfianza hacia Tomás, porque venía recomendado por el aparato franquista, pero él nos ha pagado vengándose”, añade Manrique. “Lleva años con este tipo de jugarretas”, dice la última voz de Diario Pop. La dirección de Radio 3 intentó quitarse de encima a Jesús Ordovás en varias ocasiones, según sus propias palabras. Él fue a juicio y lo ganó, pero asegura que el modus operandi es siempre “deleznable”: “Te llama una persona de la secretaría diciéndote que mañana no tienes programa y que pases a firmar el despido”. 

“A mí me parece perfecto que nos vayamos jubilando. Yo me prejubilé porque las cosas no pintaban nada bien en Radio 3. Había un ambiente de quitarse los programas unos a otros, de maniobrar para quedarse con los mejores horarios y de gente como Tomás intentando hacerse con el poder”, admite Ordovás, que finalmente se alejó de las ondas en 2007 a los 60 años, cinco antes de que Fernando Flores fuese nombrado director. “Radio 3 es una emisora que ha ido dando bandazos y Tomás es el único que ha logrado el milagro de estar ahí con el PP y con el PSOE”, añade Diego Manrique.

El ambiente no pintaban nada bien en Radio 3: de quitarse los programas, de quedarse con los mejores horarios y de gente como Tomás intentando hacerse con el poder

Jesús Ordovás Exlocutor de Radio 3 y voz de 'Diario Pop'

Por su parte, Fernando Flores afirma que “no hay rencores en la programación de ninguna emisora del mundo, tampoco en Radio 3”. “Si fuese por venganza, el mismo día que llegué a la dirección habrían dejado el programa y se han mantenido hasta que la empresa los ha jubilado”, defiende en conversación con elDiario.es.

Asegura que su criterio personal no ha influido en las últimas salidas, sino que “la empresa jubila a personas por cuestiones con las que yo puedo estar más o menos de acuerdo”. También dice haberse quejado del trato que recursos humanos dio a Juan Pablo Silvestre porque “aparte de compañeros son amigos”. No obstante, termina admitiendo que “los programas no son vitalicios en ninguna emisora del mundo”.

Episodio Carne Cruda

Si bien él lo niega, algunos ven la mano de Fernando Flores detrás de estos movimientos por asemejarse a lo que ocurrió con el programa Carne Cruda en 2012. Una de las salidas que causó más revuelo de Radio 3. “Se cargaron a Javier Gallego diciéndole un día antes que se fuera tranquilamente de vacaciones porque tenía su lugar reservado”, recuerda Diego Manrique. “Mi caso es distinto porque influyeron razones tanto políticas como internas; una inquina que yo desconocía hasta que me dieron la patada”, relata Gallego a este diario. 

Su despido fue “improcedente, fuera de tiempo y con una llamada telefónica”, cuando solo pedía “un poco de caballerosidad”. No obstante, a Javier Gallego le parece más escandaloso lo que está ocurriendo ahora. “Lo que le pasa a RNE es una falta de memoria histórica, no es consciente de la historia que atesora”, se lamenta. 

“En Radio 3 los locutores han tenido una implicación personal y emocional, se consideran una familia y dentro de ella son los popes”, opina el director de Carne Cruda. Julio Ruiz recordaba que su Disco Grande fue el altavoz de “la movida indie”, con grupos como Los Planetas, Mercromina y Paulina en la playa: “Artistas que empezaron con sus primeras maquetas en Radio 3 y hoy llenan pabellones y festivales”. El Discópolis de José Miguel López buceaba por los archivos del ente público para ofrecer sonidos inéditos, como el concierto completo de Extremoduro en el Festimad de 1997. Mundo Babel puso en marcha el primer concurso de podcast de España. En definitiva, son historia viva de un país.

Sin embargo, como toda “familia”, también tuvieron sus dramas. “Radio 3 ha sido un reino de taifas. Eran las mismas personas conviviendo y compitiendo por audiencia, resonancia y prestigio. No ha habido una renovación que ayudase a que las rencillas no se enquistasen o que no se radicalizasen los odios”, expresa Javier Gallego.

Radio 3 ha sido un reino de taifas: las mismas personas conviviendo y compitiendo por audiencia, resonancia y prestigio

Javier Gallego Crudo Director de Carne Cruda

Otro asunto peliagudo es que no exista un relevo generacional como tal. “Los mayores no han dado el testigo a los jóvenes ni han puesto bajo su ala a los nuevos valores”, dice el locutor. “La transición no se ha dado por relevo, sino por ruptura”, resume Crudo. Diego Manrique lo reconoce, pero opina que la dirección tiene su parte de culpa por no favorecerlo. Por su parte, Tomás Fernando Flores aporta sus razones para no mantener los mismos espacios que entonces. 

“Son programas de autor, y creo que hay que respetar lo que han aportado. Puesto que es mucho y eran grandes profesionales, me pareció que lo más adecuado era no continuar con ellos y que permaneciesen en nuestra memoria emocional significándose a sus autores”, opina. Además, mantiene que los nuevos programas gozan de la misma acogida y que los datos de audiencia suscriben su reforma.

