Nueve meses después de que 23 personas fallecieran en la valla de Melilla en una violenta operación para evitar que cruzaran a España, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha vuelto a defender la actuación policial. Lo ha hecho ante la comisión de Libertades, Justicia y Asuntos de Interior, que le reclamó sin éxito el pasado verano que compareciera para rendir cuentas por la masacre. Pero el responsable de Interior ha defendido que tenía que esperar a que concluyera la investigación judicial y se ha amparado en el carpetazo que dio la Fiscalía al asunto.
“No tengo que asumir ninguna responsabilidad porque la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado fue proporcional en términos de legalidad atendiendo a un ataque violento”, ha respondido el ministro a preguntas de los eurodiputados, que de manera generalizada han cuestionado lo sucedido. “La Fiscalía concluyó que no existían elementos que determinaran que los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado incurriesen en infracción penal alguna, ni en su actuación general durante el desarrollo de estos ni posteriormente en el momento de la materialización de los rechazos en frontera”, ha expresado en su intervención inicial.
Marlaska ha negado reiteradamente que “ningún caso trágico ocurrió en España” en referencia a las investigaciones que revelaron que al menos uno de los migrantes falleció en suelo español. El ministro ha sostenido que la BBC rectificó en ese planteamiento. No obstante, no era el único medio que dio esa información. Una investigación del consorcio Lighthouse Reports apuntó en la misma dirección a través de imágenes inéditas, testimonios y declaraciones oficiales que evidenciaron que algunos cuerpos cayeron más allá de la puerta del paso fronterizo que separa Marruecos y España. También diputados de la Comisión de Interior del Congreso llegaron a la misma conclusión tras el visionado de las imágenes.
Antes de comenzar el interrogatorio, Marlaska ha pedido a los eurodiputados que no utilicen tragedias como la de Melilla o la ocurrida recientemente en Crotone, en la costa italiana, “con cálculos partidistas o sectarios”. El ministro ha recordado que el pasado año se contabilizaron 12.049 entradas irregulares a través de la ruta del Mediterráneo central. “Se ha triplicado”, ha dicho antes de enfatizar: “No es sólo la frontera española, la frontera italiana o la frontera griega. Son las fronteras europeas”.
Marlaska ha pedido a los eurodiputados una “mayor implicación en la política migratoria”: “Tomen conciencia de que se trata de un reto de todos, de Europa en su conjunto, no solo de los países del Sur”. Así, ha apostado por que se llegue cuanto antes a un pacto migratorio y de asilo que se le atraganta a los 27 desde hace años y ha defendido la gestión de las fronteras que hace España en lo referente a los acuerdos con los países de tránsito u origen. Ante las críticas que han llegado de la izquierda y los verdes por la financiación que percibe Marruecos de la UE para evitar las entradas en Espala. “No externalizamos nuestras fronteras”, ha afirmado, a pesar de la colaboración que no niega ningún gobierno. Marlaska ha afeado lo que ha considerado que es un “sentimiento paternalista ante los distintos países de África”: “Nosotros hablamos con ellos de tú a tú”.
La mayoría de portavoces ha cuestionado la actuación en Melilla. El portavoz del PPE, Jeroen Lenaers, ha lamentado la “falta de transparencia” de las autoridades y ha aprovechado la existencia de vallas en las ciudades autónomas que las separan de Marruecos para hacer un alegato en defensa de esa política migratoria que ha reavivado la derecha con la apuesta por la construcción de muros. “Las fronteras europeas necesariamente deben protegerse”, ha contestado Marlaska después de que el conservador repitiera las palabras de la líder socialista, Iratxe García, en contra de esos muros. Pero el ministro ha asegurado que en 2018 el Gobierno “retiró las concertinas, que es un elemento más lesivo, sustituyéndolo por otros materiales que dan seguridad pero no son dañinos para la integridad” de las personas.
“Los hechos del 24 de junio han puesto en tela de juicio la defensa transparente de los derechos humanos. Dar por buenos los 23 muertos es un acto de fe”, ha reprochado la eurodiputada de Ciudadanos, Maite Pagazaurtundúa, que ha pedido al ministro que reconozca si no son “capaces de mantener la seguridad”. “Llevamos cinco años invirtiendo en la frontera de Ceuta y Melilla. Me descorazona que usted lo desconozca”, le ha respondido Marlaska, que ha recordado que se han incrementado el número de empleados públicos en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y ha negado que haya riesgo de una “brecha de seguridad”.
“Meses después del asesinato de 40 personas en nuestra frontera. ¿Se reafirma en sus palabras que calificaron las palabras caso bien resuelto? ¿A qué se refiere con bien resuelto? 470 devoluciones en caliente incluyendo personas heridas y menores de edad”, le ha reprochado el parlamentario Miguel Urbán (Anticapitalistas), que ha recordado que se trata de una “vulneración del derecho internacional” y le ha preguntado si se expulsó a posibles demandantes de asilo. “Sólo la extrema derecha le ha felicitado por su actuación”, ha dicho sobre la marcha del debate: “Cada vez esta más cerca de las políticas migratorias de la señora Meloni”.
“España tiene una responsabilidad directa en lo sucedido a personas huyendo de conflictos bélicos”, ha recriminado Sira Rego (IU), que ha lamentado el rechazo a la comisión de investigación en el Congreso con los votos del PSOE y el PP y ha reclamado “autocrítica” a Marlaska. “Hay una crítica unánime porque fue una vergüenza”, ha apostillado Ana Miranda (BNG).