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Datos y expertos desmienten que el pico migratorio se deba a un “efecto llamada” por las políticas de Pedro Sánchez

Gabriela Sánchez / Raúl Sánchez



Lo llaman el “fantasma del efecto llamada”. El Partido Popular ha recuperado un discurso alarmista, empleado durante su gobierno para justificar sus duras políticas migratorias, con el objetivo de atacar las últimas medidas del Ejecutivo socialista, como la acogida del Aquarius o la promesa de retirar las concertinas de las vallas fronterizas. El aumento de llegadas a las costas españolas es, claman desde el PP, “responsabilidad del señor Sánchez”. “Está diciendo a las mafias: llevadles a España que allí es muy fácil”, ha sentenciado Javier Maroto, vicesecretario de Organización de la formación.

El diputado ‘popular’ Rafael Hernando lanzaba la misma idea a través de Twitter: “La aparición de ciudadanos de Bangladesh en las costas andaluzas es la evidencia de que el número de Sánchez con el Aquarius, y la demagogia del Gobierno con la inmigración ha cambiado las rutas de las mafias que trafican con seres humanos. Es la irresponsabilidad  del Gobierno”. Un enfoque similar se extiende también por determinadas portadasinformaciones publicadas durante los últimos días.

Los datos y los especialistas en migración contradicen la teoría del “efecto llamada”. La supuesta relación entre el aumento de las llegadas de pateras a las costas y las últimas políticas del Gobierno de Pedro Sánchez no se sostiene con las cifras de llegadas registradas durante los últimos meses y años. El incremento de las personas que arriesgan su vida en el mar con la intención de llegar a España se lleva produciendo desde el año 2016, cuando el Partido Popular estaba al frente del Gobierno.

Desde entonces, año tras año, las cifras alcanzaban nuevos récords, siempre inferiores a los números registrados en 2006 a través de Canarias, durante la llamada “crisis de los cayucos”.



Aquel año, 8.162 personas alcanzaron las costas españolas, casi el doble de las llegadas registradas por la vía marítima en 2015, cuando alcanzaron el sur de España 3.300 migrantes. Comenzaba a despuntar de nuevo la ruta del Estrecho para alcanzar suelo europeo, aunque todavía se encontraba muy lejos de los principales caminos de entrada a Europa, Italia y Grecia. Coincidía con la caída en picado de las entradas a través del Egeo, tras la firma del acuerdo UE-Turquía, y con el refuerzo de cuchillas y malla ‘antitrepa’ en las vallas de Ceuta y Melilla. Las entradas a España se movían de la tierra, al mar.

El balance de 2017 concluyó con nuevos récords históricos. Con Mariano Rajoy al frente del Gobierno, las llegadas a través del mar aumentaron en un 63% con respecto al año anterior, según los datos de Acnur. De 8.162 entradas a España por esta vía en 2016, pasaron a 21.103 personas.

Por tierra se mantenían en niveles similares, en 2017, 6.246 migrantes alcanzaron España a través de las vallas de Ceuta y Melilla o cruzando los pasos fronterizos de forma clandestina. El año anterior lo habían hecho 5.932 personas.

A lo largo de 2018, la tendencia al alza se ha mantenido. En lo que va de año, 20.835, personas han alcanzado las costas españolas de forma irregular, según los datos de Acnur. El aumento de llegadas registrado durante este año, al que hacen referencia quienes toman el discurso del efecto llamada como propio, empezó en el mes de junio, el mismo mes en que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa. Sin embargo, los expertos recuerdan que el tiempo que suelen dedicar los migrantes a realizar la ruta por África, imposibilita que las razones de este aumento tengan que ver con el cambio de Gobierno o las políticas que Pedro Sánchez comenzase a anunciar en sus primeros días como presidente.



Los migrantes no recorren la ruta tan rápido

“Los migrantes y refugiados cuando hacen la travesía no tardan dos días. Hablar de un ‘efecto llamada’ con tan poco margen, no tiene sentido. En el caso de que alguien se hubiese enterado de la acogida del Aquarius, tardarían en llegar al menos unas cuantas semanas o meses. Pero el pico en las llegadas empezó justo durante aquel fin de semana”, explica Sergio Maydeu-Olivares, consultor y analista sobre desarrollo y conflictos armados.

Además, enfatiza, las cifras registradas durante este año demuestran la desvinculación de uno y otro hecho:  “Hay que ver los datos. Cuando el Gobierno aceptó recibir el Aquarius, los datos ya decían que se estaba produciendo un aumento de las llegadas de migrantes y refugiados desde las costas de Marruecos. Eso es un hecho claro que no hay una correlación directa con las políticas y las entradas”, apunta el analista internacional.

