Las cifras que hay que tener a mano para evitar intoxicarse con esa propaganda que presenta al sistema penal español como un coladero donde cualquier crimen sale muy barato.
1. España tiene un récord: es el país de Europa occidental con más porcentaje de su población entre rejas. Tenemos 159 presos por cada 100.000 habitantes; la media europea es de 96. En todo el continente solo nos ganan algunos países exsoviéticos o de la Europa del Este, como Montenegro, Letonia o Lituania.
2. No siempre fue así. La población reclusa se ha disparado durante los últimos 20 años. En 1990 había 33.058 presos. En 2010 eran más del doble: 73.929.
3. ¿Han aumentado los presos porque ha crecido la delincuencia? Pues no. La tasa de criminalidad española es bajísima, de las menores de Europa. Los delitos violentos en España son pocos, tanto si se analiza por el número de denuncias como si miramos el porcentaje de crímenes. El número de asesinatos anuales por cada 100.000 habitantes hacen de España uno de los países más seguros del planeta: solo 0,85 homicidios voluntarios por cada 100.000 habitantes. Esta tasa de asesinatos es un 65% menor a la media Europea (1,3), menos de una quinta parte de la estadounidense (4,75) o una fracción de lo que sucede en zonas con problemas de criminalidad, como Latinoamérica (25,49). Con el resto de los delitos violentos, los porcentajes son más o menos iguales.
4. Tampoco crece el número de condenas, que lleva años bastante estable; ni el número de personas que entran anualmente en prisión, que casi no se ha movido. La población reclusa se ha duplicado porque los distintos Gobiernos han endurecido las leyes –presionados por esa demagogia a la que llaman “alarma social”–. Hay más presos porque las condenas son cada vez más largas y porque los beneficios penitenciarios se han reducido.
5. Con las sucesivas vueltas de tuerca en el Código Penal, a golpe de populismo y titular, España ha logrado el sistema penal más represivo de toda Europa occidental. A mismos delitos, un delincuente en España suele recibir una pena mayor. ¿Afecta esta dureza a la baja criminalidad? No hay constancia: la criminalidad ya era baja antes de estas reformas, que solo han servido para llenar las saturadas cárceles españolas. El tiempo medio de estancia en prisión se ha multiplicado por dos en las últimas dos décadas. Está en 18 meses, el triple que los países de nuestro entorno; el doble que la media de la UE.
6. Las penas medias son más altas. Las penas máximas, también. España no tiene cadena perpetua, en teoría. En la práctica, sí. El tiempo máximo en prisión antes era de entre 25 y 30 años. Ahora, con las últimas reformas, ya son 40 años de cumplimiento íntegro. Es un castigo muy superior a cualquier condena vitalicia occidental; hay que irse a sistemas penitenciarios africanos o latinoamericanos (o a Texas) para encontrar una condena de 40 años íntegros. Es una cadena perpetua medieval.
7. La cadena perpetua en Alemania dura, de media, 18 años. En el Reino Unido, la media es de 14 años. En Francia, unos 20 años. Por ejemplo, el terrorista vasco francés Philippe Bidart fue condenado por un tribunal a dos cadenas perpetuas por varios asesinatos. Salió de la prisión francesa de máxima seguridad de Clairvaux a los 19 años; bastante antes que cualquiera de los etarras ahora excarcelados por la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la 'doctrina Parot'.
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Fuentes: Eurostat. World Bank. Informe 'World Prison Population List', de Roy Walmsley. La política criminal mediática, La política criminal mediáticade Laura Pozuelo Pérez. Penas y personas, Penas y personasde Mercedes Gallizo.
Publicado ayer en El Periódico de Catalunya