Euskadi registra la cuarta peor semana en ingresos por COVID-19 desde el confinamiento
La octava oleada de presión hospitalaria causada por la COVID-19 en Euskadi (los picos anteriores han sido en primavera, verano y otoño de 2020, después de Navidad y de Semana Santa, en verano y en fin de año de 2021, además del actual) empieza a adquirir datos muy elevados. Un ejemplo: en pasado martes fue el cuarto día con más ingresos en 24 horas desde el confinamiento solamente superado por tres jornadas de la anterior oleada, también causada por la variante ómicron del Sars-Cov-2. Según el último recuento, el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) acoge ya a 707 personas ingresadas, una fuerte subida con respecto a las 527 de hace solamente una semana, a las 422 de hace dos y a las 281 de hace un mes. El actual nivel de transmisión, sin ningún tipo de restricciones y con el Gobierno vasco sin plantearse regresar al escenario de emergencia sanitara -“no hay nada, no hay cambios”-, está ya a punto de superar la presión asistencial de todas las olas salvo la de la última Navidad.
En datos más globales, del 4 al 10 de julio ingresaron 639 personas en los hospitales vascos. La escasa diferencia con la cifra total muestra que la estancia media no es muy elevada y, de hecho, el Ejecutivo insistió la pasada semana en que aprecia menos gravedad que en otras fases de la pandemia en quienes acuden a Osakidetza. Pero, en todo caso, es una fuerte subida con respecto a las 455 personas internadas la semana anterior. Es también la cuarta peor semana desde la primera ola en este sentido. Con ómicron, el máximo alcanzado han sido 763 ingresos semanales, con delta 376, con alfa 673 y con la cepa salvaje llegada de Wuhan 565 al margen del confinamiento. En la UCI hay 32 casos críticos con un goteo constante de nuevas entradas. Eran 14 los puestos ocupados hace dos semanas. Eso sí, la proporción de UCI y planta sigue siendo inferior a la de otras fases de la pandemia.
La cifra de ingresos en relación con la población se halla en 28 casos por cada 100.000 habitantes, cuando hace pocas semanas no llegaban a 6. Pero entre los pacientes considerados vulnerables, los mayores de 60 años, sube a 75-80. Son niveles, según se deduce de las gráficas de Osakidetza, más elevados en Navidad. En todo caso, también hay 46 menores de 40 años en los hospitales vascos.
En cuanto a las estadísticas de defunciones, del 1 de julio al 7 de julio constan 62 decesos de personas que habían contraído la COVID-19 más diez casos adicionales que se suman a un primer semestre de 2022 cerrado con más muertes ya que en todo 2021. Estima Osakidetza, en todo caso, que en 46 de esos fallecimientos el coronavirus no ha sido la causa principal. Son ya 7.265 los muertos totales en la pandemia, en la que oficialmente se han contagiado 720.424, aunque es un dato infraestimado. El desglose de datos refleja que, en los últimos días, han fallecido dos jóvenes, uno de 10 a 20 años y otro de 20 a 30 años. En esas edades, en toda la pandemia, había habido 11 muertes hasta ahora.
En cuanto a los datos de transmisión, aunque no se mide ya con la misma fiabilidad que antes, los casos semanales suben a 9.609 con una tasa de positividad del 35%. El dato diario se acerca de nuevo a 2.000 casos cada 24 horas. La ola no ha alcanzado su pico ya que hay un R0 de 1,07, lo que indica que cada positivo multiplica el virus a más de una persona. Todos los indicadores están en alerta roja pero uno descuella: la incidencia en mayores de 60 años de 1.600 casos por cada 100.000. Es cuatro veces más que lo que se entiende como escenario rojo (400). En ellos la positividad sube al 41%. La incidencia es claramente más alta en Gipuzkoa que en el resto de territorios.
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