Fuentes de Interior niegan a eldiario.es que se esté produciendo ese “efecto llamada”, recordando la tendencia migratoria al alza registrada en los últimos años. “Las llegadas empezaron a ascender en 2013. A partir de 2016 lo han hecho de una forma más notable. Este mismo año se ha experimentado un fuerte incremento antes del cambio de Gobierno”, detallan desde el Ministerio. Según sostienen, el pico experimentado en los últimos meses se debe a “diferentes factores de gran complejidad”, entre los que destacan el buen tiempo propio del verano, la disminución de las llegadas a través de las rutas de Grecia e Italia tras la formalización de acuerdos europeos, entre otros.

Sin embargo, las mismas fuentes también indican que “las redes de tráfico de personas pueden tergiversar determinados mensajes o lanzar informaciones falsas sobre el nuevo gobierno con el objetivo de lucrarse de la desesperación de los migrantes”. Por esta razón, defienden que es necesario “cuidar el discurso lanzado desde las instituciones sobre asuntos migratorios”.

El cierre de las otras dos grandes rutas a Europa

En los círculos especializados en migraciones se venía esperando desde hace años un aumento considerable del flujo migratorio a través de España. Tras el acuerdo UE-Turquía, que selló la ruta del Egeo experimentando un descenso radical de las llegadas, los focos se dividían en dos caminos: Libia-Italia y Marruecos-España.

A medida que la Unión Europea e Italia alcanzaban un acuerdo con Libia y aumentaban su cooperación con la supuesta guardia costera libia, las cifras de personas embarcadas en el Mediterráneo Central descendían. Si en 2017, 119.369 personas habían alcanzado las costas italianas a través de esta ruta, la más mortífera de todas, este año lo han hecho 18.243 migrantes.

Mientras las entradas a Italia comenzaban a caer (el descenso se inició en 2017, año en el que se fraguó el acuerdo entre el país europeo y Libia), la ruta Marruecos-España se iba aproximando al Mediterráneo Central como primera puerta de entrada a Europa. La historia de las migraciones lo dice: si un camino se cierra, otro se abrirá.

“Si solo hay tres entradas y se cierran dos, solo te queda una. Si se acaba Libia y Turquía, la única que está abierta es España. Es lógico el aumento”, considera el experto Maydeu-Olivares. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) realiza el mismo análisis. “España se ha convertido, desde el pasado mes de junio, en la principal ruta de personas migrantes y refugiadas por mar a Europa. Sin embargo, esto se debe en gran medida a que el número de entradas en Italia y Grecia ha descendido notablemente”, han recordado a través de un comunicado.

“Las políticas europeas les empuja a nuevas rutas” 

“Desde Europa se están poniendo cada vez más obstáculos para la llegada de las personas migrantes y refugiadas mediante la firma de acuerdos con países como Turquía o Libia, basados en la externalización de fronteras, países donde no se respetan los derechos humanos y está obligando a las personas que huyen a buscar nuevas vías de acceso a Europa”, han explicado desde CEAR, organización que también hacen referencia a las últimas trabas impuestas por Italia y Malta al desembarco de migrantes rescatados en alta mar.

“La política de cierre de puertos, que incumplen así sus obligaciones de auxilio en el mar, y los continuos obstáculos a los barcos de rescate en el Mediterráneo central está provocando que las personas busquen rutas alternativas para poner a salvo sus vidas”, han alertado desde la ONG especializada en asilo.

La falta de vías legales de entrada a la Unión Europea es otra de las razones destacadas por las organizaciones en defensa de los derechos humanos. La inexistencia de canales seguros para quienes huyen de la miseria y la persecución les empuja a dejarse en manos de traficantes de personas y arriesgar su vida en el intento, denuncian.

El papel de Marruecos

Otro aspecto clave citado por los especialistas al explicar el aumento del flujo migratorio a través de España es el papel de Marruecos. Mientras los gobiernos de los otros dos países de tránsito claves en las rutas empleadas por los migrantes para llegar a la Europa, Turquía y Libia, están aumentando el control en sus costas a cambio de financiación europea, el Reino alauí parece haberse “relajado” en esta tarea, coincidiendo con un aumento de la inestabilidad en el país.

“Las revueltas en el Rif así como el uso de las migraciones como elemento de presión en las negociaciones entre Marruecos con España y la UE podrían estar favoreciendo una relajación en las medidas de control migratorio marroquí”, señalan desde la CEAR. 

“Todas las protestas sociales en el Rif pueden haber forzado al Gobierno marroquí a hacer un cambio en cuestiones de seguridad. Ahora la gestión de sus fronteras con España no es uno de sus principales problemas, teniendo en cuenta sus problemas internos y el aumento de la tensión con Argelia”, analiza el experto en desarrollo y conflictos internacionales.

Desde el Ejecutivo español ya se está presionando a los líderes europeos para conseguir una mayor cooperación con Marruecos para que aumente el control de sus costas, lo que suele llevar de la mano una dotación de financiación por parte de la Unión Europea. 

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