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Antonia Díaz, economista: “El Gobierno debe clarificar cuándo proceden los despidos y las quiebras”

La economista Antonia Díaz

Marina Estévez Torreblanca

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Antonia Díaz (Jacarilla, Alicante, 1965) es doctora en Economía por la Universidad de Minessota y profesora titular en la Universidad Carlos III de Madrid. Su investigación se centra en temas de distribución de la renta y la riqueza con especial énfasis en el mercado de la vivienda. Además es editora del conocido blog de economía “Nada es gratis”.

Díaz firma que “quiere creer” que aún estamos a tiempo de parar un crisis económica profunda y duradera. Opina que la respuesta de urgencia que ha puesto en marcha el Gobierno (dos paquetes, uno de 18.225 millones y otro de 200.000 millones) va en la dirección correcta por su contundencia, pero cree que la cuestión ahora es ver cómo se desarrollan las medidas y un “compromiso colectivo” (compartir riesgos, risk sharing).

¿Qué opina del programa de estímulo económico de 750.000 millones ante la emergencia del coronavirus que lanzó a medianoche del miércoles el BCE?lanzó

El programa es bienvenido. Es especialmente importante que se diga que el programa de liquidez tendrá en cuenta la diferente gravedad de la emergencia en cada país. No solo eso, sino que se reconozca que esta crisis no se debe a mala gestión económica. De hecho, la Sanidad Pública española llega maltrecha a esta emergencia, en parte, por los recortes que se hicieron para enfrentar la Gran Recesión. Por último, estas medidas no están calmando los mercados financieros, de momento. Yo creo que esto indica que los mercados saben muy bien la partida que está jugando y siguen apostando a la baja. Es el momento de vigilarlos con mucho cuidado.

Qué le parecen las medidas económicas que ha aprobado el Gobierno español para luchar contra el impacto económico del coronavirus? ¿están en la línea de coordinar el risk sharing (compartir riesgos y pérdidas de forma solidaria por parte de agentes públicos y privados para afectar lo menos posible al tejido productivo) que defiende en este artículo?este artículo

El paquete del gobierno está en línea con las medidas que se han propuesto en Alemania o Italia. La cuestión es que la mayor parte supone un desembolso directo del Estado, que haría falta reservar para lo que corresponde. Alternativamente, las medidas que imponen una moratoria a las hipotecas sí van en la dirección del risk sharing. También, las medidas encaminadas a asegurar el suministro de electricidad, agua y gas a las familias vulnerables van en esa dirección.

Nos gustaría que esas medidas vinieran con algún control adicional sobre la buena fe de los prestatarios de hipotecas, y de los usuarios de suministros, u otros casos. Es importante que esas medidas ayuden realmente a los trabajadores que lo necesiten. Otra medida que echamos de menos es clarificar cuándo proceden los despidos y las quiebras, que conviene evitar siempre que la empresa solo este pasando por este bache de liquidez, cuya definición precisa va a depender mucho de cuánto se extienda el risk sharing: el “hoy por ti, mañana por mí.”

¿En qué consistiría más en concreto esa idea de compartir riesgos para evitar una mayor recesión?

Con todas las cautelas porque vamos al día, creemos que se debe fomentar que las empresas se sostengan entre sí, aplazando créditos, dando periodos de carencia en sus pagos entre ellas. El programa de avales que ha anunciado el Gobierno va en esa dirección. Habrá que perfilarlo para evitar el problema de selección adversa y/o riesgo moral. Es decir, que los avales vayan a las empresas, y autónomos que se enfrenten a falta de liquidez para sus pagos pero cuya solvencia pueda observarse.

¿Comparadas con las de países como Francia, Alemania o Italia nos quedamos cortos, o vamos en la línea adecuada?

En volumen van en la misma línea. La cuestión es cómo se desarrollan las medidas y, sobre todo, cómo se evalúa su eficacia. Alemania tiene mejores condiciones presupuestarias que el resto, lo que nos obliga a hilar mucho más fino con los detalles y la evaluación de las medidas.

El gobierno confía en que las empresas privadas aportarán de algún modo 83.000 millones de euros ¿lo ve factible?

No lo vemos factible sin el concurso del sistema financiero que es quien debe verificar los pagos privados. Las grandes empresas deberían tener también un papel importante para gestionar la moratoria de pagos de sus clientes a la vez que agilizar el pago a sus proveedores, puesto que disponen de más liquidez y más colateral.

Finalmente, las empresas en sectores que en el muy corto plazo están mejorando sus resultados podrían hacer frente a sus obligaciones fiscales con más celeridad.

