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Malasaña, el barrio que sabe organizarse sus propias fiestas

La Plaza Juan Pujol de Malasaña (Madrid) / Carolina Martínez

Pedro Bravo

Haciendo barrio es el lema recurrente de las Fiestas del 2 de mayo en Malasaña (o el distrito Universidad, si nos ponemos administrativos) que se celebran este fin de semana. “Hacer barrio” se entiende como juntarse para hacer cosas entre los vecinos y para los vecinos. El barrio se hace, en este caso, desde la Plataforma Maravillas, un punto de encuentro de colectivos, asociaciones, comerciantes y ciudadanos que se juntan para construir entre todos las fiestas que quieren, que pueden y que merecen sin necesidad de contar con el Ayuntamiento. Así es desde hace ocho años.

“Las fiestas surgen por la colaboración de las Asociaciones de Madres y Padres (AMPA) de dos colegios públicos, Pi i Margall e Isabel La Católica, de la Asociación de Vecinos y Vecinas del Barrio de Universidad (ACIBU) y del Patio Maravillas como respuesta a su eliminación por el alcalde Gallardón y como reivindicación de la recuperación del espacio público”. Quien así lo explica es Dolores, vecina del barrio, socia de ambas AMPA mencionadas y parte de la Plataforma desde sus orígenes.

La prohibición de Gallardón empezó en 2005. El año anterior, tras los atentados del 11M, se suspendieron de manera consensuada por Ayuntamiento y vecinos como forma de respetar el luto. A partir del entonces, el alcalde y la Junta de Centro se olvidaron de las fiestas del barrio. Y el barrio se acabó organizando como ha explicado Dolores.

Desde 2009 y aquellas primeras fiestas, la celebración ha ido sumando esfuerzos de otros agentes. Hoy la Plataforma Maravillas cuenta con alrededor de treinta colectivos entre los que hay más AMPA, espacios y asociaciones culturales, medios de comunicación como Somos Malasaña, los Hare Krisna, la asamblea del 15M, el mismísimo Centro Cultural Conde Duque, Espacio Pozas de Cruz Roja, la Escuela de Música Creativa, etc. Además, muchos vecinos se suman al trabajo a título individual. Este año entran la Asociación de Hosteleros de Malasaña (AHM), la de Conde Duque y Vive Malasaña (la Asociación de Comerciantes). Y otra suma de esta edición es la del propio Ayuntamiento, que lo ha hecho como un agente más, aportando la infraestructura para conciertos y permisos pero sin meterse en programación, respetando la decisión de la Plataforma de seguir con el modelo de autogestión.

El asunto de las terrazas

La llegada de estos nuevos actores “ha supuesto un cambio considerable en cuanto al planteamiento de años anteriores —explica Dolores—. Se trata de una evolución pero seguro que las fiestas serán tan agradables y divertidas como años anteriores”. Evidentemente, ha habido polémicas, cuestiones que han necesitado de debates para ver la forma de llegar a puntos de encuentro entre los distintos intereses. Asuntos como los conciertos nocturnos o la necesidad de retirar durante estos días algunas terrazas de las plazas. Al final, tras cesiones por todas partes, se ha llegado a cierto consenso. Habrá una barra y actuaciones nocturnas y se retirarán algunas terrazas.

“Lo que no queremos es que se beneficie gente que no aporta nada al barrio —explica Alberto Peña, presidente de la asociación de comerciantes Vive Malasaña—, queremos evitar el botellón y los lateros. Con el tema de las terrazas, puede haber algún perjudicado de forma individual, pero esto es un esfuerzo colectivo que acaba revirtiendo en los locales del barrio a través del aumento de visitas y de medidas como la ampliación de la hora de cierre”. Además, en todas las fiestas en las que se montan escenarios, se retiran terrazas de las plazas correspondientes tanto por temas de espacio como por motivos de seguridad. Así ha sido en este caso.

