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Estrés en septiembre
En octubre se ha celebrado el día de la salud mental. El estrés debía ser el tema del siguiente artículo porque ha sido un común denominador en casi todos los estímulos o entradas en redes sociales, lecturas, podcasts, conversaciones, etc. que he tenido en el último mes. No descarto que el algoritmo me persiga. Este septiembre ha sido “especial” porque no sabíamos ni cómo iba a ser: presencial o no presencial, teletrabajar o no, en paro o trabajando. A esto hay que añadirle la carga mental derivada de los “comienzos”, como por ejemplo, eternas listas de material escolar, ropa nueva marcada con nombres, horarios nuevos de conciliación, adaptaciones, ¿me apunto al gimnasio?, chequeo médico, ¿voy a salir de fiesta?…y un largo etc. En toda esta vorágine nuestro cerebro busca un bote salvavidas en forma de literatura o consejos de cómo organizarse para llegar a todo. Y es que, necesitamos rutina. Organización y rutina para intentar llegar a todo. La carga mental e intentar llegar a todo entre muchas otras razones es lo que nos genera ansiedad y estrés.
No sé si sólo es mi percepción pero se están haciendo verdaderos esfuerzos por lanzar un mensaje sobre ser conscientes de cuidar nuestra salud mental. Es decir, ser conscientes de si somos capaces de adaptarnos al medio al que vivimos o no. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades que afectan a la salud mental incluyen la depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, demencia y trastornos cognitivos. Es interesante destacar que la propia organización puntualiza que la salud mental y estos trastornos no solo vienen determinados por los atributos individuales como la capacidad de gestión de nuestras propias emociones, conductas sociales sino que también entran en juego nuestra coyuntura económica, cultural y social como las políticas nacionales, protección social, calidad de vida, condiciones laborales y apoyo de la comunidad. Además, el estrés, la susceptibilidad genética, infección perinatal y exposición a peligros ambientales también contribuyen en la salud mental. En conclusión, nuestra salud mental no sólo depende de nosotros y que, tenemos que intentar estar atentos a nuestro entorno para tener una correcta salud mental.
Inflamación fisiológica y salud mental
Somos nuestros peores enemigos mentales. Esa voz interior tiene un impacto directo en cómo nos sentimos. Y cómo nos hablamos nos afecta a nuestro cuerpo y la mente lo vive como si fuera real. Los pensamientos nos cambian fisiológicamente (Marian Rojas-Estape, 2021). Pero, ¿de qué manera? Desde hace años se ha observado que los marcadores inflamatorios se encuentran elevados en individuos con depresión (Dowlati et al., 2010; Haapakoski et al., 2015). Sin embargo, no se sabe si la depresión produce ese aumento de la inflamación o viceversa. Es decir, se han descrito distintas razones por las que se puede derivar en depresión, por ejemplo, nuestra susceptibilidad genética, haber padecido situaciones adversas en infancia y el propio estrés. O por el contrario, son nuestras conductas (sedentarismo, dieta, substancias de abuso) las que pueden aumentar los procesos inflamatorio y como consecuencia, deriva en perfiles depresivos (Berk et al., 2013; Kiecolt-Glaser et al., 2015; Raison et al., 2006).
Estrés, ¿cómo nos afecta a nuestra salud mental?
El estrés, según la OMS, es el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción. Y según cancer.gov produce cambios químicos que elevan la presión arterial, la frecuencia cardíaca y las concentraciones de azúcar en la sangre. También suele producir sentimientos de frustración, ansiedad, enojo o depresión. Precisamente, el debut de la depresión en ocasiones está precedido por el estrés (Hammen, 2005) y está asociado con un elevado nivel de actividad inflamatoria (Rohleder, 2019). De hecho, hay estudios que apoyan de manera convincente la relación entre el estrés e inflamación en la etiología de la depresión (Slavich, 2020; Slavich and Irwin, 2014).
Por otro lado, y relacionado con la depresión, cuando el estrés en el trabajo se vuelve crónico se produce el síndrome de agotamiento, quemazón, desgaste o burnout. Este síndrome tiene tal impacto socio-económico que en 2022 aparecerá en la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS. ¿Y qué se siente? Todos lo sabemos: agotamiento extremo donde cada nueva tarea en el trabajo es cada vez más estresante y frustrante; agotamiento emocional y falta energía para trabajar además de rendimiento reducido.
