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Un informe de la Universitat de València estima el impacto económico de la pandemia en 435.000 millones de euros y 2,7 millones de empleos

Una oficina de los servicios públicos de empleo.

Laura Martínez

València —

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El impacto del coronavirus en la economía española será, si no se toman medidas económicas paliativas, de 149.000 millones de euros y 2,7 millones de empleos. Es la estimación de un estudio de la Cátedra Prospect 2030 de la Universitat de Valencia, que analiza las consecuencias en base a los datos de la contabilidad nacional y la reducción de actividad establecida en los real decretos aprobados por el Gobierno en el mes de marzo.

El estudio divide el impacto económico entre directo, indirecto e inducido, dada la interrelación de los sectores a nivel interno. La reducción de 149.692 millones de euros estimada, que tendrá lugar en la producción económica española si el periodo de estado de alerta se mantiene dos meses, es sólo el efecto directo de la interrupción de la actividad que ha tenido lugar, advierte el informe.

En total, la interrupción en la actividad económica que tiene lugar tras la declaración del estado de alarma por la COVID-19, en distintos grados en los diferentes sectores y en un escenario de dos meses de duración, supone una caída de 435.939 millones de euros en la producción efectiva española del año en curso. Esta caída de la actividad conllevará una pérdida de más de 2,7 millones de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, el 44% de los cuales se perderán por el efecto directo, un 37% por el indirecto y un 19% por el inducido. El dato se obtiene como equivalencia del PIB a puestos de empleo a tiempo completo durante dos meses y, según matiza uno de los autores, no puede ser considerado con la información actual como 'parados', sino que debe atenderse a los datos de trabajadores acogidos a expedientes de regulación de empleo temporales (ERTE).

El informe, a cargo de Juan Carlos Collado y Maria Teresa Rodríguez, insta al Gobierno a tener en cuenta los diferentes impactos por sectores tanto de la crisis como de la recuperación de la demanda, un aspecto que los redactores creen que debería valorarse a la hora de tomar medidas paliativas. Y no sólo en sectores o actividades productivas, sino especialmente atendiendo a aquellas personas que trabajan bajo la economía sumergida, que quedan fuera de la lupa de los datos y, con toda probabilidad, de las prestaciones. “El Gobierno debería considerar a las personas que no están amparadas por la contabilidad nacional en sus medidas, a los colectivos que están en la economía sumergida; estas personas pierden todos sus ingresos”, con motivo de la crisis, advierte Juan Carlos Collado.

“Cada uno de los sectores afectados reduce a su vez la demanda de sus proveedores, que por tanto ven mermada su actividad, generando un efecto arrastre por toda la economía en función de las relaciones intersectoriales”, define el texto en relación al concepto de efecto indirecto.

Los autores advierten de que la recuperación de la economía no será en forma de 'V'. La demanda, estiman, tardará meses en volver al ritmo anterior a la pandemia. “El parón en la actividad se traduce irremediablemente en una importante destrucción de empleo que merma la capacidad adquisitiva de los hogares y por tanto supone un freno a la demanda económica”, indica el informe. Por ejemplo, comenta Collado, será complicado que el país vuelva a tener los mismos ingresos por el turismo y por las actividades de ocio al aire libre: conciertos, festivales de música, eventos deportivos u otras concentraciones masivas de personas. “La recuperación de la demanda no vendrá de la noche a la mañana, será paulatina, estará ralentizada”, advierte, aunque cree que se podría tener unos niveles cercanos a lo habitual en diciembre.

“Para recuperar las facturaciones que [las empresas] habrían tenido sin coronavirus se necesita una recuperación del consumo que mantenga la senda previa al virus y lo mismo con la inversión y las exportaciones. Los sectores que podríamos llamar de proximidad, los que requieren de ”cercanía social“, como espectáculos, viajes, alojamientos, compras en grandes superficies, etc. retraerán el consumo por miedo al contagio. Los sectores industriales necesitarán que las cadenas de valor se recompongan. Los sectores exportadores dependen de la recuperación de la demanda de los países demandantes de sus productos”, insiste el documento.

Las ramas más afectadas serán las actividades inmobiliarias, construcción y turismo, abocadas a su cierre total salvo en los casos de las rentas inmobiliarias (principalmente, alquileres y actividad de las agencias). Las primeras sufrirían un impacto de 44.000 millones de euros -a excepción de las rentas-, mientras que la construcción y los servicios de alimentación y bebidas (hostelería), de 29.000 millones cada una.

No obstante, con los datos actuales, se observa que hay actividades que incrementan su facturación: las actividades sanitarias, de fabricación de productos farmacéuticos y las relacionadas con programación y consultoría. La fabricación de productos farmaceúticos aumenta su producción en 654 millones de euros respecto al mismo periodo del año anterior, siempre según lo reflejado en la contabilidad nacional. Las medidas, consideran los autores, deben pasar por un aumento del gasto público y prestar atención a las diferencias sectoriales.

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