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Adiós a Roberto Seijo, eterno líder sindical en la Ertzaintza y contrapoder de seis consejeros

El secretario general de Erne, Roberto Seijo

Iker Rioja Andueza

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A Roberto Seijo (Barakaldo, 1964) le quedan “veinte meses” para jubilarse como agente de la Ertzaintza pero solamente unos pocos días para abandonar su cargo como máximo responsable del principal sindicato de la Policía vasca, Erne. Es todo un cambio de ciclo en su organización, desde luego, pero también en el propio cuerpo porque entró en 1996 a la dirección de la central y, con diferentes denominaciones del cargo, es el secretario general y portavoz desde 2006. Desde ese puesto ha ejercido como contrapoder con hasta seis consejeros de Interior o Seguridad y un número amplio de viceconsejeros, directores, intendentes y comisarios, que en no pocas ocasiones le han telefoneado en momentos de crisis. Cuenta por “cientos” las demandas judiciales interpuestas -“conseguimos la única condena por vulneración de derechos fundamentales en la pandemia”-, movilizaciones, reuniones de negociación y comparecencias públicas. Sergio Gómez de Segura será su sustituto al frente de Erne, aunque Seijo ha recibido la petición de continuar como “adjunto” hasta su retiro efectivo, posición que ha aceptado. 

El sindicato celebra los días 17 y 18 de mayo en Bilbao su undécimo congreso y, según explican las fuentes consultadas, no se ha presentado una candidatura alternativa a la de Gómez de Segura, apadrinado por el propio Seijo. El secretario general saliente explica en una entrevista con este periódico que deja la organización “en el mejor momento de su historia” y tras haberse impuesto en las recientes elecciones sindicales, lo que supone “veinte años consecutivos como mayoritarios” entre la plantilla de la Ertzaintza, que siempre ha tenido un alto porcentaje de sindicación. “Los que se quedan son los que han estado en los últimos años conmigo y los que han llevado a este éxito. Viene una continuidad del trabajo de estos años”, indica Seijo.

El mapa sindical, en todo caso, ha cambiado en la Ertzaintza en los últimos años. En los recientes comicios, el último sindicato de clase, ELA, perdió toda su representación como antes les ocurrió a UGT y CCOO y Esan ha emergido como alternativa clara. ¿Sin Seijo Erne puede verse relegado? “La mayoría no está en riesgo. Tenemos 3.200 ertzainas en activo afiliados [de una plantilla de unos 7.500], más 600 agentes municipales y 600 jubilados pagando la cuota. Nunca en la historia de Erne hemos tenido este número de afiliados. Es el mejor momento económico, de afiliación y con la mayoría sindical durante 20 años. Y no es algo mío. Yo he estado a la cabeza pero es un éxito de todos”, apunta el todavía secretario general.

Seijo es agente de la séptima promoción de la Ertzaintza, la que se graduó en la academia de Arkaute en 1987. Tardó tres años en hacerlo, pero en 1990 se afilió a Erne, su única militancia. Entonces la única alternativa era ELA. “Veía que era un sindicato independiente, que estaba luchando con una confrontación muy fuerte por nuestros derechos”, explica. Rememora como dos hitos un “asalto” de protesta en 1989 durante otra graduación en Arkaute y cómo el Gobierno del PNV expulsó a la primera junta rectora del sindicato, lo que supuso un pleito y la readmisión por “despido ilegal”. Cuenta que, siendo agente en Zumarraga (Gipuzkoa), él fue solamente el segundo afiliado a Erne de toda la comisaría. Su colega se llamaba Alfonso, que ahora es delegado en Bilbao. Entonces los agentes trabajaban 2.000 horas anuales y ahora se ha negociado hasta llegar a 1.592. Si la huelga no estuviese prohibida para los funcionarios policiales, seguramente se habrían producido numerosas convocatorias.