Existen mas síntomas que los que he mencionado previamente, pero, no es mi objetivo dar todas las respuestas ni síntomas de todo lo que afecta a nuestra salud mental. En cierta manera, estos estados emocionales son habituales en ciertas etapas o momentos. Pero, resultan realmente peligroso cuando se cronifican. Y por eso, es vital acudir donde profesionales que diagnostiquen y nos ayuden a ordenarnos.
¿Existe susceptibilidad genética a estos estados mentales?
Aproximadamente el 30% de nuestro comportamiento no lo podemos cambiar porque lo heredamos. En este contexto, podemos decir que efectivamente existen distintas personalidades. La personalidad depresiva existe al igual que existen personas hipersensibles que son mas susceptibles a estar tristes. Cuando se habla de estrés y genética es inevitable no hablar de lo que llaman epigenética conductual. Por un lado la epigenética se centra en el estudio de las marcas químicas que nuestros padres nos transmiten y permanecen a lo largo del tiempo. Pero, al margen del factor heredado, esta disciplina estudia cómo la expresión de los genes está influenciada por las experiencias y el ambiente produciendo diferencias en la conducta, la cognición, la personalidad, y la salud mental. Los estudios a este respecto en la última década han desvelado que la función cerebral puede estar influenciada por cambios en el perfil epigenético del individuo. Estos cambios se han visto en desórdenes psiquiátricos como la depresión, en enfermedades con cierta base genética como el autismo o el síndrome de X frágil, síndrome de Rett y esquizofrenia (Grayson & Guidotti, 2013; Guidotti & Grayson, 2011; Kuehner, Bruggeman, Wen, & Yao, 2019; Ptak & Petronis, 2010; Zhubi, Cook, Guidotti, & Grayson, 2014). Por lo tanto, la alteración de nuestra conducta puede estar condicionada por cambios en nuestro perfil epigenético. Este campo es uno de los mas prometedores y objeto de muchos estudios, por lo que, aún queda mucho por descubrir sobre la relación epigenoma y conducta.
Pero, y entonces, ¿de qué depende 70% restante de nuestra conducta? Varios estudios apuntan al status socioeconómico. Al parecer, las personas consideradas como de status bajo tienden a tener dietas menos saludables, experimentan mas estrés y tienen menor higiene del sueño (Gold et al., 2020; O'Connor et al., 2009; Slavich, 2020). Otro factor muy importante es el consumo de substancias suelen ser adictivas como el tabaco, alcohol y otros estupefacientes porque están directamente relacionadas con la depresión y la inflamación que hemos mencionado previamente (Gonçalves et al., 2011; Taylor et al., 2014). En mi opinión, esto es generalizar demasiado. Aun así, me quedo con la idea de que el ambiente nos afecta, y bastante.
Conductas sanas
¿Cómo tener una correcta salud mental? No voy a descubrir la pólvora. Parece que esta fórmula funciona: cuidar la alimentación, actividad física regular, ser altruísta, sentimiento de pertenencia a un grupo, dormir (higiene del sueño), evitar estímulos constantes (redes sociales) y aburrirse, aprender constantemente y vivir en el presente. Si, a pesar de ello, no nos sentimos en todo nuestro ser y no sabemos si acudir donde un profesional, tenemos que leer. Leer sobre el tema que nos preocupa nos hace libres de pensamiento y nos da opciones. Y por último y no menos importante, pide ayuda y si puede ser, ayuda profesional con la que conectes.
Este artículo está inspirado en la historia de una lectora valiente que contactó conmigo para informarse sobre si el estrés continuado podía cambiar su genética, y como consecuencia, ser la causa de diferentes síntomas.
Recursos recomendados
Encuentra tu persona vitamina. Marian Rojas Estapé.
Podcast de Cristina Mitre. Cómo manejar el estrés. Dr. Mario Alonso Puig. Episodio 143.
Podcast de Cristina Mitre. Felicidad, placer y bienestar: Entiende tu cerebro y vive mejor. Dr. Facundo Manes. Libro Ser Humanos. Episodio 143.
Bibliografía
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