Incendios, más residuos y deficiencias sin subsanar: ¿corre el vertedero de Zalla peligro de convertirse en Zaldibar?
A casi 70 kilómetros del vertedero de Zaldibar, 30 hectáreas de un monte público componen el vertedero de Zalla, conocido como Las Lagunas. Se trata de uno de los diez vertederos de Euskadi dedicados a albergar residuos industriales no peligrosos y el que más capacidad tiene, con 7,3 millones de metros cúbicos. Comenzó a funcionar en 2005 y cuenta con una concesión hasta 2023. Sin embargo, a día de hoy se encuentra al límite de su capacidad al tener ocupadas 9 de las 11 celdas disponibles para abarcar basura. Además, los incendios surgidos sin una clara explicación y el hecho de que a mediados del año 2020 el Gobierno vasco realizara una inspección en la que detectó un total de 16 desviaciones de su autorización aumentan la preocupación de los vecinos de la zona: ¿puede convertirse el vertedero de Zalla en el nuevo Zaldibar?
Desde Zalla Bai, la plataforma vecinal independiente que estuvo al mando del Ayuntamiento hasta 2019, llevan años denunciando la situación del vertedero. La propia empresa gestora, Cespa, a raíz de tres incendios ocurridos durante el último año y medio, encargó un informe a la empresa especializada SGS. El informe concluye que es necesario realizar 6 estudios adicionales para evaluar el efecto que los incendios han tenido en el vertedero. “Se recomiendan los estudios de estabilidad porque los incendios podrían haber afectado al estado de la masa y la respuesta que han dado desde el Gobierno vasco al Ayuntamiento tras nuestra petición de explicaciones es que ya se hizo un estudio de estabilidad cuando se instaló el vertedero, pero las circunstancias han podido cambiar entre otras cosas por estos incendios y por el aumento del ritmo de llenado del vertedero”, señala a elDiario.es/Euskadi Manu Maestre, miembro de Zalla Bai.
El pasado marzo, el que por aquel entonces era el consejero de Medio Ambiente del Gobierno vasco, Iñaki Arriola, requirió mediante una orden a las empresas de valorización de residuos, que adoptasen las medidas necesarias para alcanzar “el máximo de su capacidad autorizada” y para admitir “con carácter preferente” los materiales provenientes de la comunidad autónoma, con el fin de compensar el déficit de espacio en los vertederos tras el derrumbe del de Zaldibar (Bizkaia) y el cierre del de Mutiloa (Gipuzkoa). El vertedero de Zaldibar acogía cada año una media de 500.000 toneladas, mientras que Mutiloa recibía 350.000 toneladas, lo que supone una parte significativa del total de 2,2 millones de residuos no peligrosos industriales que se eliminan cada año en Euskadi.
“Ha cerrado el vertedero de Mutiloa, hace algún tiempo cerró el de Larrabetzu y ha cerrado Zaldibar. Lógicamente los camiones van a algún lado y el de Zalla ahora mismo es uno de los que se ve claramente que está recogiendo más volumen de entradas. El vertedero está en proceso para abrir la celda 9-B, una segunda parte de la celda 9 de un total 11 celdas. Por tanto quedan otras dos celdas y media. La concesión la tienen por 29 años a contar desde la fecha de finalización del concurso administrativo y acabaría en 2023 si no se colmata antes. Al ritmo de este año y medio doy por hecho que se colmataría antes”, asegura Maestre.
Para justificar el incremento del tráfico de residuos hacia el vertedero, Zalla Bai denuncia que “entre el año 2020 y el año 2021 hay un aumento en el presupuesto municipal de 342.500 euros por este concepto”. Este periódico ha tratado de contrastar en varias ocasiones esta información con el Ayuntamiento de Zalla, ahora en manos del PNV. Sin embargo, al cierre de esta edición no ha recibido respuesta.
Incendios causados por “un rayo”
Entre julio y octubre de 2019 el vertedero de Zalla registró tres incendios cuyos orígenes a día de hoy se desconocen a ciencia cierta. Según señalan desde Zalla Bai, Cespa ha llegado a dar explicaciones como la de que la caída de un rayo provocara uno de los incendios, que fueron causados por las altas temperaturas e incluso por un “sabotaje” contra el basurero. “Las causas de los incendios no están claras. Pedimos informes a todas las instituciones que consideramos que tenían alguna responsabilidad. El Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia no nos respondieron, el informe de los bomberos no aclaraba nada y la empresa lo atribuía a la caída de un posible rayo. Nosotros contactamos con los servicios meteorológicos y en su informe aquella noche no hubo ningún rayo que impactase en esa zona. Puede ser por escorias que entraran demasiado calientes o por alguna combustión interna no controlada que el propio informe de la empresa especializada SGS no descarta. Volvimos a insistir en ello, pero ninguna institución aclara ni ese incendio ni los otros dos”, confirma el miembro de Zalla Bai.
16 desviaciones sin subsanar
La última inspección realizada por parte del Gobierno vasco a este vertedero tuvo lugar a mediados del año 2020. En ella se detectaron un total de 16 desviaciones de su autorización y se estableció un plazo de 30 días para que Cespa las corrigiera. Además, desde la plataforma vecinal señalan que “en la inspección se le advierte a la empresa de que un incumplimiento de este requerimiento podría considerarse una infracción sujeta a la disciplina ambiental vigente” y que “en un escrito posterior del Gobierno vasco al Ayuntamiento relacionado con esta inspección se admite que el grado de cumplimiento de la autorización ambiental integrada es bajo”.
elDiario.es/Euskadi se ha puesto en contacto con la empresa gestora del vertedero para preguntar acerca de las causas de estos incendios y sobre si se han subsanado las desviaciones de su autorización. En su lugar, ha contactado con este periódico Ferrovial Servicios, matriz de Cespa para señalar que “no pueden realizar comentarios al respecto de las actuaciones del vertedero”.
A día de hoy se desconoce si la empresa gestora ha subsanado las desviaciones, la cantidad de camiones que ahora depositan la basura que antes era destinada a Zaldibar y Mutiloa, cómo surgieron los incendios ni las consecuencias de ellos. Todo esto en un vertedero que tiene un tamaño tres veces mayor al de Zaldibar, cuyo derrumbamiento ha supuesto el mayor desastre medioambiental en Euskadi de los últimos años y se ha llevado por delante la vida de dos trabajadores, uno de ellos aún en paradero desconocido.
Del “vertido mezclado” a los “depósitos ordenados”
La consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, presentó a finales de enero de este año las principales directrices del Plan de Prevención y Gestión de Residuos en el que está trabajando el Ejecutivo de Urkullu, que requerirá una inversión de 97 millones y marcará la estrategia a seguir en esta materia hasta 2030. Según detalló Tapia, tras el incidente de Zaldibar y el cierre de los vertederos de Mutiloa y Larrabetzu, la capacidad de vertido de residuos no peligrosos para la próxima década en los diez vertederos en activo es de unos 4.000.000 m3. La previsión es que la economía vasca necesitará hasta 2030 una capacidad de vertido de 7.500.000 m3.
La consejera informó de que el Gobierno plantea la reducción progresiva del volcado de residuos desde el 37% actual al 15% del total en 2030. Para ello, concretó que en lugar de la operativa actual de “vertido mezclado” se prevé convertir los vertederos en “ depósitos en donde los residuos se almacenen ordenados para facilitar su posible aprovechamiento futuro”. Tapia insistió en que no se va a abrir “ningún vertedero adicional que no exista en estos momentos sino como máximo autorizar alguna mejora o ampliación en los públicos y si hiciera falta agrandar alguno de los privados”.
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