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Los celadores se reivindican: “No somos simples camilleros, sino personal de riesgo”

Un grupo de celadores agradecen el apoyo de la gente, como cada día a las 20 horas.

EFE

Valencia —

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Son los primeros que en las urgencias hospitalarias reciben a los pacientes y los últimos en despedirlos, y es imposible evitar el contacto. Pese a ello, los celadores son considerados “personal de bajo riesgo”, una “ofensa” que les ha llevado a reivindicar que no son “simples camilleros”.

Uno de estos profesionales es Rubén García, de 30 años y celador en el Hospital Clínico de Valencia desde hace 12, quien en declaraciones a Efe recuerda que este colectivo está regido por una orden “preconstitucional” del Ministerio de Trabajo, de julio de 1971, que marca las funciones en el ámbito hospitalario del celador, al que no considera como personal sanitario.

Rubén García es además portavoz de la Asociación Valenciana de Celadores (AsVaCe), entidad que reivindica la figura del celador como “personal esencial” en el marco de la sanidad pública, y recuerda que con la pandemia el trabajo del personal no sanitario “se ha hecho más que imprescindible”.

Desde la Asociación critican que en el procedimiento de actuación para los Servicios de prevención de riesgos laborales frente a la exposición al nuevo coronavirus (SARS-COV-2) del Ministerio de Sanidad se califique al personal celador como “personal de bajo riesgo” ante el contagio.

A juicio de la asociación, esta calificación es una “ofensa” que “no se atiene a la realidad actual” y es “totalmente impropia e inadecuada”, y considera que el Ministerio “no está teniendo en cuenta” las funciones actuales del estamento de celadores.

“Desarrollamos muchas otras funciones no recogidas en la orden del año 1971 y que nos hacen estar en todo momento en primera línea de contagio del coronavirus”, sostiene.

De hecho, desde la asociación reclaman al Ministerio que les “tenga en cuenta”, se les dé audiencia y se les trate “como personal sanitario, no como personal de tercera”.

“No somos meros camilleros”, reivindica Rubén García, quien considera necesario que se regularice la situación del celador, que “no es la misma” que hace casi cincuenta años.

“Estamos en contacto directo con los pacientes, ayudamos a posicionarlos, a levantarlos, a acostarlos y tenemos que tener conocimientos de las patologías de cada uno de ellos para poder manipularlos con seguridad”, expone.

“Nuestras funciones han cambiado y considero que se debería regularizar nuestra situación actual”, añade el presidente de la Asociación, desde donde asegura que trabajan “todos los días codo a codo con el resto de personal sanitario”.

“Trabajamos en todas las unidades donde hay pacientes diagnosticados de coronavirus, entrando a realizar las tareas que se nos demandan, en UCI, Medicina Interna, Neumología, Urgencias y en cualquier unidad donde se nos demande apoyo”, afirma.

Agrega que “se ha ido modernizando la figura del celador y reivindicamos que se nos considere como personal sanitario y lo que conlleva de ser personal de alto riesgo” y explica que una vez el paciente entra por la puerta de Urgencias lo reciben ellos “sin saber en ningún momento qué tipo de patología tiene”.

Al estar considerado personal de bajo riesgo, explica, a la hora de repartir material de protección se les “deja siempre los últimos”.

“Para los test tampoco se nos está teniendo en cuenta como prioridad dentro del hospital y nosotros también podemos contagiar a la gente que venga al hospital por otra patología que no sea la COVID-19”, incide.

“Aunque a día de hoy estamos mejor en cuanto al tema de recursos y medios, al principio, cuando apenas había cuatro mascarillas entre nosotros, no estábamos dentro de esas prioridades a la hora de repartir”, precisa.

Asegura que tienen constancia de compañeros celadores que se han contagiado de coronavirus, algo que a su juicio era inevitable al principio de “una pandemia que a todo el mundo le ha venido grande”.

“Creo que el sistema no estaba preparado para algo así, y durante el primer mes los protocolos se iban cambiando cada diez minutos, siempre buscando el menor riesgo para el personal y los pacientes”, apunta.

“Esos cambios y esa falta inicial de material, al final ha conllevado que muchos compañeros hayan dado positivo en COVID-19”, lamenta.

Aunque está expuesto a cambios de turno si algún compañero resulta afectado, actualmente cubre un turno fijo de mañana y acude todos los días a dormir a casa con su pareja, también profesional sanitario y con quien no tiene hijos, algo que ahora ve una ventaja.

“Tanto mi pareja como yo estamos al mismo nivel de exposición”, asegura, y explica que cuando vuelven a casa después de trabajar extreman las medidas de precaución: “Tenemos vecinos e intentamos llevar una convivencia controlada”.

“Al principio daba mucho miedo porque todo el mundo tenemos familia y trabajábamos con la falta de recursos y la incertidumbre de que nadie sabía por dónde coger este virus”, indica, y añade que durante este tiempo se han “preparado y entrenado” para “saber por dónde tirar, pero siempre sin bajar la guardia por el riesgo que todavía existe de contagio”.

Asegura que en el hospital en el que trabaja los celadores se sienten bien valorados: “Aquí se ha notado que vamos todos a una, estamos todos metidos en el mismo círculo y estamos bien, es como si fuera una familia”. Concha Tejerina

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