Patrik Bergareche: “No veo el catastrofismo de algunos por la Ley Rider, Just Eat lleva años operando con el modelo laboral”
Desde el inicio de la negociación, la llamada Ley Rider para laboralizar a los repartidores de plataformas digitales ha sido un terremoto en el sector del reparto de comida a domicilio, también conocido como delivery. No era para menos. Todas las grandes empresas utilizan un modelo de riders autónomos, falsos autónomos según la Inspección de Trabajo. Excepto una: Just Eat. Su director general en España, Patrik Bergareche, responde en esta entrevista con elDiario.es sobre las repercusiones de la nueva regulación. “En el momento que el Supremo decide que la relación era laboral, no hay debate posible”, opina el directivo.
La multinacional nacida en Dinamarca en 2001, que llegó a España en 2010, se basa en un modelo de repartidores con contrato laboral, pero que en su gran mayoría no están contratados directamente por Just Eat. Los envíos sobre todo dependen de los repartidores propios de los restaurantes y en menor medida de los que suministra Just Eat, sobre todo a través de la subcontratación con otras empresas. Bergareche también responde sobre esta apuesta por la externalización, que en algunos colectivos critican como un modelo precarizador.
¿Qué valoración hace Just Eat del acuerdo sobre la llamada Ley Rider en el diálogo social para reforzar el estatus laboral de los repartidores de plataformas digitales?
Muy positiva. En España hemos tenido un problema de inseguridad jurídica y ciertos participantes del mercado que, bajo el amparo de que había una zona gris sobre la contratación de los repartidores, estaban adoptando un modelo de autónomos que, francamente, generaba a Just Eat una presión competitiva muy fuerte. Por razones de costes y por distintos estándares que hacían que no todos siguiéramos las mismas reglas.
Esta ley lo que hace es eliminar esa inseguridad jurídica, clarificar los elementos que tenemos que seguir los distintos operadores. Además, un elemento muy importante es que ha habido acuerdo en el marco del diálogo social, algo fundamental. No es una ley que los sindicatos o el Ministerio creen que hay que hacer, sino que tiene el respaldo de los distintos agentes sociales y, en concreto, de los agentes privados como son CEOE y CEPYME.
Un acuerdo con los empresarios que ha costado meses. Desde la asociación de empresas de Glovo y Deliveroo critican el diálogo social porque dicen que no les han tenido en cuenta.
En Just Eat estuvimos super involucrados durante todo este proceso de negociación y puedo asegurar que se hizo una labor muy detallada y, donde no había consenso, se buscaban fórmulas para alcanzarlo. Cuando se dice en otros foros que esta es una ley que no ha escuchado a las partes, no estoy de acuerdo. Francamente, se ha hecho una labor a conciencia.
De todos modos, en el momento que el Supremo decide que la relación era laboral, es que ya el elemento técnico se imponía sobre cualquier otro valorativo. Los jueces dicen que la relación es laboral, no hay debate posible.
Desde la asociación de empresas como Glovo y Deliveroo han criticado también la nueva legislación porque consideran que supondrá una pérdida de empleos, del servicio en ciertas ciudades y también de ingresos para los restaurantes. ¿Cómo creen que va a afectar la legislación al sector del delivery en España?
En Ginebra, Suiza, ya hay obligación de un modelo de empleados. Adigital mandó un comunicado sobre un estudio a raíz del ejemplo de Ginebra, que hablaba del impacto tan nefasto que había tenido la aplicación del modelo. Just Eat manifestó públicamente que no amparábamos ese estudio y que nuestra experiencia era muy distinta, sin un efecto negativo. Si hacemos una traslación del caso de
Ginebra a España, creo que vamos a ver lo mismo.
Esto es un sector que todavía está en los albores de lo que va a ser su desarrollo. En países como Estados Unidos o China el tamaño de este mercado es ya entre dos y tres veces lo que es el mercado de España, en términos de peso sobre el total de la restauración.
