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Diario de un importador de mascarillas chinas: “Esto se ha convertido en la fiebre del oro”

Solo 111 empresas chinas están homologadas para fabricar mascarillas protectoras

Analía Plaza

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“No hay material. Hay una carrera feroz entre países para llevarse lo que sea lo antes posible. En un mercado en el que va todo al contado, el primero que llegue y pague, se lo lleva”.

Las palabras son del gerente de una empresa de logística europea con sede en Hangzhou, China. Definen la situación que vive el país. Gobiernos de regiones afectadas por el coronavirus acuden a comprar material sanitario y empresas e intermediarios se lo venden al mejor pagador. A pie de pista se suceden las confiscaciones y mordidas. “Los estadounidenses sacan el efectivo y pagan tres o cuatro veces por las órdenes que hemos hecho”, denunció el presidente de la región Gran Este de Francia, Jean Rottner.

En España, la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso admitió las “tremendas” complicaciones del mercado. “Allí cada mañana empieza la compra desde cero. Tienes que delegar en alguien que te lo vaya comprando, y si no lo consigue aquel día pierde el material y se complican las cosas”. El último episodio es el de Turquía requisando 150 respiradores que había comprado Castilla-La Mancha.

Tras unos meses cerradas, las fábricas chinas han retomado la actividad. Y lo han hecho justo cuando el resto del mundo necesita su capacidad productiva para hacerse con mascarillas, guantes, trajes protectores, test y respiradores. ¿Cómo se vive el día a día? eldiario.es habla con empresas españolas que fabrican en China y con personas dedicadas a la importación que han ofrecido al Gobierno de España su ayuda. Con sus testimonios reconstruimos esta cronología del importador.

Principios de febrero: las fábricas montan nuevas líneas de producción

“El día 11, la fábrica con la que trabajamos, Youhong Medical Technology, empezó a acondicionar una planta para producir mascarillas”, relata un trabajador del sector de la electrónica. “Es una empresa seria, dentro de lo que cabe, que ya fabricaba dispositivos médicos. Las máquinas para hacer mascarillas se encuentran con facilidad porque ya están diseñadas. Solo hay que alimentarlas con material textil, las bandas para las orejas y la pieza metálica para la nariz. Es comprarse la máquina y ponerla a escupir mascarillas”.

Para promocionar su nueva línea, la fábrica publica fotos de las obras. Anuncia que cuando terminen tendrá capacidad para producir 170.000 mascarillas desechables y 72.000 mascarillas N95 diarias, “lo que llenará el vacío de la ciudad de Yiyang”, que no tiene suficientes.

Finales de febrero: fábricas de todo tipo empiezan a producir material sanitario

Como Youhong Medical Technology, otras prueban suerte en el mercado. No todas se dedican al material sanitario, pero se adaptan porque saben que hará falta. “Durante la crisis en China, muchos trabajadores quedaron atrapados en ciudades confinadas. Las fábricas no podían abrir. Lo que hicieron fue habilitar líneas de producción”, añade un importador. “Pero hay mucho 'fake', mucho material que no se fabrica en condiciones apropiadas”.

El 29 de febrero, tras la obra y el acondicionamiento, Youhong ya cuenta con una sala libre de polvo (un requisito para obtener la certificación médica) y produce mascarillas con celeridad. La empresa publica en las redes sociales vídeos y fotografías de sus nuevos productos. También aprovecha para instruir a potenciales clientes sobre las mascarillas 'fake' que hacen otros.

Principios de marzo: los comerciales contactan por LinkedIn para ofrecer su material

Esta misma fábrica envía una remesa de cien mascarillas a su cliente español. Lo hace de prueba, como regalo para su plantilla y acción comercial. Las mascarillas quedaron retenidas en la aduana, pero el contacto sirvió para que el responsable de la empresa española, Geeksme, ofreciera su ayuda al Ministerio de Sanidad.

“Nosotros somos una empresa tecnológica que no tiene nada que ver con el material sanitario”, dice su cofundador, Ángel Sánchez. “Cuando declararon el estado de emergencia y dijeron que las empresas que tuviéramos material ayudáramos, nos pusimos a su disposición. Nosotros no vendemos mascarillas, pero podemos facilitar el contacto de nuestra fábrica”. Sanidad no contestó.

La dinámica general es que proveedores de todo tipo —de muebles, de material electrónico, de textil...— contactan con gente que ya trabaja en China para ofrecer material. “Estos días, tanto proveedores ya existentes como otros contactos, te escriben por si estás interesado en comprar mascarillas o cualquier otra cosa relacionada con el coronavirus”, añade un empresario que importa muebles. “A los chinos no se les ha escapado que es una oportunidad de oro y que todo el mundo las necesita. Hoy he hablado con un importador que me ha pasado un listado de precios. No se les pasa una, aprovechan cualquier oportunidad para hacer negocio”.