El conflicto más tenso se produjo en 2001. ETA había asesinado en Beasain a los agentes Ana Isabel Arostegi y Javier Mijangos. “Tenía en la Ertzaintza un objetivo de prioritario. Y el tema de la 'kale borroka' era horrible. Nos quemaron cientos de coches. Aquello fue un antes y un después. Cuando estuve con [el consejero Javier] Balza y [el viceconsejero Mikel] Legarda en la comisaría tras lo ocurrido sólo había dos ertzainas trabajando. ¡Todo el mundo estaba de baja! Sentían que se había jugado con nuestra seguridad”, relata. Y pone un ejemplo: “Se amenazaba con expedientes a quienes llevaran verduguillos ignífugos”. A ello le siguió una reunión de 15 horas para adoptar medias. “Estuvimos desde las cuatro de la tarde hasta las siete de la mañana del día siguiente. Vi allí a gente llorando”, cuenta. De allí surgió una inversión de 120 millones para adquirir vehículos blindados -los Volkswagen Passat- o chalecos antibalas. También se creó la conocida como Instrucción 53, con todo un catálogo de medidas de autoprotección como que antes de la llegada de una patrulla a una incidencia uniformada un equipo de paisano hiciera una comprobación por si era una trama. “Fue un antes y un después”, repite. Seijo cree que Balza “solventó” un “mala relación” con Legarda y con quien estaba “detrás”, el mando policial Gervasio Gabirondo.

Antes, cuando Seijo accedió a los órganos de representación en la Ertzaintza, el consejero era Juan María Atutxa, del PNV como Balza. De él, el líder de Erne opina que “dio la cara ante ETA” y que “llamó a los terroristas por su nombre”, pero cree que su viceconsejero, José Manuel Martiarena, “ninguneaba” a los agentes y a sus sindicatos. En 2009, el PSE-EE lideró por vez primera el Gobierno vasco y Rodolfo Ares asumió la cartera de Interior. “Es el consejero con la mejor interlocución que ha existido. Siempre fue muy buena. Lo recuerdo como la mejor etapa a nivel laboral y de acuerdos”, señala. El abogado del sindicato, Ernesto Martínez de Lahidalga, pasó a ser viceconsejero durante dos años y medio. En 2012 se produjo otro antes y después en la Ertzaintza, el fallecimiento tras una carga con pelotas de goma en Bilbao del joven Íñigo Cabacas, en plena redefinición del modelo de seguridad tras el final de ETA.

En este momento puedo decir que Erkoreka es el peor consejero a nivel de interlocución con los sindicatos. Nunca he visto tanta vulneración de derechos sindicales

Transitoriamente, la socialista Idoia Mendia asumió Interior durante tres meses hasta que regresó el PNV a Ajuria Enea. Iñigo Urkullu situó a Estefanía Beltrán de Heredia como consejera ya no de Interior sino de Seguridad. “Los primeros años fueron de lo peor que ha habido, con grandes problemas en operativos en Bilbao o en el fútbol. Pero en la última etapa mejoró profundamente”, señala. Critica Seijo la figura de Gabirondo, director de la Policía en esta etapa, pero alaba la del viceconsejero Josu Zubiaga, “el mejor que hemos tenido”. Desde 2020 el consejero es Josu Erkoreka, que además tiene rango de vicelehendakari. “En este momento puedo decir que es el peor consejero a nivel de interlocución con los sindicatos. Nunca he visto tanta vulneración de derechos sindicales. Lo vimos con la fechas y los censos de las elecciones sindicales. Mi esperanza es la directora de la Ertzaintza”, señala mencionando a Victoria Landa, la primera mujer en la historia en esa responsabilidad. “¿Le van a permitir trabajar y ser ella misma? En los destinos en los que ha estado ha tenido siempre el apoyo de sus compañeros”, se pregunta Seijo.

El congreso de Erne se celebrará en dos jornadas y tiene como lema 'Zurekin' ('Contigo', en euskera). La primera tendrá lugar en la sede de la central en Bilbao con un perfil más interno y que incluye el balance de gestión y la votación de las ponencias y del nuevo equipo. El segundo día la cita se traslada al palacio Euskalduna, también en la capital vizcaína. El acto, ya abierto al público, lo inaugurará el expresidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), Juan Luis Ibarra, que ahora ejerce como máxima responsable de la comisión creada para monitorizar las actuaciones policiales que puedan resultar polémicas. Y la cerrará su sucesos, el magistrado Iñaki Subijana. Han confirmado su asistencias sindicatos de la Policía Nacional, de los Mossos d'Esquadra o de la Policía Foral de Navarra, así como centrales como UGT o Satse.

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