¿Ya está?

Siempre te pueden sorprender. Crees haberlo escuchado todo, hasta las teorías más delirantes, pero siempre te equivocas. Y no es por mantener la mente abierta. No. Me acaba de ocurrir con la revelación formulada por Patxi Zabaleta. Y es que según el líder de Aralar, el ampuloso comunicado con el que ETA anuncia que está procediendo “a desmantelar las estructuras logísticas y operativas derivadas de la práctica de la lucha armada”, ha servido para convertir a la banda en una “organización civil”. ¡Vamos! que ni el milagro de los panes y los peces.

En la misma línea, el portavoz de Sortu, Pernando Barrena, ha dicho que la gran aportación de ese comunicado es que “ETA deja de ser un actor armado”. Bueno, no ha llegado a lo de civil pero le ha faltado poco aseverando, eso si, que con el anuncio formulado lo que hace ETA es “avanzar hacia la conversión en una organización totalmente desarmada”.

Bien. ¿Pero no se trataba de que dejara de ser una organización existente? ¿no era su destino la desaparición? ¿no habíamos convenido en que después de tantísimo dolor generado de forma absolutamente injusta e inútil, el objetivo se centraba en el fin definitivo e irreversible de la organización? ¿no se había planteado que una paz con memoria y con justicia exigía la disolución de quienes solo por sí y ante sí se erigieron en administradores de violencia y de terror?

Pues parece que, a tenor de lo que dicen distintos portavoces de la izquierda aberzale, todo el mundo se equivoca de nuevo menos ellos. Sortu y Bildu (y varios de sus componentes) interpretan de nuevo al oráculo para justificar que un mundo sin ETA puede no ser el mundo que nos espera en un próximo futuro aunque ¡claro está! sería la banda la única que está adoptando decisiones coherentes en el camino de la paz.

Esto es, años después las perspectivas siguen donde estaban. En un lugar donde a juicio de unos ETA lo hace todo bien mientras el resto asiste, entre atónito y enfadado, a los circunloquios con los que la organización quiere recordar que todavía está ahí reservándose un papel de “agente político” con pretensiones.

Por eso, y vuelvo al principio, me ha sorprendido (ingratamente) que alguien como Patxi Zabaleta, que dentro de la izquierda abertzale discutió en su día (y con mucho riesgo) ese carácter político a una organización armada, sentencie ahora que tras el espeso texto que nos fue desvelado el domingo ETA se ha convertido en una organización civil.

¿Ya está? ¿Es suficiente ese comunicado para cerrar un tramo histórico en nuestro país lleno de tragedia y de vergüenzas? ¿Es bastante ese texto para felicitarnos efusivamente del nuevo paso dado por ETA? ¿es que acaso debemos deducir que ha dado un nuevo paso que aporta algo a lo ya anunciado antes?

Yo diría que no. Que no está, que no basta, que no sirve, que no justifica ni avanza nada, que es más de lo mismo partiendo de que lo mismo (que ETA no mate) es sencillamente estupendo. Yo diría que si un día ETA abandona ese lenguaje rebuscado que nos atosiga y nos aburre para expresarse de manera clara y decirnos que, efectivamente, se va para siempre, ese día lo entenderemos todos igual. Sin perspectivas. O mejor, dejando las perspectivas para la política hecha por ciudadanos. ¡civiles claro!