Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Efecto Bizkaia, efecto Euskadi
La pandemia ha trastocado la actividad económica y, como no podía ser de otra manera, también la economía vizcaína, pero con el avance de la vacunación se nos abre a todos una ventana de oportunidad que invita a imaginar el futuro pospandemia.
Estamos ante uno de esos momentos que se presenta como clave y definitorio del futuro y en el que se pone a prueba la capacidad de liderazgo. Un reto para la toma de decisiones necesarias y urgentes con el objetivo de que Bizkaia sea un territorio atractivo para la inversión y la actividad económica, un territorio capaz de liderar la recuperación económica de Euskadi.
¿Y qué medidas se deben adoptar para ello? Desde mi punto de vista estas medidas deben centrarse en una estrategia industrial rigurosa, la reducción de cargas administrativas, una competitiva política en materia de infraestructuras, estabilidad política y, con celeridad, una reforma fiscal que ponga el punto de mira en el beneficio que acarrearía a nuestro tejido económico, a la inversión y a las personas.
Porque habría que aposentarse en las nubes para no ser conscientes de que uno de los sustanciales problemas que tienen Bizkaia y Euskadi es la falta de competitividad fiscal.
Y para ello tenemos un instrumento privilegiado, el Concierto Económico, una singularidad que tenemos que aprovechar y poner al servicio de la competitividad y de las personas.
Mientras tanto, a mediados de la legislatura, los actuales gobernantes forales parecen tener solo el empeño de demorar la reforma fiscal y algunos dirigentes políticos, como carta de presentación, sembrar inseguridad.
Se hace necesario un pacto amplio sobre el modelo fiscal, para que realmente seamos un territorio que atraiga más empresas e inversiones, creando un ecosistema fuerte, una zona de confort fiscal y un entorno que propicie que el espíritu emprendedor se pueda desarrollar.
Y es que la inversión extranjera directa no solo es una importante fuente de capital para las economías receptoras, sino que también aporta diversificación, conocimiento y desarrollo tecnológico adicional al tejido empresarial local, siendo también un importante medio para establecer vínculos directos y estables entre las diferentes economías.
Es imprescindible una reforma fiscal que actúe como palanca para la activación del tejido productivo, que posibilite las inversiones en transformación energética y digital, más recursos en I+D+i, la formación de personas y que atraiga nuevas inversiones
En la actual fase de globalización, donde los inversores están en una constante búsqueda de nuevos mercados, recursos o activos que sean capaces de mejorar su eficiencia, varios fenómenos son indiscutibles: el nomadismo de las empresas y una mayor competencia entre territorios. Así, se evidencia la necesidad de mostrar con claridad las ventajas de un territorio para seducir, captar y promover la atracción de personas, ideas, capitales y proyectos. Se hace necesario poner en marcha una estrategia para fabricar un espacio económico con capacidad de activación y, sobre todo, de seducción. Necesitamos activar el efecto Bizkaia para recuperar el efecto Euskadi. En definitiva, restablecer el perdido efecto territorio.
Recientemente leía unas declaraciones del presidente del Euskadi Buru Batzar. Decía el Sr. Ortuzar que “los españoles tienen que aceptar que Cataluña y Euskadi no se pueden quedar dentro del estado español con la sensación de que están subyugadas, no se pueden quedar a disgusto”. Y entonces me pregunto, supongo que como muchos, si Cataluña y Euskadi no se pueden quedar, ¿ello significa que algún partido con responsabilidades de gobierno está pensando en iniciar un camino para que puedan irse?
Conviene recordar que los inversores buscan para sus ahorros y capitales lo mismo que cualquiera de nosotros buscaríamos: seguridad, tranquilidad y rentabilidad. Sin embargo, existe una peculiaridad del inversor foráneo que no está tan al alcance del local y es “la posibilidad de elegir”. Si un inversor extranjero percibe que invertir en Bizkaia, en Euskadi, no le proporciona una rentabilidad o seguridad que considere razonables, simplemente, busca mejores destinos.
En definitiva, en estos momentos es difícil no tener presente al emprendedor estadounidense Henry Ford cuando dijo que “la mayoría de las personas gastan más tiempo y energías hablando de los problemas que solucionándolos”. Comprometámonos aportando soluciones a los problemas. Hay que mejorar el contexto económico actual y avanzar hacia una sociedad con más oportunidades. Y para ello, es imprescindible que se acometa una reforma fiscal que actúe como palanca para la activación de nuestro tejido productivo, que posibilite las inversiones en transformación energética y digital, más recursos en I+D+i, la formación de las personas y que atraiga nuevas inversiones.
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