El Parador de Muxía prometido por Aznar tras el Prestige abrirá 17 años después del hundimiento
“Se construirá un nuevo Parador en la Costa da Morte: 24 millones de euros”. Esa fue la principal promesa en el ámbito de la reactivación turística incluida en el Plan Galicia con el que el Gobierno de José María Aznar pretendía compensar la catástrofe ambiental del hundimiento del Prestige en noviembre de 2002. El pasado fin de semana, en Fitur, el presidente de Paradores, el exsecretario de Organización del PSOE Óscar López, anunció que ese establecimiento, en Muxía, el municipio de la Costa da Morte que se convirtió en símbolo de aquel desastre ecológico, entrará finalmente en servicio a finales de este 2019, 17 años después del hundimiento del petrolero y tras una inversión que ascendió finalmente a más de 27 millones de euros a pesar de que se redujeron las plazas del edificio de 80 a 60.
Tras la inclusión en el Plan Galicia de un Parador en la Costa da Morte, el proyecto tardó en arrancar. A pesar de que la inversión es estatal, sería la Xunta la encargada de definir el edificio, pero el concurso público para diseñarlo no se convocó hasta 2008, durante el bipartito autonómico de PSdeG y BNG que gobernó entre 2005 y 2009. Con la vuelta de Feijóo y el PP al Gobierno gallego, se argumentó que ese proceso había sido mal realizado, lo que paralizó el proyecto, que no fue desbloqueado hasta 2010, cuando se anunció que el edificio contaría con 80 plazas.
Su construcción, en un paraje natural no urbanizado sobre la playa de Lourido, se encomendó a la empresa pública Tragsa y en 2011 el entonces ministro socialista Miguel Sebastián puso su primera piedra, pero la crisis hizo que los siguientes pasos avanzasen lentamente, hasta el punto de que en 2012 el posterior ministro del ramo, el popular José Manuel Soria, anunció su paralización en el marco de una serie de recortes generales en toda la red de Paradores. El presidente Feijóo escenificó una protesta pública contra el Gobierno central de su propio partido, lo que en la práctica no hizo que la obra se acelerase.
La obra volvería a coger fuerza en 2016, cuando el Gobierno decidió modificar el proyecto y reducir de 80 a 60 sus plazas. A pesar de eso y de una nueva ampliación de los plazos de ejecución, su coste se fijó en 27 millones, tres más de los previstos cuando fue anunciado por Aznar.
Para cuando finalmente entre en servicio, a finales de este 2019 si se cumplen las nuevas previsiones de Paradores, ratificadas este martes en el Congreso, el edificio será una de las tres grandes obras finalizadas o a punto de estarlo (junto con el puerto exterior de A Coruña y el AVE entre Galicia y la Meseta) del Plan Galicia de las ocho que contemplaba aquel documento.