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“La misión del intelectual es siempre la misma, marcar a los necios”

Tomás Martín Tamayo

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Desde hace un mes, Tomás Martín Tamayo, colabora con eldiario.es Extremadura.

Nació en Campillo de Llerena (Badajoz) hace 66 años, está casado y tiene dos hijos, uno de ellos un famosísimo periodista y estadístico deportivo, Míster Chip.

Maestro y escritor, fue consejero de Cultura, Educación y Deportes de la Junta de Extremadura. Cofundador del Centro Democrático y Social (CDS) junto a Adolfo Suárez, y quizá uno de los extremeños más conocedores del ex presidente de la Transición, su crítica al PP extremeño ha hecho que fuera ignorado, por ejemplo, en un reciente congreso celebrado en Mérida sobre ese tránsito a la democracia, congreso del que eran responsables tanto la Universidad como el Parlamento regional.

-¿Cuáles son tus relaciones con el Partido Popular?

-La gente del PP que eran amigos de verdad siguen siéndolo y son mayoría. Los que tenían conmigo una amistad política, falsa y de interés, desaparecieron, gracias a Dios. Esa gente solo sirve para intoxicar y hacer sombra.

-¿Cómo ves el momento que vive la región?

-Extremadura parece programada para el subdesarrollo y si en momentos de bonanza perdió todos los trenes, con un Ibarra empeñado en invertirlo todo en su autopromoción personal, en momentos de declive generalizado como el actual necesitaba a un gestor eficaz, pero, más de lo mismo, Monago es como Ibarra pero peor, porque las copias nunca son mejores. Creo sinceramente que la incursión de IU ha sido idiota desde el principio y que su postura de apoyo efectivo a Monago (“gracias a IU nunca me he sentido en minoría absoluta”) ha perjudicado a Extremadura y ha arruinado a la propia IU, algo que se verá muy pronto. Confío en que Fernández Vara, que parece que está de nuevo en rampa de salida, de a Extremadura un impulso diferente en la próxima legislatura.

-Estás ya jubilado de maestro, y sin embargo no renuncias a la complicación relativa de ser columnista periodístico de actualidad. ¿Qué te aporta, que inconvenientes supone, cómo llega el eco de tus escritos?

-Necesito comunicarme, dar mi opinión. Es algo que no tiene retroceso porque ya llevo 32 años y más de 2.200 artículos publicados, pero si existiera la moviola... A mí me ha reportado algo de reconocimiento, pero me ha complicado la vida y ha limitado muchas de mis posibilidades. Como ejemplo reciente, una novela mía, finalista en cuatro premios nacionales, ha sido descartada en la Editora Regional y yo sé bien las razones... Mis hijos tuvieron que salir porque a pesar de sus méritos académicos, aquí tenían y tienen todas las puertas cerradas. Y yo soy un escritor maldito...

-¿Cuál debe ser en estos momentos la función de un intelectual?

-La misión del intelectual es siempre la misma, marcar a los necios y abrir caminos nuevos, pero hoy hay que buscar mucho para encontrar a un intelectual. Yo tengo una postura contestataria y suelo ir contracorriente, pero no soy un intelectual. A mí me sobra pasión.

-Como escritor, ¿en qué estás trabajando en la actualidad, te gustaría dedicarle más tiempo a ello?

-Estoy en cuatro proyectos literarios. Reviso mi novela ‘El enigma de Poncio Pilatos’ para una edición en italiano; corrijo una colección antológica de cien relatos, que saldrá este año; busco editor para ‘El manto del légamo’, una novela ambientada en la Extremadura de la postguerra hasta nuestros días, y avanzo lentamente en otra novela histórica: ‘La amargura de Tiberio’. Necesito tiempo y aislarme para poder escribir con sosiego y calma. La literatura es enemiga de las precipitaciones.

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