No es la anarquía botellonera y apocalíptica que están pintando algunos medios con ataques a Manuela Carmena y su equipo, que casi nada tienen que ver con estas fiestas. Se trata de entender un modelo distinto que ya es ejemplo para otros barrios de Madrid y de España, que acuden a reuniones de la Plataforma para incorporar medidas de autogestión. “Ha sido un ejercicio increíble de entendimiento —explica Bárbara, responsable de producciones de la Escuela de Música Creativa y vecina del Dos de Mayo—, siempre lo es, pero este año más. Y creo que debemos estar orgullosos de ello. Es el inicio de puentes de comunicación entre colectivos que hasta ahora tenían menos espacios de diálogo”.

Una anécdota que sirve para entender cómo ha sido y cómo es el proceso. Durante la última reunión preparatoria, uno de los hosteleros afectados por la retirada de las terrazas, ofreció las mesas que tenía que quitar para montar el escenario. Un detalle que muestra la voluntad y el esfuerzo mostrado por los hosteleros y comerciantes para sumarse al esfuerzo y la voluntad de quienes llevaban años empujando por estas fiestas.

Novedades: barras, conciertos nocturnos

Polémicas aparte, las fiestas ya están en marcha. Empezaron el miércoles con la inauguración de la tradicional exposición Haciendo Barrio en el Centro Cultural Conde Duque, armada con piezas de artistas de Malasaña. Y continuarán hasta el lunes a mediodía.

El programa siempre suele ser variopinto porque variadas son las gentes que lo proponen y que luego lo llevan adelante —“el que propone se lo come” es un básico de las fiestas para retratar la autogestión de cada propuesta—. Este año hay, por ejemplo, torneo de petanca, gymkana de hábitos saludables, clases de baile, mesas redondas, carreras populares, torneo de baloncesto 3x3, jam poética y la comida del traje; otro clásico de la autogestión malasañera: “Yo traje tortilla”; “yo traje vino”; “yo traje croquetas”. Para todos los públicos y gustos, aunque como dice Dolores haciendo autocrítica, “queda pendiente prestar aún más atención a los jóvenes y a los mayores”.

En ese sentido, este año hay novedades que hacen las fiestas más grandes y, posiblemente, más interesantes y abiertas a todo tipo de público, tanto del barrio como de la gente que lo visita. Por ejemplo, los conciertos. Siempre hubo, pero en esta edición el cartel es más potente y hay actuaciones nocturnas, con permiso por fin del Ayuntamiento, en tres escenarios en tres plazas: Dos de Mayo, Juan Pujol y San Ildefonso. Grupos como Noise Nebula, Captains, The Gold, Cómo vivir en el campo, los Harie Boogies, Amy Jo Doh & The Spangles, la banda de la Escuela de Música Creativa y sesiones de DJ a cargo de Pau Roca (La Habitación Roja), DJ Hulk, Say Yes DJ, ente otros. Todos, por cierto, lo hacen, como el resto de participantes, sin cobrar, haciendo barrio.

Otra novedad es la presencia de una barra en la Plaza del Dos de Mayo. Una barra gestionada por miembros de la Plataforma, con precios populares y cuyos beneficios irán destinados a la Asociación de Hosteleros de Malasaña, a Vive Malasaña, a la propia Plataforma y, uno de los días, al apoyo de los refugiados. Las bebidas se servirán en vasos reciclables, por eso de que la sostenibilidad y la limpieza del barrio es otro de los objetivos comunes de los miembros de la Plataforma, y las barras estarán abiertas de 20.30 a 01.00. Luego, la fiesta puede continuar hasta las 04.00 en los locales de la zona, gracias a un permiso especial del Ayuntamiento.

Así son, pues, las Fiestas del 2 de Mayo en Malasaña, un ejemplo de autogestión vecinal que, como explica Dolores, “enriquece y crea vínculos entre colectivos diversos a través de la Plataforma Maravillas, que nos sirve para tejer redes de conocimiento y colaboración en el barrio”. Que dure.

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