Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
¿Qué Europa?
¿Confía la gente en nosotros para protegerles?¿Los votantes nos abandonaron o fuimos nosotros quienes abandonamos a los votantes?, se preguntó Martin Schulz, candidato de los socialdemócratas europeos durante el mitin con el que el PSOE abrió el pasado domingo día 30 de marzo en Madrid la precampaña a las elecciones europeas. Dicen los cronistas del acto que fue este alemán quien mayores aplausos cosechó. Quizá fuera porque con sus preguntas puso el dedo en la llaga o quizá fue el tino de su respuesta lo que animó al auditorio cuando dijo: “Sólo si somos capaces de compartir el dolor de los que sufren recuperaremos su confianza y mereceremos ganar”.
Pero, la verdad, no veo yo a muchos políticos dispuestos a compartir el dolor de los que sufren. A los unos porque de tanto repetir eso de que la situación mejora, no se creen ya ni los terribles informes de una organización tan digna de crédito como Cáritas cuando habla de la pobreza y la malnutrición infantil; a los otros porque les pierde el afán de recuperar un poder perdido. Incluso hay algunos que quieren labrar a cuenta de Europa su revancha hacia quienes les desplazaron de posiciones de dominio en sus antiguos partidos.
Pero ya sea desde una u otra condición, donde mejor se mueven todos es, por ahora, en el terreno de la arenga. No hablaré del partido del Gobierno porque, claro, esto de las elecciones europeas no parece interesarles mucho. Los seguidores del PP desconocen a estas alturas quien será su cabeza de cartel. Mariano Rajoy entiende bien la fidelidad de los suyos. Da igual quién lidere la lista porque quien vaya a darles el voto no reparará en detalles.
Si los electores populares no han hecho ya su propósito de huida por una vergonzosa e injusta reforma laboral, por una arbitraria alteración del sistema de pensiones, por unos reaccionarios proyectos de ley que arrumban con derechos y libertades o por una rampante desidia ante la corrupción, es que esos electores van a seguir ahí. Por eso puede dar lo mismo que la lista la encabece Miguel Arias Cañete o el 'sursum corda'. ¡Vamos!, que la identidad del candidato o candidata es lo de menos porque, lo importante del momento –y así se nos trasmite- es que podemos atisbar tiempos mejores.
Y con éstas, el PSOE sólo habla por el momento a través de su candidata, Elena Valenciano, de las maldades del PP. Que sí, que pueden ser numerosas, pero que merecen que conozcamos cuál es la alternativa a cada una de ellas. Y de eso sabemos poco y menos aún en todo lo que concierne a Europa. O sea, que las elecciones del próximo mayo se plantean, al menos hasta hoy, como un ensayo para la gran batalla del 2015 sin que conozcamos de qué futuro europeo nos habla cada partido.
¿Acaso se trata de esa Europa donde los mejor situados se desentienden de los que no pueden exhibir ganancias? ¿Es la Europa que baraja poner barreras al libre movimiento de sus ciudadanos? ¿Es un proyecto de unión nominal donde cada uno defiende sus intereses y la solidaridad deja de ser un principio irrenunciable? ¿Es una Europa que permite el auge de la xenobofia? ¿Vamos hacia la Europa de las dos velocidades? ¿Lo que era un proyecto de unión se transforma en un sálvese quien pueda? ¿Alguien cree en la verdadera integración?....
Quizá sea conveniente que hablemos de estas cosas. Hubo una vez en que Europa era la gran promesa de solución a los problemas. Era un escenario de progreso. Ocurrió en tiempos de vacas gordas. Hoy estamos en una senda de crisis donde los que más pueden, imponen ajustes y recortes. Por eso necesitamos como nunca saber qué Europa nos proponen.
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