El fracaso de la “solución” del Gobierno para dignificar a las porteadoras: seis muertes desde su creación
lham Ben Chrif, con tres hijos menores de edad, y Souad Zniter, de 27 años, se han convertido este lunes en las dos últimas porteadoras fallecidas en la frontera de Ceuta aplastadas entre la multitud. Durante los últimos diez meses, desde marzo del año pasado, seis mujeres marroquíes han perdido la vida desde la inauguración del nuevo paso fronterizo Tarajal II que, según el Gobierno, pretendía “dignificar” a quienes realizan esta labor y acabar con los tumultos. No ha funcionado.
“Es intolerable”, lamenta Ana Rosado, investigadora de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. La organización ha exigido “soluciones inmediatas” a los gobiernos marroquí y español. “A pesar de las buenas relaciones entre ambos países no toman este tema como una prioridad”.
La base de la inseguridad que conlleva esta labor, explica la investigadora, se encuentra en el limbo legal en el que trabajan las porteadoras. Sobre sus espaldas se levanta el “comercio atípico” que sustenta buena parte la actividad económica de las fronteras de Ceuta y Melilla, según la organización.
Mientras en España se trata de un negocio “alegal”, en Marruecos es irregular. Especialmente cuando se realiza en la frontera de Ceuta, donde no existe una aduana comercial con Marruecos, debido a que el Estado alauíta no reconoce esta ciudad autónoma como territorio español.
Esta falta de regulación convierte a las porteadoras en el eslabón más débil. “Ellas destacan los abusos de la policía marroquí y la española. Cada mañana, no saben si van a poder pasar la frontera o no. Esa arbitrariedad genera incertidumbre entre las mujeres y mucho nerviosismo”, apunta Rodado. Por ello, desde la APDHA piden que se “considere por fin el porteo como un trabajo”.
“De pasar la frontera y poder regresar a tiempo depende la remuneración que les asegura el sustento de cada día”, recuerda la investigadora. Por ello corren, por ello esperan a las puertas de la frontera durante la madrugada, en su intento de ser las primeras y conseguir el mayor número de fardos.
¿Cómo funciona el nuevo paso Tarajal II?
En respuesta a las constantes acumulaciones de porteadoras registradas cada mañana en la frontera ceutí, el Gobierno puso en funcionamiento en febrero de 2017 un nuevo paso peatonal reservado exclusivamente para el tránsito de las ciudadanas del Reino alauita que viven de llevar sobre sus espaldas todo tipo de mercancías a su país.
El 'Tarajal II' se presentó como la solución idónea para acabar con los tumultos que se sucedían en el 'puente del Biutz', el canal enrejado que, durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se abrió con este mismo propósito en el perímetro fronterizo desde los polígonos comerciales de Ceuta hacia Marruecos.
Su entrada en funcionamiento conllevó una limitación del tamaño de los bultos que llevan las porteadoras para acabar con la imagen de mujeres aplastadas bajos los fardos que transportan.
Los resultados siguen siendo nulos.
En marzo, Suad O. M, una porteadora de 22 años falleció tras dos días hospitalizada después de quedar aplastada tras una estampida. En abril le sucedió lo mismo a otra mujer. En agosto murieron dos más, todas en las mismas circunstancias y todas en territorio marroquí.
El estricto horario del paso dedicado a las porteadoras (de 7:30 horas a 10:30 horas) aumenta las prisas por no llegar a tiempo. A partir de la inauguración del Tarajal II, los porteadores recogen una tarjeta que posteriormente deben devolver al salir hacia Marruecos. Supuestamente, solo pueden atravesar esta vía unas 1.500 personas al día.
Estas normas férreas no ha disminuido el número de bultos ni descendido la cifra de personas que intentan realizar cada día esta actividad. Cada madrugada, cientos de mujeres pasan la noche al raso para asegurarse entrar en la ciudad española al día siguiente. Cuando no llegan a tiempo o no han podido entrar a través del Tarajal II, las porteadoras lo hacen por la entrada general.
Para salir, cada tarde, cuando el ‘Tarajal II’ ya está cerrado, los porteadores se acumulan igualmente en el lado fronterizo español, con el objetivo de salir de Ceuta, ante la dificultad de cumplir el horario establecido.
Entonces, los antidisturbios españoles destinados en la ciudad se enfrentan a menudo a cientos de porteadores que intentan llevar a Marruecos a la carrera las mercancías que de ninguna manera aceptan los aduaneros por el paso peatonal, donde las porteadoras denuncian que se requisan productos de forma “continua y masiva”.
Un reciente informe de los colectivos Irídia, Novact y Fotomovimiento denuncia violencia verbal, empujones y golpes de la Policía Nacional contra las mujeres porteadoras.
El aumento de la población de las ciudades vecinas
En los últimos veinte años, cada vez más marroquíes se trasladan a vivir a las ciudades españolas vecinas con el objetivo de dedicarse al porteo. El resultado: la población población de Tetuán se ha sextuplicado, superando el millón de habitantes, y la de la vecina localidad de Castillejos, que ronda los 80.000.
Mientras que Marruecos lo considera una actividad ilegal, el reino alauí es consciente de que su permanencia mantiene la paz social entre cientos de miles de ciudadanos con dificultades económicas.
Las fallecidas, naturales de la comarca de Ouazzane, más allá del Rif, formaban parte de la migración interna que ha multiplicado los residentes en la provincia marroquí más cercana a Ceuta, cuyos vecinos pueden acceder a la ciudad española sin necesidad de visado con el objetivo, precisamente, de mantener vivo el comercio atípico entre ambos países.
Este comercio alegal genera cerca de 1.000 millones de euros anuales en Ceuta y Melilla, según los datos del Consejo español de Economía en 2005, recogidos en el informe estas tres entidades. Atendiendo a los datos de la Cámara de Comercio Americana de Casablanca, 45.000 personas viven de esta economía atípica de forma directa. De ellas, el 75% son mujeres.
La Asociación por los Derechos Humanos de Andalucía (ADPHA) estima que el negocio en torno a los portes en las fronteras de Ceuta y Melilla genera unos 1.400 millones de euros cada año.
Un “censo” para porteadoras
El Ministerio de Asuntos Exteriores se ha comprometido ahora a estudiar cómo “actualizar y perfeccionar desde el punto de vista normativo” esa excepcionalidad y las autoridades españolas esperan que Marruecos elabore el “censo” de porteadores que hace meses se comprometió a realizar para acotar la entrada en Ceuta a quienes estén ‘habilitados’ para ello.
En paralelo, Interior piensa “agilizar” las obras de reforma integral del paso del Tarajal, en el que el Gobierno autonómico va a asumir el coste de contratar seguridad privada, así como la instalación de sistemas tecnológicos de “frontera inteligente”.