Relevo generacional ¿y precario?

El carácter independiente de Radio 3 le ha reservado un lugar seguro y fiel en el Estudio General de Medios (EGM), pero alejado de emisoras de radiofórmula como los 40 principales, Cadena 100 o Kiss FM, que en ocasiones triplican sus métricas. No obstante, la masa ha fluctuado en los últimos años. En el informe del EGM publicado este mismo diciembre, Radio 3 alcanza los 410.000 miles de oyentes diarios, que le recuperan un poco del bajón de julio. Por eso su director pone en duda que las últimas salidas hayan afectado a los datos.



“Hay que fomentar el relevo generacional, saber quitarse de en medio y generar contenidos nuevos, que es lo que prima en una emisora creativa y que fomenta la cultura como Radio 3. No podemos hacer los mismos programas que en los 80 y los 90, lo que se deduce que pretenden algunos con sus comentarios”, critica Tomás Fernando Flores. Pide fijarse en los datos de los nuevos programas con mayores índices de audiencia: Generación Ya, Bandeja de entrada, el fin de semana, con Capitán Demo y programas de autor como el Niño de Elche e Isabel Coixet. 

“Todas las personas que se han jubilado tienen más de 65 años, algunas muchísimos más. ¿Y pretenden hacer radio joven?”, se pregunta. “Que ponga programas que no tienen gran altura intelectual hace pensar que quizá esté organizando una plantilla que le debe el trabajo, pero que en muchos casos están un poco verdes respecto al nivel que se exigía anteriormente en Radio 3”, contesta por su parte Diego Manrique.

El gran problema, para Manrique, es que mientras tanto “estén encogiendo la masa salarial”. “Quitan a la gente que tiene unos derechos laborales para meter a otra que cobra muy poco y que por la propia naturaleza del contrato están obligados a ser muy fieles. Es una jugada maquiavélica, pero que no ocurre solo en RNE, sino en todo tipo de empresas”, explica. Él mismo fue forzado al cese por negarse a renegociar su contrato y perder beneficios.

Esta cuestión está en mano de los sindicatos de RNE. Fernando de la Fuente, secretario de organización de CCOO, asegura que “el 22% de la programación que se hace en Radio 3 la hacen colaboradores o gente con contratos en prácticas, frente al 67% indefinidos”. Y muchos de estos últimos han conseguido formalizar esta situación mediante sentencia de un tribunal. “Eso también demuestra el amplio nivel de fraude de esta empresa”, añade.

Respecto a las jubilaciones “forzosas”, reconoce que se podrían haber hecho excepciones y que tendrán que analizarlas. Sin embargo, la prioridad del sindicato está en detectar a los falsos autónomos o los contratos en fraude de ley. “Esto viene del pasado, porque Radio 3 al principio era gente que se acercaba ofreciendo ciertos programas o especialidades musicales y se iban contratando por esa vía”, recuerda de la Fuente.

Hay que fomentar el relevo generacional, saber quitarse de en medio y generar contenidos nuevos

Tomás Fernando Flores Director de Radio 3

Oyentes huérfanos o audiencia nueva

Tomás Fernando Flores resume la estrategia actual en tres pilares: “Radio 3 tiene una programación convencional con tendencia a rejuvenecerse, una programación innovadora con lenguajes audiovisuales, que es Radio 3 Extra, y una acción voluntariosa y decidida de aportar a la gestión cultural”. ¿Le gustaría mantener esa audiencia minoritaria pero fiel que siempre ha acompañado a Radio 3? “Por supuesto, pero somos una emisora pública, no vendemos cuñas, y necesitamos un mayor nivel de prescripción para apoyar el mundo de la cultura. Y eso significa que hay que cambiar los programas, no dejarlos eternamente con personas que perdieron la perspectiva hace muchos años”, concluye.

“El argumento es que el público está envejeciendo, pero sigue teniendo el mismo derecho que cualquier otro oyente”, cree Diego Manrique. “Ahora lo que hay es una inclinación a las músicas de multitudes, pero el público de Radio 3 posiblemente sea opuesto a ellas, y me preocupa lo que vaya a ocurrir a la larga”, confiesa. 

También Javier Gallego piensa que “a Radio 3 les va a costar años hacerse una nueva personalidad, a la que ya están aportando gente como Marta Echevarría o Virginia Díaz”. Además, “Radio 3 compite con una realidad musical muy distinta a la primigenia”. Pero, el director de Carne Cruda confía “en la mayoría minoritaria”.

“La radio pública es la única que puede permitirse hacer la radio de minorías y atender a gustos más allá del mercado, que es donde brotan las novedades que luego llegan a un público más amplio. Debe apostar por lo que no apuestan otros y dar visibilidad a lo que está escondido”, diferencia. “Menos mal que existe Radio 3: no queremos que desaparezca, pero tampoco que sea marginal”. 

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