“Las relaciones laborales en las plataformas digitales deben estar bien reguladas para evitar excesos y fraudes”
- La catedrática de economía e investigadora de Fedea pasó revista al impacto de los cambios tecnológicos en el mercado de trabajo en la presentación del Libro Blanco de los Trabajos (Barcelona Activa)
Sara de la Rica, catedrática de Economía en la Universidad del País Vasco e investigadora asociada a Fedea, pasó revista al impacto de los cambios tecnológicos y sus efectos en el mercado de trabajo en la presentación del Libro Blanco de los Trabajos (Barcelona Activa), del que es colaboradora. La economista destacaba la necesidad de un cambio de modelo educacional y laboral. “Los profesores tienen que ser complementos de lo que ya existe”, apuntaba.
La investigadora también explicó cuál debe ser el papel de las empresas: “su responsabilidad es formar continuamente al trabajador” y el de las Administraciones Públicas, las cuales deben asumir un papel central: “tiene que haber conexión entre quien genera conocimiento y quien toma las decisiones”. En esta entrevista –a la que respondió mediante correo electrónico– analiza en profundidad estos roles y algunas de sus consecuencias en el mercado de trabajo.
En el libro los autores hacen referencia al concepto de “trabajo decente” –el que cuenta con una remuneración justa, no atenta contra la integridad moral de las personas y propicia condiciones laborales que permiten el descanso, seguridad y protección del empleado– ¿Cuáles son los principales elementos de nuestro mercado laboral que nos alejan de este concepto?
En España tenemos un segmento del mercado muy precario, que podría alcanzar alrededor del 30% de las personas trabajadoras. Esta precariedad se manifiesta en tres dimensiones: por un lado genera inseguridad contractual por tener contratos temporales de corta duración con pocas probabilidades de que ese contrato termine siendo indefinido. Por otro, precariedad en horas trabajadas ya que alrededor de un 25% de los nuevos contratos son a tiempo parcial, y finalmente, precariedad en el salario, sobre todo de aquellos que han accedido a un nuevo empleo a partir de 2012.
¿Qué tipo de políticas activas de empleo con perspectiva de género podrían contribuir a reducir la brecha salarial?
Las mujeres sufren más la precariedad laboral por su mayor incidencia en la contratación a tiempo parcial y temporal. Por tanto, cualquier intervención destinada a paliar este tipo de precariedad laboral beneficiará claramente a las mujeres.
Por otra parte, en cuanto a políticas activas para la población desempleada, es preciso hacer enorme hincapié en la población mayor de 45 años, que son el 39% del total de este grupo en España. Y dentro de este colectivo, las mujeres representan un 60%. Por eso, la activación de personas mayores de 45 años será, si es efectiva, muy beneficiosa para el colectivo de mujeres. Un gran porcentaje de estas personas tienen educación primaria, y por tanto, hay que tratar de explorar –de manera local– qué tipos de empleos que están emergiendo pudieran ser ocupados por este colectivo, adaptar sus competencias para ello, y tratar de que vuelvan al mercado laboral.
En el libro se afirma que se considera conveniente la introducción de una Renta Básica Universal (RBU) como una de las herramientas de lucha contra la precariedad. Sin embargo hay expertos que creen que la RBU podría generar un desincentivo al empleo.
Yo no soy partidaria de la RBU. Sin embargo, soy firme defensora de una renta de garantía que se complemente con una fuerte activación a esas personas para que puedan emanciparse de esa renta. El trabajo dignifica a la persona y creo que es mucho mejor una renta que ayude a quien lo necesite pero que sean ayudas siempre pensadas para que las personas necesitadas dejen de hacer uso de ellas en algún momento.
¿Cuál cree que debería ser el papel de las lanzaderas de empleo?
Hemos evaluado cinco iniciativas de lanzaderas de empleo y además de que acelera la salida a un empleo, provoca una mejora en aspectos sociológicos como la integrabilidad social, la salud (mental) y la autoestima. Y en un país como el nuestro, con una cronicidad en el desempleo tan alta, estas mejoras son, en mi opinión, muy dignas de ser puestas en valor.
En la presentación del libro comentaba que la polarización del empleo propicia buenas condiciones laborales para los alineados con el cambio tecnológico. En cada revolución tecnológica se han acabado generando nuevos puestos de trabajo que antes no existían, ¿ahora será diferente?
Será igual o parecido. De hecho, seguro que se van a crear muchos nuevos puestos de trabajo. Lo que no sabemos es el plazo. A corto plazo están desapareciendo muchas tareas y con ellas, puestos de trabajo que antes realizaban las personas y ahora las máquinas. También se están creando nuevos perfiles, y seguro que se crearán muchos más.
Los empleos serán diferentes y la robotización y digitalización serán sin duda complementos indispensables en los que las personas utilizaremos otras competencias. Es verdad que en este proceso hay ganadores y perdedores. Y los perdedores, en general, son las personas de mayor edad que no han nacido digitales y para quienes el salto hacia ese mundo mucho más mecanizado les resulta muchas veces inalcanzable.
También apuntaba al auge de los empleos neutrales en pleno avance tecnológico, sobre todo los relacionados con cuidados.
En el proceso de polarización, estamos asistiendo también a un auge en empleos que requieren cercanía y cuidados personales. En principio, estos trabajos están alejados del avance tecnológico y con el envejecimiento de la población se van a demandar empleos relacionados con los cuidados –directos o indirectos– a personas mayores. Será importante que estos empleos se regulen bien para que sean dignos y no precarios.
En relación al modelo de negocio de algunas plataformas digitales, en el libro sostienen que “para hablar de economía colaborativa no puede haber ánimo de lucro”. ¿Cree que es necesaria la creación de una nueva categoría laboral entre persona asalariada y autónoma?
Es cierto que las plataformas nacieron en principio como una “pata” de la economía colaborativa, uniendo mediante Internet a usuarios con objetivos comunes para reducir costes. Sin embargo, en estos momentos, las plataformas se han convertido en grandes negocios, y se están implementando nuevas relaciones laborales, que no son contractuales, sino mercantiles.
Puede haber muchas personas a quienes esta relación con el empleador le resulte adecuada por la flexibilidad que entraña, pero en otros casos se puede establecer una asimetría en la relación, que deja en una situación muy desfavorable al “empleado”.
Más allá de que las relaciones sean o no contractuales, lo que creo que es importante es que estén bien reguladas para evitar excesos y fraudes. Si en esa relación se establece que el “empleado” debe estar disponible cinco horas a la semana, se debe regular que el “empleador” no puede hacer uso de más horas que las estipuladas. Debemos asegurarnos mediante la Inspección de Trabajo de que este tipo de condiciones sean de obligado cumplimiento.
¿Qué opina del impacto de la tecnología en el bienestar del individuo?
Depende de qué tipo de tecnología. Los avances van a impactar de un modo increíble en nuestra salud. De hecho, hay muchos expertos en robotización que confirman que la tecnología tendrá un impacto increíble en temas médicos pues las máquinas serán capaces de realizar intervenciones hoy muy complicadas con técnicas no invasivas y muy precisas. Todo ello alargará mucho nuestra vida y mejorará enormemente la salud. Y la salud es una parte fundamental del bienestar.
Ya estamos viendo casos de “adicción” a aspectos tecnológicos como las redes. Esto para mí es negativo para el bienestar de los ciudadanos, pero posiblemente esta es una valoración subjetiva. Creo que en general la tecnología tendrá un enorme impacto en salud, lo cual es muy importante para el bienestar.