¿Echa de menos más medidas fiscales? El Gobierno dice que aún no es el momento de los estímulos, sino de frenar el paro masivo y la caída de producción, que los estímulos (meter dinero en el bolsillo del contribuyente) deberán venir más adelante.

Todo va muy rápido, y veremos más medidas. Lo importante ahora era que el Gobierno anunciara un compromiso claro y rotundo. Hace falta ahora un compromiso colectivo. No se puede hacer negocio con la enfermedad.

¿Cree entonces que hará falta otro paquete próximamente? Los autónomos y las asociaciones de inquilinos se quejan de haber sido dejados fuera.

Sí, efectivamente; ellos también están afectados y se debería hacer algo urgentemente. La cuestión es que, en el caso de estos colectivos, puede ser mas difícil verificar “necesidades reales”. Con los asalariados que tienen sus nóminas, sus hipotecas y sus recibos domiciliados, es fácil para el banco verificar que “dicen la verdad”, y diseñar mecanismos para refinanciarles sin intervención del gobierno.

Para los autónomos y los inquilinos es más complicado, y el problema de incentivos perversos puede ser mayor.

¿Cuánto tiempo tendremos que mantener las medidas disruptivas en economía para frenar el contagio?

Ahí, no me atrevo a ir más allá de lo que dicen los expertos. ¿Cuánto ha tardado China? Con la mayor de las cautelas, puesto que no manejamos la información que manejan las autoridades, diría que Luis Puch (su coautor en algunas colaboraciones en Nada es Gratis) y yo somos partidarios del sostenimiento de la actividad a un perfil bajo, más que de una congelación de choque en la actividad. Pero lo que nos gustaría puede sencillamente no ser posible.

¿Cuál es el riesgo de que la economía financiera empeore la situación general, en busca de un beneficio inmediato y de especular con la actual situación? ¿la prohibición de las operaciones en corto es suficiente?

La economía financiera hace que la economía se vuelva muy líquida, en sentido metafórico y financiero: al comprar y vender títulos realizamos ganancias y pérdidas de capital, sin esperar a recibir los dividendos de las empresas. Ahora tenemos un shock. No podemos producir. Por eso las expectativas mandan, fundamentalmente, ahora, en las valoraciones financieras. Yo creo que no es que haya que prohibir, sin más, las operaciones en corto, sino que la CNMV y el Banco de España deben vigilar las transacciones muy de cerca para que no se añada volatilidad a la economía, y si procede, penalizar a quien la propague mientras dure esta emergencia.

¿Hay alguna posibilidad de no acabar en una crisis económica duradera?

Quiero creer que sí.

¿Quiénes serán los mayores perdedores de este shock? ¿habrá ganadores? ¿se producirá un aumento de la desigualdad?

En el corto plazo hay grandes redistribuciones de beneficios: de hostelería y restauración al sector de la alimentación, etc. Muchos de estos trasvases se revertirán, tanto más cuanto menos dure la crisis. Pero nos tememos que esta crisis se puede llevar por delante a muchas pequeñas y medianas empresas y a muchos autónomos.

Una de las virtudes de nuestro plan de risk sharing es que, además, es un arma eficaz contra esa desigualdad de la que habla. De lo que se trata es de repartir los costes de este shock entre prestatarios y prestamistas. Los prestamistas no deben llevar toda la carga del shock cuando no haya mala fe.

Uno de los aspectos principales de esta crisis es mostrar que estamos muy interconectados y la interdependencia económica. ¿Estamos ante el fin de la globalización tal y como la entendemos hasta ahora o al menos ante una transformación?

No, no es el fin de la globalización sino todo lo contrario. Cuando decimos que tenemos una app para testear posibles enfermos y controlar sus movimientos o cuando los vecinos se ayudan entre sí, están usando medios digitales. La comunicación digital se ha generalizado en los hogares y en las empresas. Esto va a más. Lo que esperamos que cambie es el valor que asignamos a la cooperación y a los bienes públicos respecto a una situación anterior a la crisis del Covid-19 en la que se estaba imponiendo el individualismo.

En cuanto al mundo que el comercio internacional y el movimiento internacional de capitales ha interconectado, yo diría que para que la conexión internacional dé todos su frutos hay que diseñar instituciones internacionales que sean efectivas y que ayuden a coordinar decisiones. En cuanto a los perdedores de la globalización, es responsabilidad de cada gobierno invertir en los bienes públicos, educación y sanidad, que garantizan que cada uno de nosotros aproveche lo mejor de la globalización.

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