Nosotros hemos demostrado que en aquellas ciudades más pequeñas, donde es verdad que es más difícil montar modelos de repartidores directo, se puede utilizar un modelo de marketplace donde son los propios restaurantes los que ponen sus repartidores. Pueden intentar trasladar un sentido de catastrofismo, pero sinceramente yo no lo veo.
En Ginebra, Suiza, ya hay obligación de un modelo de empleados. Adigital mandó un comunicado que hablaba del impacto tan nefasto que había tenido la aplicación del modelo. Just Eat manifestó que nuestra experiencia era muy distinta, sin un efecto negativo
Aunque es indudable que el sector de reparto de comida a domicilio va a cambiar, ya que la mayoría de grandes empresas utilizaban un modelo laboral al margen de la ley.
La inversión logística va a cambiar, pero porque hay que cumplir con la ley. Just Eat, por ejemplo, da servicio de reparto en 50- 60 ciudades en España. Muchos de nuestros competidores reparten en 300 ciudades.
Lo que las empresas tenemos que hacer es distribuir recursos limitados de una manera que nos permita prosperar como negocio y operar dentro del marco regulatorio. Lanzo la mano a mis competidores, se lo he dicho muchas veces, para que vengan a Just Eat y les contamos cómo lo hacemos con el modelo de empleados. Llevamos cuatro años haciéndolo.
En la adaptación de estas empresas a la nueva regulación, ¿prevé o conoce movimientos empresariales, fusiones, que se estén cociendo en el sector para ajustarse a la nueva normativa?
No tengo información al respecto y, sinceramente, lo que me gustaría es que estas empresas sean capaces de adaptar su modelo para que España siga siendo siendo punta de lanza a nivel mundial en el sector de comida a domicilio.
Me gustaría que mis compañeros de sector sean capaces de explicarle a los inversores que España es un país fantástico para operar, donde hay muchísima seguridad jurídica y donde para operar van a tener que hacer una inversión a la Seguridad Social. Sí, así es. Just Eat España lleva pagando desde hace años decenas de millones de euros a la Seguridad Social y hemos seguido operando.
La Ley Rider también incluye una nueva obligación para las plataformas digitales de información a los representantes de los trabajadores. Deben explicar las implicaciones laborales del algoritmo que utilicen. ¿Qué les parece?
Just Eat ya asumía que esa obligación existía, para nosotros no es una noticia. Si tienes una relación laboral con tus trabajadores, como empresario vas a querer que sepan a qué se atienen. Y eso no significa que no vayas a pedirle explicaciones, como ocurre en todas las empresas, cuando hay un determinado trabajador que no está cumpliendo con los objetivos que se le han marcado.
Es importante separar esto de la parte del secreto técnico, que eso sí que es un secreto de empresa y no lo vamos a dar. Pero, ¿explicarle a un repartidor cuáles son los elementos que definen la tecnología que has creado para que sepa cómo tiene que desempeñar su trabajo? Lo vemos totalmente normal.
¿Explicarle a un repartidor cuáles son los elementos que definen la tecnología que has creado para que sepa cómo tiene que desempeñar su trabajo? Lo vemos totalmente normal
Just Eat ha sido, dentro de las grandes plataformas digitales de reparto a domicilio, la única que optaba por el modelo laboral de los repartidores. ¿No pensaron en cambiar al modelo de autónomos cuando irrumpieron con fuerza Deliveroo, Glovo, Uber Eats…?
Evidentemente, todas estas cosas se valoran. El objetivo fue entender dónde estaba la ley. Cuando me incorporé a principios de 2019 como director general de España de Just Eat pedí una revisión legal al equipo técnico y me dijeron que había un riesgo muy grande en utilizar un modelo de autónomos. Que aunque había una zona gris, con ciertas sentencias contradictorias, en general los técnicos eran de la opinión de que había indicios de laboralidad. Así que decidimos no cambiar el modelo, porque en esa fecha ya estábamos con un modelo de subcontratas a los que les exigíamos que los repartidores fueran empleados.
