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Harry Beck, el diseñador rechazado que revolucionó los mapas de metro de todo el mundo
Londres, 11 dic (EFE).- El diseñador británico Harry Beck (1902-1974) ideó en los años 30 el revolucionario mapa actual del metro de Londres, que se replicó en ciudades de todo el mundo, pero no es hasta ahora, medio siglo después de su muerte y tras varios rechazos en vida, cuando está recibiendo reconocimiento.
Henry Charles Beck empezó a trabajar en la década de 1920 como ingeniero delineante para la Oficina de Señales del Metro de Londres, donde se dedicaba a dibujar circuitos eléctricos para la red subterránea de la capital británica y por imposición de su superior pasó a llamarse 'Harry'.
El británico estaba convencido de que podía convertir el caótico mapa de metro londinense, compuesto hasta entonces por una maraña de líneas de colores o 'espaguetis' y estructurado de manera geográfica, en un diseño limpio, sencillo y útil para los pasajeros, inspirado por los diagramas eléctricos que trazaba.
“Lo que él (Harry Beck) se da cuenta, y sus predecesores no, es que a los pasajeros del metro no les importa dónde están en relación a la superficie, sino que lo que quieren saber es en qué linea están y dónde tienen que cambiar de línea para llegar a la estación de destino”, explica a EFE Charles Roberts, comisario de la galería Map House, que dedicó una exposición al trabajo de Beck recientemente.
Tres grandes rechazos
En 1931 sufrió el primero de tres grandes rechazos en su vida, al ser despedido por la máxima del “last in, first out” (el último en entrar, el primero en irse), pero siguió trabajando en este diagrama -siempre se negó a llamarlo mapa- en su tiempo libre y con la inestimable ayuda de su esposa, Nora Beck.
La obra de teatro 'The Truth About Harry Beck', que se representa en el Museo del Transporte de Londres hasta el próximo 5 de enero, muestra con toques de humor, ficción y drama los entresijos del hombre detrás del genio y cómo su obsesión profesional eclipsó a su vida personal, hasta el punto de celebrar el día de San Valentín visitando una estación de metro.
Una de las escenas más reveladoras ocurre en el salón del domicilio del matrimonio, donde ayudado por unas telas del costurero de su mujer, Beck simula las diferentes líneas del metro -y sus intersecciones- dentro en la habitación. De la mesa a la lámpara, del sillón al perchero.
Plasmó su idea en papel y mostró el proyecto a la empresa pública Transportes de Londres, que al comienzo lo rechazó por ser “demasiado revolucionario para su uso público”, pero un persistente Beck volvió a intentarlo el año siguiente, esta vez presentando su diseño como un mapa de bolsillo.
Cinco guineas
El éxito de este nuevo formato fue instantáneo y se llegaron a imprimir hasta 750.000 copias en enero de 1933, pero Beck solo recibió una pequeña remuneración por su trabajo: 5 guineas, el equivalente a 5,25 libras esterlinas (o 6,33 euros) y nunca negoció por escrito sus derechos de autor.
Continuó siendo el diseñador principal del mapa del metro de Londres hasta 1959, pero un año más tarde fue sustituido sin avisar por el director de publicidad de Transporte de Londres, Harold Hutchison, que tomó el proyecto de Beck como base para su diseño sin darle crédito.
“Ese (Harold) Hutchison simplemente trazó mi diagrama con papel de calco, haciéndolo pasar como suyo. Esa monstruosidad ni siquiera debería existir y mi nombre debería estar ahí”, dice un furioso Beck -interpretado por Simon Snashall- en la obra teatral.
Este fue el tercer rechazo, y probablemente el más doloroso. Para Beck, que no tuvo descendencia, el diagrama del metro fue lo más cerca que estuvo de tener un vástago y casi le llegó a costar su matrimonio. Murió en 1974, sin ser nunca reconocido en vida.
Sin embargo, desde 2022, en todos los mapas del metro de Londres aparece la declaración: “Este diagrama es una evolución del diseño original concebido en 1931 por Harry Beck” y su huella sigue presente en el diseño de las redes de transportes de todas las ciudades a nivel global.
Raúl Bobé
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