De poblados de colonización franquistas a pueblos turísticos como 'oasis de la sostenibilidad' en Extremadura
Son pueblos blancos, parecen iguales, pero son diferentes entre sí, esa era una de las exigencias para la construcción de los llamados pueblos de colonización, que se construyeron entre las décadas de los 40 y los 60 del siglo pasado, bajo el régimen franquista. En esos años se crearon un total de 300, de los que 63, un 21 por ciento, se encuentran en Extremadura, y hoy se plantean como un atractivo turístico más a sumar a la oferta existente, con la denominada “Ruta de los Pueblos de Luz”.
Unos pueblos que, en palabras del director general de Turismo en funciones, Francisco Martín, son sitios ideales “para visitar, para vivir y para invertir”, y con un gran atractivo para las personas que aman la arquitectura de vanguardia y el urbanismo de aquella época, “pensado para la vida”.
En torno a la Ruta de Los Pueblos de Luz, la Junta de Extremadura ha articulado 36 “experiencias únicas” que se pueden disfrutar los viajeros, o incluso las personas que quieran comprar y vivir allí o tener una segunda residencia, como el avistamiento de aves, astroturismo, senderismo, actividades acuáticas, y cicloturismo, además de poder conocer el folclore y su gastronomía.
Los colonos que ocuparon aquellas viviendas tuvieron que empezar de cero, tuvieron que construir una nueva identidad que, con el tiempo, les fuera propia, con fiestas y actividades que, con el devenir de los años, se han convertido en tradición.
La idea es que el turismo se convierta en un puntal más de la creación de riqueza en estos pueblos, que en Extremadura concentran una población de 38.000 habitantes, y que lejos de perder vecinos, siguen sumando, logrando aumentarla en un 3,5 por ciento, en los últimos 10 años.
Con la Ruta de los Pueblos de Luz se pretende hacer “una apuesta por el turismo rural” con siete rutas, como son las de los Valles del Árrago; Alagón; Tiétar; Sur del río Tajo; Vegas Altas y Vegas Bajas del Guadiana y la del Valle del Ardila.
Y es que la mayoría de estos pueblos blancos y de luz, también son pueblos de agua, porque, precisamente, se crearon para que transformaran el territorio y los modos de cultivo del secano al de regadío, y por ello se buscaron emplazamientos cercanos a las cuencas hidrográficas. El objetivo era procurar un modo de vida basado en el cultivo de tierras, después de que la industria nacional quedar asolada tras la guerra.
Para Paco Martín, los pueblos de colonización son “tesoros ocultos”, son “auténticos oasis de sostenibilidad”.
80 arquitectos para 300 pueblos de colonización en España
Alrededor de 80 arquitectos proyectaron los poblados, cuya construcción promovió durante esos años el Instituto Nacional de Colonización. La premisa es que fueran poblados diferentes, eso sí, cumpliendo con unos requisitos fijos como eran los de contar con una plaza central, en la que se ubicaría el ayuntamiento y la Iglesia, que debían contar con un entorno preferente.
Arquitectos como José Luis Fernández del Amo, quién planificó los poblados de colonización considerados como los más brillantes como Vegaviana (Cáceres) o Cañada de Agra (Albacete); Alejandro de Sota, o Carlos Arniches Moltó, fueron los autores de muchos de estos pueblos, junto con otros de la misma plantilla del INC, como era el caso del Amo, además de Manuel Rosado, Jesús Ayuso Tejerizo, Manuel Jiménez Varea, Agustín Delgado de Robles o Pedro Castañeda Cagigas.
Fueron los autores de los poblados que hoy se encuentran en las siete rutas diseñadas. En el Valle del Árrago, están La Moheda de Gata y Vegaviana; en el Valle del Alagón, San Gil, Pradochano, Valderrosas, Alagón del Río, Valrío, El Batán, Puebla de Argeme, Rincón del Obispo, Valdencín, y Pajares de la Rivera; en el Valle del Tiétar, Valdeíñigos, Santa María de las Lomas, Tiétar, Rosalejo, Barquilla de Pinares y Pueblonuevo de Miramontes, y en la del Sur del Río Tajo, están las localidades de Valdesalor y Rincón de Ballesteros.
Las Vegas Altas del Guadiana son las que más poblados de colonización acoge de toda Extremadura, un total de 23, como son Yelbes, Torrefresneda, Conquista del Guadiana, Alonso de Ojeda, Casar de Miajadas, Vivares, Valdehornillos, Hernán Cortés, Ruecas, Entrerríos, Casas del Castillo de la Encomienda, Valdivia, Zurbarán, El Torviscal, Palazuelo, Cristóbal Colón, Fernando V, Puebla de Alcollarín, Pizarro, Gargáligas; Los Guadalperales, Vegas Altas, Obando y Docenario.
Las Vegas Bajas acogen 16 localidades: Lácara, Barbaño, Guadajira, Valdelacalzada, Guadiana, Alcazaba, Pueblonuevo del Guadiana, Alvarado, Balboa, Novelda del Guadiana, Villafranco del Guadiana, Sagrajas, Valdebótoa, Gévora , San Rafael de Olivenza y San Francisco de Olivenza, y en la Ruta del Valle del Ardila, Brovales, Valuengo y La Bazán
Los colonos ocuparon gratis las viviendas, y muchos de ellos lograron conseguirlas en propiedad. La condición era trabajar las tierras durante 40 años.
Ahora estos pueblos, según Martín, son lugares no sólo para vivir, sino también para invertir.
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