Pero hay que tener cuidado, alertan los consultados. “Muchas no tienen certificado para enviar a Europa. Lo pides, te mandan uno tapado, te dicen que en ese momento no lo tienen...”, explica Diego Gallego, director en una empresa española con fábrica en China que estos días trabaja con residencias españolas y de otros países. “Esto se ha convertido en la fiebre del oro. De un día para otro triplican los precios. Hay gente muriéndose y otra haciendo el agosto”.

16 de marzo: estado de alarma. Intermediarios que trabajan con China ofrecen sus contactos y asesoramiento para importar material

El 6 de marzo, según la información recogida por ABC, la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria, pide a las oficinas comerciales de España que identificaran potenciales suministradores de material. La Secretaría de Estado de Comercio centraliza los datos. Durante el anuncio del estado de alarma, Sánchez dice que el Estado podría requisar material médico de agentes privados. Esto provoca miedo entre los importadores, que desconocen si sus pedidos quedarán paralizados en aduanas.

Igualmente, varios ofrecen sus contactos y asesoramiento a través de LinkedIn, en un post que publicó Sanidad. Ninguno ha recibido respuesta, aunque reconocen que a raíz de aquello han empezado a trabajar con residencias, empresas y hospitales.

Para importar material sanitario en España es necesaria licencia. Si un importador de otro producto (pongamos el ejemplo de los muebles) pone en contacto a su fábrica con una entidad pública u hospital, puede cobrar la comisión en forma de descuento cuando vuelva a fabricar muebles. Para las donaciones a entidades públicas o centros hospitalarios, Hacienda ha relajado sus normas y no exige autorización previa.

¿Con qué intermediarios trabaja España? El Gobierno no ha proporcionado una lista. Hasta la fecha, conocemos el nombre de la empresa valenciana importadora que trajo un avión con material encargado por la Comunidad de Madrid (Ibersurgical, especializada en productos sanitarios). Pero Sanidad se ha negado a dar el nombre del proveedor a través del cual compró los tests defectuosos a la empresa china Shenzhen Bioeasy Biotechnology.

20 de marzo: los precios siguen subiendo

La ley de la oferta y la demanda impera en el mercado. Más aún cuando el producto será “de ciclo corto” y el cliente ocasional. “El cliente no será fiel, así que los empresarios, como empresarios que son, se lo dan al que les pague más”, continúa Gallego. A eso se suman las nuevas condiciones de las fábricas, que no cogen pedidos pequeños y exigen el pago al contado. “Habitualmente se paga el 30% al principio y el 70% con la entrega de la producción. Ahora hay fábricas trabajando al 50%”.

Con todo, los precios se disparan. En enero, según otra fuente consultada, las mascarillas más sencillas se vendían a 2 céntimos la unidad en España. Ahora están a 40 o más. No solo se ha multiplicado su precio ante la escasez, sino que ha subido el precio del transporte. China cerró sus fronteras y solo se puede enviar material por cargueros, porque no hay vuelos comerciales. Como el espacio es limitado, el país que más pague es el que mete la carga.

26 de marzo: Sanidad reconoce que la primera partida de tests rápidos era defectuosa

El País publica que los test rápidos que adquirió el Gobierno no funcionan. Sanidad reconoce que es verdad. La Embajada de China en España explica que la empresa a la que se los compraron no está incluida en la lista de proveedores del Ministerio de Comercio de China. No dice qué “proveedor nacional de confianza” ha intermediado. Los conocedores del mercado sospechan que ha sido alguno de los comisionistas que han florecido estos días.

“El Gobierno chino dijo que la empresa de los test no estaba en su lista oficial de empresas con licencia médica”, considera un importador consultado. “Ahora prima tener el producto y hay productos que quizá no son los mejores. Puede que el encargado de comprarlo no se diera cuenta de que Shenzhen Bioeasy no estaba en la lista”.

También Holanda tiene que devolver 600.000 mascarillas defectuosas. Estas noticias provocan tal revuelo que China decide aumentar sus requisitos para vender material sanitario.

1 de abril: China endurece los controles, lo que retrasa las importaciones

El Ministerio de Comercio chino comunicó este miércoles que ha tomado “nuevas medidas para garantizar la calidad de las exportaciones de suministros médicos”. Desde el 1 de abril, todos los productos “deben proporcionar documentación adicional cuando pasan por el despacho de aduanas”.

China ha publicado una lista de distribuidores homologados por tipo de producto, a la que ha tenido acceso este periódico. Hay 474 empresas homologadas para producir mascarillas quirúrgicas, 213 para fabricar ropa de protección, 111 para hacer mascarillas protectoras, 213 para termómetros infrarrojos, 20 para tests y 31 para respiradores. El país se asegura así de todo lo que salga cumple con los estándares de calidad. Esto retrasará los envíos, pero así se pretende evitar nuevos fraudes.

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