También lo hicimos porque queríamos tener un nivel de afiliación alto con nuestros repartidores, a los que consideramos una parte integral y fundamental de la experiencia del usuario. Y, además, el modelo de autónomo tal y como estaba entendido estaba muy asociado a precariedad, algo que nos preocupaba mucho.
Sin embargo, Just Eat apenas contrata directamente a sus repartidores y opta por la subcontratación. ¿Por qué? Si es una compañía que se dedica al reparto a domicilio, ¿por qué no contrata a sus trabajadores?
Mayoritariamente, Just Eat no pone los repartidores, sino que lo hace el restaurante. La parte minoritaria en términos porcentuales, en la que nosotros ponemos los repartidores, es ya del 20%. Hay que decir que, en números absolutos, generamos más pedidos y tenemos más repartidores que algunos de nuestros competidores que solo se dedican a eso.
Pero esos repartidores que proveen a los restaurantes no son plantilla de Just Eat sino que están subcontratados en su gran mayoría, ¿no?
Hemos actuado en dos tiempos en España. En un inicio poner los repartidores no era nuestro negocio principal y no queríamos generar esa expertise a nivel interno. Entonces, lo que hicimos fue subcontratar esa operación, algo muy habitual en las empresas.
Por ejemplo, si yo me dedico a hacer pasteles y quiero empezar a hacer pan. Muchas veces se subcontrata: contratas a alguien que sepa hacer pan y lo integras. Cuando el pan se convierte en un negocio más importante, empiezas a contratar panaderos de manera interna. Y ese es el momento en el que estamos ahora en Just Eat España.
Es lo que denominan Scoober. ¿Por qué ahora?
Facilitar los repartidores es el área de nuestro negocio que más rápido crece, con respuestas muy positivas. El modelo de subcontrata nos ha funcionado bien, pero queremos seguir mejorando, por lo que decidimos incorporar también a parte de esa plantilla.
¿Cuántos repartidores han contratado ya y qué nivel de plantilla propia quieren alcanzar?
No puedo dar cifras de contrataciones todavía. Tenemos la intención de continuar avanzando en este modelo mixto, donde vamos a seguir contratando a empresas especialistas en última milla y a repartidores propios en plantilla.
Entre los repartidores de subcontratadas y los propios, hablamos ya de varios miles de repartidores. Son gente que está con contratos de entre 20 y 40 horas, estamos cotizando por ellos a la Seguridad Social, que por ejemplo con la COVID han podido estar de baja médica, que reciben un entrenamiento en materia de seguridad vial… Siempre hay cosas mejorables.
Algunos de los movimientos de repartidores afines a las empresas Glovo y Deliveroo señalan a Just Eat como un modelo de precarización, de peores salarios. ¿Es la subcontratación una vía de Just Eat para desentenderse de unas determinadas condiciones laborales y salariales de los repartidores? ¿Es un modelo precarizador?
Se criticó mucho que en los contratos de Just Eat pagamos poco más del SMI. El día que el SMI sea más alto, nosotros cumpliremos con la ley. No me vale que nos digan que somos unos precarizadores porque nos limitamos a pagar el SMI, la clave es si esto es legal o no. Todo es mejorable, pero Just Eat paga conforme a la ley, lo que cree que es una justa recompensa por el trabajo que hacen los repartidores.
Además, tengo claro que los beneficios –salariales y no monetarios– que recibe un repartidor en un modelo laboral están por encima de los que recibe un autónomo, ya sea a través de una contratación directa o mediante una subcontrata. En términos generales, lo que ocurre es que hay excepciones con las que hacen comparaciones.
¿Cuáles?
