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Euskadi finaliza el año con la mitad de los trabajadores sin actualizar sus salarios a la subida de la inflación

Manifestación de los trabajadores del Metal de Bizkaia

Belén Ferreras

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Más de la mitad de los trabajadores vascos tiene en este momento sus convenios sin renovar o decaídos. O lo que es lo mismo, finalizarán casi con toda seguridad el año sin que sus sueldos se hayan actualizado de acuerdo con la subida de los precios. En un año que pasará a la historia como uno de los más inflacionistas de los últimos tiempos, debido especialmente a la subida del precio de la energía como consecuencia de la guerra de Ucrania, la mayor parte de los trabajadores verán mermado su poder adquisitivo. Según los últimos datos publicados por el Consejo de Relaciones Laborales vasco (CRL), sólo cuatro de cada diez trabajadores tienen sus convenios actualizados, 247.919 trabajadores, el 41,1% de total.

Ni siquiera puede decirse que estos trabajadores que han conseguido actualizar sus convenios han recuperado poder adquisitivo al compararse la subida de sus salarios con el alza de los precios, ya que el incremento medio pactado en esos convenios ha sido del 3,77%, mientras que el IPC de 2021, el que normalmente se suele coger como referencia para la negociación de 2022, se situó en el 6,5%. Pese a ello, en peor situación están el 58,9% de los trabajadores que tienen sus convenios sin actualizar, es decir prorrogados, o lo que es peor, decaídos. En concreto, 299.834 personas, el 49,6% de la población trabajadora tiene sus convenios en situación de prórroga a la espera de que se pueda llegar a acuerdos en las diferentes mesas de negociación abiertas. En cuanto a los trabajadores que tienen sus convenios decaídos y por lo tanto, sin ningún tipo de cobertura más allá del Estatuto de los Trabajadores ascienden a 56.487 personas, un 9,3% de los asalariados.

Esta situación se mantiene casi inalterada desde que arrancó el año. Pese a que se han firmado convenios sectoriales importantes como el del metal de Álava, por ejemplo, o el de gasolineras de Bizkaia, lo cierto es que el bloqueo de la negociación colectiva es un hecho.

La barrera del IPC y del mantenimiento del poder adquisitivo se están convirtiendo en la mayoría de los casos en un muro infranqueable. Un ejemplo claro es, por ejemplo, el conflicto del metal de Bizkaial. La última semana de huelga, que ha obligado incluso a parar parte de la producción de la planta alavesa de Mercedes-Benz por falta de componentes, ha vuelto a poner de manifiesto que las posturas están muy encontradas. Los sindicatos quieren que las subidas se correspondan con el IPC todos los años de vigencia del convenio, y la patronal advierte de que se puede poner en peligro la viabilidad de muchas empresas si se aceptan las reivindicaciones de los sindicatos. De cómo evolucione esta negociación dependerá en parte las cifras de trabajadores con convenios actualizados a final de año, ya que el metal de Biizkaia afecta a más de 50.000 trabajadores. Tampoco están todavía registrados en el cómputo del CRL la firma del convenio de metal de Álava, por no estar todavía publicado.

¿La negociación de este año esta yendo más lenta que otros ejercicios? Rotundamete sí. Es algo en lo que coinciden patronales y sindicatos, aunque los motivos sean diferentes para unos y para otros. La inflación elevada está dificultando las negociaciaciones mucho más que otros ejercicios, que se añade que la negociación colectiva siempre es complicada en Euskadi por un mapa sindical especialmente complejo en el que es difícil la unidad sindical.

“Hay un bloqueo claro de la patronal, que no quiere asumir que hay que trasladar a los sueldos la elevada inflación”, dice Fran Osuna, responsable de Acción Sindical de CCOO que recuerda que en Euskadi “existe además otro problema añadido”, que es “la apuesta de ELA por descolgarse muchas veces de la negociación colectiva sectorial y su apuesta por la negociación empresa por empresa, cuando contar con el paraguas de un convenio sectorial es algo muy importante”. Lo cierto es que son pocos los convenios sectoriales que se están firmando con el acuerdo de ELA. El metal de Álava no lo ha firmado, y en el conflicto de este sector en Bizkaia se ha roto también la unidad de acción y ELA ha convocado los paros en solitario.

Al margen de esta situaciones de relaciones intersindicales “complejas”, Fran Osuna considera que las patronales están aprovechando esta situación de bloqueo para “reducir los salarios por la vía de los hechos”. “No vamos a aceptar que no se reconozca la subida del IPC cada año de vigencia de convenio”, dice, pero asegura que están “dispuestos a negociar” y a firmar convenios con más años de vigencia, pero “asegurando que no se desligan de la inflación”. “A medida en que se modere la inflación se irán firmando convenios”, confía el responsable de CCOO.

