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Oma, el renacer del bosque pintado de Ibarrola que devuelve a la vida obras desaparecidas hace décadas

El nuevo Bosque de Oma a partir de la migración de las obras de Agustín Ibarrola a un nuevo emplazamiento

Maialen Ferreira

Bilbao —
28 de octubre de 2023 21:46 h

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La familia de Agustín Ibarrola solo recordaba la obra 'La amenaza nuclear' creada en el Bosque de Oma por el pintor vasco en los años 80, por fotografías de aquella época. Se trata de un conjunto de una veintena de árboles en los que Ibarrola pintó unas manos rojas hacia arriba y debajo de unos trazos blancos que parece una lluvia extraña que cae del cielo. Como Ibarrola y su mujer trabajaron juntos durante años en pintar uno a uno cada pino de una forma “salvaje”, sin ser verdaderamente conscientes de a quién pertenecían, los verdaderos dueños del terreno optaron por talarlos sin darles la más mínima importancia a las obras de arte que había pintadas. Una de esas obras de arte que desapareció tras esa tala fue 'Invasión nuclear'. 30 años después de aquello y con el renacer del Bosque de Oma, 'La amenaza nuclear' ha vuelto a la vida junto con otros 34 conjuntos artísticos plasmados en 800 árboles.

“Esta obra desapareció hace 30 años y gracias al registro fotográfico de la familia Ibarrola hemos podido recuperarlo. Se trata de un conjunto diferente a los demás, porque aquí Agustín Ibarrola plasma su rabia. No es un conjunto conceptual, aquí hay manos implorando al cielo, hay lluvia ácida cayendo, deberíamos acercarnos a él más desde el sentimiento que desde el concepto”, explica el profesor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Fernando Baeza y responsable de la investigación que ha dado vida al nuevo Bosque de Oma, después de que las obras del anterior, con el paso de los años y un hongo conocido como 'banda marrón', se fueran borrando de manera que el bosque, y con él, su magia, tuvieron que ser trasladados a un pinar contiguo.

La familia, y en concreto, su hijo José, han seguido muy de cerca los pasos para trasladar cada una de las obras del pintor vasco al nuevo pinar. Visto el resultado, la palabra que repite tras una sonrisa es “satisfecho”. “Me siento satisfecho, sobre todo porque ha sido una lucha constante por intentar mantener vivo el bosque. Con los años ha sido ensuciado, olvidado, abandonado, ha sufrido atentados y talas. Lo cierto es que mi padre estaba cansado ya y muchas veces éramos sus hijos los que seguíamos peleando para que sobreviviera. Por eso ha sido muy importante y estamos muy agradecidos con el trabajo realizado. Si mi padre pudiera verlo, seguro que le encantaría”, detalla a este periódico durante la inauguración del bosque José Ibarrola, quien también ha reconocido haber pedido “rectificaciones” a los artistas que se han encargado de plasmar las obras de su padre en unos nuevos árboles. “Reconozco que era un trabajo complicado y he pedido que cambien muy pocas cosas, pero había algunos errores que no he podido pasar por alto”, sostiene el también artista.

Según recordó Ibarrola hijo durante la visita de inicio de los trabajos del nuevo bosque, a los que este periódico tuvo acceso mientras un grupo de artistas trataba de plasmar las obras en los nuevos pinos, cuando su padre se dispuso a pintar el bosque, a inicios de los 80, tenía problemas económicos y no era reconocido socialmente. “No voy a decir 'hundido', porque el estar hundido no forma parte nunca del esquema genético de Agustín, pero sí que tenía una situación dura. Por eso, el bosque para él fue terapéutico y yo creo que el bosque ha sido terapéutico para mucha gente. Me han llegado a decir que personas que venían se iban de aquí con otra perspectiva y eso es algo que me parece muy bonito”, reconoció en aquel momento el hijo del pintor tras mostrar algunos de los “mensajes ocultos” que su padre dibujó en el bosque, como un “te quiero” escondido que, meticulosamente y tras un laborioso trabajo de investigación, han tratado de reproducir de la manera más fiel posible.

La familia, junto a los medios de comunicación y acompañados de Fernando Baeza, ha realizado el recorrido de más de un kilómetro deteniéndose en cada obra para contar anécdotas de Ibarrola. “Agustín siempre tuvo una conciencia social en todo, y en el arte también, por eso siempre ha creído que el arte tiene que estar a disposición de la sociedad. Él lo hacía para eso, para que la gente pudiera sentir la experiencia y formar parte del colectivo que ha transitado a lo largo de la historia de la humanidad: los artistas”, detalla su hijo, que insiste en que a su padre “le inspiraba todo, la vida en general”. “Un día, por ejemplo, mientras pintaba el bosque oyó unas motos. No sabía de dónde venían ni cómo eran, pero él las pintó. Llegaba y se dejaba llevar, muchas veces sabía exactamente lo que quería pintar, pero otras simplemente se dejaba llevar”, reconoce su hijo.

Debido a su avanzada edad, con 93 años, y su estado de salud, Ibarrola no va a poder volver a contemplar su obra fundida con la naturaleza de Bizkaia, sin embargo, sus hijos y su nieto lo recuerdan y mantienen vivo su trabajo con pasión y respeto. “Me emociona volver a ver vivo el bosque. Recuerdo mi infancia con mi abuelo con una escalera, pintando y luego venía la abuela a recogernos. El bosque tiene algo mágico y es que cada vez que vienes es una experiencia distinta”, sostiene Naiel, el primer nieto del artista y al que le dedicó una de sus obras más reconocidas, 'El arcoíris de Naiel'. Después de que el pequeño le dijera que sus dibujos eran “aburridos”, algo que según bromea el nieto “no recuerda”, Ibarrola comenzó a dibujar 'Animales del bosque', una decena de animales entre los árboles para divertir a su nieto.

“Ha sido una persona que ha estado muy comprometida políticamente siempre y de izquierdas, algo por lo que ha sido perseguido por los de un lado y por los del otro, pero él ha sido fiel a sus ideas. Tenía muy presente algunos conceptos que parecen sencillos, pero son fundamentales, como la libertad y la dignidad. Por eso mediante su arte denunciaba cosas como la amenaza nuclear, pero no de una forma partidista, sino por la defensa de los derechos humanos”, explica José Ibarrola al pasar cerca de la obra 'Marcha por la humanidad', ya que Ibarrola, al igual que el resto de los artistas que formaron parte de Equipo 57, sostenía que el arte debía servir para para cambiar a la sociedad, a la humanidad.

La inauguración, que ha sido presidida por la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, y ha contado con la presencia de la Diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Leixuri Arrizabalaga ha tenido lugar este viernes. A partir del sábado cualquier persona podrá acceder al Bosque de Oma en su nuevo emplazamiento, que parte desde Santimamiñe, Kortezubi, en un recorrido de cerca de 50 minutos y 2,8 kilómetros. A pesar de que el recorrido es libre y gratuito, desde la Diputación señalan que es “un requisito imprescindible para garantizar la sostenibilidad de la obra, el espacio y su entorno” realizar una reserva con anticipación a través de la página web creada exclusivamente para el Bosque de Oma.

Además, el bosque contará con visitas guiadas los sábados a las 11.00 en castellano y a las 12.30 en euskera. La tarifa general de las visitas guiadas es de 10 euros y tendrán duración de una hora. Como novedad y para evitar que el parking de Kortezubi se complete, se ofrecerá cada fin de semana un servicio de lanzadera gratuito desde la estación de autobuses de Gernika-Lumo entre las 09.00 y las 13.00. El servicio estará disponible todos los fines de semana a partir del 1 de noviembre.

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