Autónomos que trabajan 80 horas a la semana y esos, efectivamente, ganan así más de lo que ganarían con un contrato. Pero aquí la pregunta es: ¿tener una persona trabajando 80 horas a la semana no es precarizador? Que haya ciertos individuos que en un acto de libertad decidan trabajar 80 horas me parece respetable, pero no es comparable. Si cogemos a una persona que trabaja 40 horas como autónoma versus una persona que trabaja 40 horas con un modelo laboral, ¿quién gana más? Tengo archicomprobado que gana más el que está con un contrato laboral. No solo gana más, tiene muchísima más seguridad, porque al del modelo autónomo nadie le garantiza las horas que va a trabajar, por ejemplo.
De todos modos estos repartidores tienen alternativas: pueden montar sus propios negocios de reparto. La ley lo que dice es que en aquellos casos en los cuales hay una relación de dependencia y ajenidad tiene que haber una relación laboral. Si estas personas quieren estar trabajando como autónomos en otros entornos, nadie se lo va a prohibir, pero la clave es que sea un autónomo de verdad.
Autónomos que trabajan 80 horas a la semana ganan así más de lo que ganarían con un contrato. Pero aquí la pregunta es: ¿tener una persona trabajando 80 horas a la semana no es precarizador?
La Inspección de Trabajo acaba de sancionar en Catalunya a Cabify justo por su modelo de subcontratación, que considera cesión ilegal de trabajadores. ¿Le preocupa a Just Eat que le pueda ocurrir lo mismo?
Hemos tenido muchas inspecciones a lo largo de los últimos años y no hemos tenido este problema. No me preocupa, nos hemos ocupado de que las contratas con estas empresas de logística estén construidas de una manera que no incurramos en una situación de cesión ilegal de trabajadores. Nosotros no intervenimos en la organización del trabajo de las empresas subcontratadas, por eso también me enfada cuando se culpa a Just Eat de precarizar a los repartidores de una subcontrata.
Siempre estamos constantemente revisando nuestros contratos para asegurarnos de que cumplimos con la norma y, desde luego, si hay algo que hemos hecho mal o que hagamos mal en el futuro, estaremos dispuestos siempre a cumplir con la ley.
Para terminar, una mirada a cómo le ha ido económicamente a Just Eat con su modelo. En 2019, alcanzó más de 6 millones de euros de beneficio, lo que supuso un incremento del 41% respecto al ejercicio anterior. ¿Qué nos puede adelantar de cómo fue 2020 y cómo está marchando 2021?
2020 ha sido un año horrible para la hostelería. Es verdad que el sector de comida a domicilio se ha llevado la parte más amable, si es que la ha habido, porque cuando la gente ya no podía ir a restaurantes, se iba al delivery. Unas cifras: Just Eat en 9 años incorporó a 8.000 restaurantes y solo en el año 2020 ha sumado 8.000. Es decir, que hemos hecho en un año lo que hicimos los nueve años anteriores. La gente puede pensar ‘¡qué suerte tienen estos tíos!’, pero es muy difícil operativamente.
En este contexto, lo que Just Eat ha querido hacer es dar una serie de ayudas a los restaurantes. Hemos donado prácticamente un millón de euros en bajadas de comisión y, puesto que tuvimos también dos meses muy malos en marzo y abril en los que al cerrar los restaurantes no había pedidos, hemos tenido un impacto muy fuerte en la cuenta de explotación.
¿La empresa pudo mantener los beneficios?
Si bien los retos de crecimiento son muy saludables, está siendo cada vez más complicado ser rentables. También porque vivimos en un entorno donde la competencia lleva muchos años sin preocuparse por la rentabilidad. Están invirtiendo grandes cantidades de recursos en elementos como el marketing. Algunos están dando el 90% de descuento durante un mes a los consumidores, esto nos genera una presión. Es una dinámica complicada, en la que nos toca decidir, dentro del eje de crecimiento- rentabilidad, dónde vamos a estar.
Me quedo con que en 2019 hemos demostrado que se puede ser rentable en este sector y que, cuando queremos, lo podemos ser. Ahora estamos en un proceso de reflexión, de ver dónde queremos estar.
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