La crema solar también es justa
Después de casi más de 20 años con una tienda física abierta en la capital, Setem Madrid-Castilla La Mancha, una ONG dedicada al comercio justo y a impulsar un consumo responsable, decidió que ya era hora de comenzar el colmado online. Abierto hace apenas un año, la plataforma ofrece todo tipo de productos desde café o chocolate pero también salsas, especias, productos de limpieza ecológicos y hasta crema de protección solar. Todos ellos con un denominador común: los componentes o el producto completo proceden de cooperativas, organizaciones o asociaciones que siguen los criterios del comercio justo.
“La crema solar es un producto que elabora un laboratorio en España a partir de los ingredientes naturales que llegan de entidades que trabajan según los criterios de comercio justo”, explica Mónica Gómez, responsable de comercio justo de Selem. Señala que a pesar de que no emplea filtros químicos -lo que dificulta la absorción- en este caso el laboratorio “ha trabajado muy bien la fórmula de la línea solar” para que penetre de forma rápida.
También se pueden encontrar otras cremas naturales elaboradas, como la protección solar, con aceite de argán, aloe vera o rosa mosqueta. La página web tiene además la opción -en la gran mayoría de productos- de conocer quiénes son las personas y las entidades que producen los artículos que comercializa la tienda. A través de la página Ponle Cara al Comercio Justo es posible saber por ejemplo que las productos de rosa mosqueta está producidos por una ONG chilena, Zomo Ngen, que capacita y forma a mujeres para la recolección del aceite.
Empoderar a las personas
“Nuestro objetivo es también dar a conocer que el comercio justo es algo más que pagar un salario justo, que también”, subraya Gómez. Para ejemplificarlo cuenta una experiencia que tuvieron visitando una cooperativa textil de mujeres en la India: “Tratamos de hacer unas actividades con las que estaban en fase de formación y tuvimos que dejarlo porque les resultaba muy difícil interactuar con ellas y lo estaban pasando mal, estaban tan anuladas como personas que no se atrevían ni siquiera a tocarte”.
Hicieron el mismo taller, que básicamente consistía en presentarse, contar quiénes eran, qué hacían..., con mujeres que ya llevaban un año en la cooperativa. “El cambio fue increíble porque hablaban con naturalidad de todo”, cuenta Gómez, quien subraya que ello pone de manifiesto cómo comprando productos de comercio justo se coopera para que muchas mujeres “sean dueñas de sus vidas”. Recuerda también el caso de una mujer nicaragüense que en la primera asamblea que participó como socia de una cooperativa dijo: “Esta es la primera vez que alguien me escucha”.
Como subraya Gómez, comprar productos de comercio justo no solo es contribuir a que los productores cobren un salario digno, sino también empoderar a las personas, a respetar el medio ambiente, a contribuir a la igualdad entre hombre y mujeres o a luchar contra la explotación infantil. “Las situaciones son complejas y no tienen una única solución pero nosotros lo vemos como una parte más de un puzle y todos somos consumidores”, indica la responsable.
Cree que en España aún queda mucho por andar en lo que respecta al comercio justo. “En España seremos unas 130 tiendas mientras que por ejemplo en Holanda, con bastante menos población hay más de 400”, explica, y rechaza que estos productos sean más caros que el resto. “La gente se sorprende cuando se acerca a la tienda y por ejemplo una máquina de vending con café procedente de comercio justo solo es tres céntimos más cara cada taza”, subraya.
Además de los productos de cosmética, la tienda también vende todo tipo de productos de alimentación, desde café y chocolate, a salsas de pesto, especies, sales marinas o aperitivos. E incluso ofrece la opción de preparar regalos para enlaces matrimoniales y celebrar una boda solidaria.