El PP asegura que el nacionalismo hace “ingeniería social” en la educación y que Urkullu quiere “expulsar el castellano”
La relación entre el lehendakari, Iñigo Urkullu, y el actual líder del PP vasco, Carlos Iturgaiz, y su equipo continúa deteriorándose pleno a pleno en el Parlamento Vasco. Acto uno, jueves 10 de febrero: la secretaria general 'popular', Laura Garrido, acusó a Urkullu de reírse de una intervención suya sobre necesidades educativas especiales. Acto dos, viernes 11 de febrero: el lehendakari se sintió ofendido cuando Iturgaiz calificó de “escoria” a los socios habituales de Pedro Sánchez, aunque no mencionó expresamente al PNV. El acto tres ha tenido lugar este mismo viernes, 18 de febrero. Iturgaiz, en la sesión de control al Gobierno de la Cámara, ha asegurado que las bases para la reforma educativa en la que se trabaja en Euskadi suponen una “expulsión del castellano” de la enseñanza. Hay una “ingeniería social en la escuela a la mayor gloria del nacionalismo vasco”, ha clamado.
La sintonía entre el PNV y el PP ha cambiado de raíz desde 2018, cuando los nacionalistas fueron decisivos para que prosperara la moción de censura contra Mariano Rajoy. Antes, en 2016 y 2017, los 'populares' llegaron a ser socios presupuestarios de Urkullu mientras los de Aitor Esteban sostenían a Rajoy. Ahora, la propuesta educativa ha vuelto a hacer que los de Iturgaiz ataquen al Gobierno vasco, incluso en un tema en el que el portavoz de la coalición PP+Cs no es del PP sino de Ciudadanos. El mismo argumento sobre el castellano lo había utilizado ya la única representante de Vox, Amaia Martínez Grisaleña.
Con rotundidad, Iturgaiz ha desechado de entrada la propuesta de reforma educativa planteada por el PNV en el Parlamento. “No seré yo quien ponga en duda la necesidad de reformar el marco educativo. Pero lo que alarma es el carácter sectario de este documento”, ha enfatizado. Ha seguido afirmado que “toda una generación se ha visto ya perjudicada” por esa “ingeniería” nacionalista y que “subordinar la educación a la euskaldunización es un fracaso”. Además, ha asegurado que los datos muestran que ni siquiera con la inmersión “la mitad de los alumnos tienen la competencia necesaria en euskera” y que “uno de cada cinco” no dominan ninguno de los dos idiomas. Y ha zanjado: “Que Bildu no les mueva los hilos de la educación. Menos viajes a Catalunya y más viajes a Castilla y León o Finlandia para aprender de excelencia educativa”.
Urkullu, que ha respondido en euskera y en castellano a Iturgaiz, ha avisado: “No voy a caer en la demagogia; mantendré la seriedad”. Ha señalado que es un “activo” el hecho de “contar con dos lenguas oficiales” y que la apuesta es ir a un sistema que garantice el dominio de ambos idiomas oficiales y de “al menos” una tercera lengua extranjera. Sobre el euskera, ha añadido que “el 81% elige D por propia voluntad”, en referencia al modelo de inmersión actual que se oferta junto al A, en castellano, y el B, bilingüe. Ha lamentado los mensajes de “intolerancia, discriminación y odio” que se vierten por la educación.
Minutos antes, también sobre la futura Ley de Educación, Elkarrekin Podemos-IU ha interpelado al lehendakari sobre lo que considera como la principal carencia del documento inicial para la reforma: que no se revierta el escaso peso de la escuela pública en el sistema actual. “Acabar con la segregación implica convertir a la pública realmente en el eje vertebrador”, ha planteado Miren Gorrotxategi. Ha insistido en que el borrador del PNV “no menciona el problema principal del sistema vasco, que es la anómala dualidad entre la red pública y la privada”. “Legitima la situación actual con todas sus consecuencias negativas”, ha apostillado. Urkullu se ha limitado a releer el acuerdo de coalición firmado con el PSE-EE, que habla de la “esencialidad” de la pública, pero ha orillado que los socialistas también han cuestionado el peso de la concertada en el futuro modelo que se diseña. En todo caso, sí ha apelado que la reforma -para una generación y no para una legislatura, ha remarcado- ha de fraguarse “con el máximo consenso posible”.
El SMI y el diálogo social
Maddalen Iriarte, de EH Bildu, ha aprovechado su tiempo en el 'question time' del Parlamento Vasco para recordar que el pacto presupuestario de 2022 que alcanzaron con el Gobierno implica que se impulse una mejora indirecta del SMI para adecuarlo al mayor nivel de vida que tiene Euskadi respecto a la media española. La cesta de la compra aquí es un 20% más alta, ha asegurado Iriarte. “No es lo mismo Badajoz que Álava”, ha puesto como ejemplo. “La dirección es la adecuada -ha dicho la coalición abertzale sobre la subida acordada por el Gobierno de España en los últimos días- pero es un paso pequeño. Y, si no es suficiente para España, qué decir de nuestra realidad. ¿Aquí se puede vivir con 1.000 euros? ¿Aquí se puede vivir dignamente con 1.000 euros?”.
Urkullu, cuyo partido cuestionó la reforma laboral pactada con sindicatos y patronal hasta el punto de hacer que CCOO se distanciara del foro autonómico, ha apelado a la “negociación colectiva” para mejorar esas condiciones laborales de los trabajadores vascos. “El Gobierno o el Parlamento no debe condicionar” esa cuestión, ha señalado. Eso sí, ha coincidido con EH Bildu en que Euskadi debe tener competencias para disponer de un “marco propio de relaciones laborales”.
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