La Ertzaintza, un juguete roto

Para lo que a continuación quiero relatarles, me gustaría pedirles un pequeño ejercicio de memoria cinematográfica y recordar una película infantil titulada “Toy Story”, donde unos juguetes (vaquero Woody y el guardián espacial Buzz Lightyear) fueron apreciados por unos niños hasta que se cansaron de ellos y terminaron en un baúl, recobrando vida durante la noche para sacar en más de un apuro a sus dueños. Pues bien, la situación actual de la Ertzaintza es muy similar al argumento de aquella película. 

Hubo un tiempo, donde el partido político en el poder creó este juguete y lo uso con gran frenesí durante años, dotándolo de todo tipo de complementos y equipación e incluso le mostró hasta un cierto grado de aprecio. Pero como todo buen guion de cine, el tiempo enfría ese cariño…y el juguete favorito, acabó roto con desgarros, afeado y a falta de muchas de sus piezas.

Lo que les quiero contar es que, en aquellos primeros años de formación, no se escatimaba en gastos, dotando a la Ertzaintza de tecnología punta y material de última generación que eran la envidia de otros cuerpos policiales, los cuales mandaban representaciones para tratar de ver cuál era su secreto. Pero el amor pasó…y con él el interés por este juguete.

Cuando la presión terrorista cede, dejan de destinarse partidas económicas, buscando en cada adquisición de material reducir costes, incluso a veces a costa de adquirir coches tan pequeños que ni caben los agentes. El más claro ejemplo de lo que les quiero decir lo observamos en las furgonetas de la Ertzaintza, destinadas al control de grandes eventos o multitudes. Se adquirieron allá por el año 1997 ealgunas de las que están siendo utilizadas. Han venido cargándose de kilómetros, cargas y esfuerzos. Ya no tienen un lugar libre de remaches o reparaciones artesanales.

Todo ello, parece que entra dentro de lo normal, hasta que aparece la convocatoria de algún evento relevante para una ciudad, como puede ser la celebración de varios partidos de fútbol en una competición internacional como la Eurocopa a celebrarse en Bilbao en verano de este 2020. Es aquí donde nos entran las prisas y con ellas nuestra denuncia. Ante la planificación de cobertura en esa competición, se hace necesario la utilización de toda la flota de furgonetas existentes en todas las comisarías o unidades de la Ertzaintza, tanto para su función de movilidad de dotaciones, como para el traslado de los agentes hacia sus posiciones.

De pronto, nuestros poco previsores dirigentes, se percatan de que habrá que echar mano de todas las furgonetas, y para que funcionen en un número mínimo, hay que efectuar múltiples reparaciones, sujetar las piezas con cualquier parche para que al menos la imagen del vehículo en parado salga bien en las fotos, aunque la pieza este sujeta por una brida o cuerdas, o cartón piedra para tapar los agujeros.

Hemos llegado a un punto de la historia en la Ertzaintza, donde hemos dejado de ser su juguete preferido y hemos terminado en un viejo arcón. Rotos y sin que interesemos a nadie.