Oihana Lopetegi, responsable de Acción Sindical y Negociación Colectiva de LAB, asegura que se está demostrando en estos meses que “los trabajadores están dispuestos a luchar por mantener el poder adquisitivo, que es lo que está bloqueando el avance en la negociación”. Lopetegi está convencida de que es la patronal la que retrasa los acuerdos: “Nosotras estamos planteando fórmulas para que se retrasen los pagos para equilibrar salarios e inflación, pero al mismo tiempo que no se pierda poder adquisitivo por parte de los trabajadores”.

Incide además la responsable de LAB en que los sectores en los que hay un “mayor bloqueo” son lo más feminizados y donde es más complicada la movilización. Muchas veces porque corresponden al sector de los cuidados, en los que los servicios mínimos neutralizan los efectos de la huelga. “Esperemos que la movilización de los trabajadores y las huelgas que se están llevando a cabo en diferentes sectores permitan cambiar la postura de la patronal. Estamos luchando convenio a convenio con muchas dificulltades”, dice la responsable de negociación colectiva de LAB.

Pese a lo difícil de la situación, el responsable de negociación colectiva de ELA, Pello Igeregi, es “más optimista” de lo que era “a principios de año”. “Ahora por los menos hay negociaciones abiertas, ha habido huelgas y la patronal empieza a moverse”, asegura, pese a las barreras que suponen la “lucha contra la precariedad y la subida salarial acorde con el IPC” . “Está siendo el año con más conflictos laborales y eso se está notando”, dice. Al igual que LAB, el responsable de ELA hace hincapié en las especiales dificultades para acordar en sectores más feminizados: “Sectores esenciales de los que solo nos acordamos cuando dejan de trabajar y que son más difíciles de organizar”.

Igeregi considera que los trabajadores tienen que seguir movilizándose, ante el bloqueo de la negociación. “Las empresas dicen que no se puede trasladar el IPC a los salarios, porque se resta competitividad, pero eso es falso”, señala. “Los empresarios sí que están trasladado la subida de la inflación los precios de los productos que venden”, recuerda.

Dani González, responsable del área de negociación colectiva de UGT, recuerda que los trabajadores siempre son “los paganos en todas las crisis”, y en esta ocasión está quedando claro que los empresarios “quieren congelación salarial para no incrementar sus costes”. Desde este sindicato, González se muestra abierto a que se estudie la causística de cada empresa, “pero es fundamental que se garantice que hay cláusulas de revisión salarial” para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo. González no se muestra muy optimista sobre la evolución de la negociación. “De momento no hay razones para suponer que se va a superar la actual situación de bloqueo”, dice.

Acuerdos sí, pero sin poner en peligro a las empresas

Frente a las acusaciones de bloqueo por parte de los sindicatos, desde Confebask insisten en que en Euskadi “se están llegando a acuerdos relevantes entre empresas y sindicatos”. Y añaden: “De hecho, sólo en este año 2022, las organizaciones miembro de Confebask- Adegi, Cebek y Sea- han alcanzado acuerdos en una quincena de convenios colectivos muy relevantes y que afectan a decenas de miles de trabajadores, entre ellos, el metal de Álava, la construcción de Gipuzkoa, gasolineras de Bizkaia o el de Artes Graficas en Gipuzkoa por citar sólo algunos”. También recuerdan que en otros, como el del metal de Gipuzkoa o el de Construcción de Bizkaia “se pactó mantener el poder adquisitivo”. Además, “se sigue negociando en otras tantas mesas sectoriales. Por lo tanto, no es verdad que en Euskadi no se estén firmando convenios”. “Se firman acuerdos con los sindicatos en los que se pactan subidas salariales que no pongan en peligro la viabilidad de la empresa y se demuestra la capacidad de nuestras empresas para acordar soluciones pactadas”, puntualizan.

En cualquier caso, la negociación colectiva “ni está siendo tan lenta como se esperaba”, “ni el otoño ha sido tan caliente como se prevía” a principios de año, según señala Tomás Arrieta, presidente del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) vasco. “Está habiendo menos diferencia con otros años de la que esperábanos. Las cosas están mal, desde luego, pero no tan mal como se pensaba teniendo en cuenta el incremento de la inflación”, dice.

En su opinión, está beneficiando en parte el hecho de que la situación económica en Euskadi “sigue siendo buena” pese a la “elevada incertidumbre”. “Se descarta la recesión y los datos del empleo son buenos, y eso, en principio, ” debería impulsar la negociación“, señala. ”Pero el factor objetivo es la inflación y la incertidumbre sobre cuándo se va a moderar“. ”En cualquier caso, lo de tener inflaciones del entorno del 2% es algo que va a tardar en volver“, vaticina Arrieta. Y de cómo se comporten los precios el año que viene, dependerá en buena parte la evolución de la firma de convenios los primeros mese de 2023. ”Si la economía aguanta y sigue creciendo, y se descarta definitivamente la recesión, lo razonable sería un impulso, pero todo depende de los precios“, insiste.

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