Profesores y alumnos se oponen al plan de la Xunta que delega en el sector privado el diseño de su futuro online
El proyecto de transformación de las universidades gallegas hacia un sistema de docencia mixta disgusta a profesorado y alumnado, desde las formas al fondo. En un momento en que la comunidad universitaria afronta como puede la docencia online por la que se optó durante la crisis sanitaria, profesores, personal investigador, alumnos y sindicatos censuran las prisas, la improvisación, el desconocimiento, la falta de reflexión, la reducción de la calidad y el cambio de modelo de la universidad pública y presencial. Falta el pronunciamento de las direcciones de los tres centros universitarios gallegos, que deben presentar esta semana sus alegaciones.
Como primeras reacciones, el profesorado de la Universidade de Vigo (UVigo) ha comenzado a recoger firmas entre sus colegas las tres instituciones públicas -la de Vigo, la de Santiago de Compostela y la de A Coruña- para manifestar su rechazo al plan del Gobierno gallego. El sindicato CIG acaba de convocar su primera asamblea virtual para promover resoluciones conjuntas de oposición a la introducción de un sistema de educación superior semipresencial.
El diseño del plan recae en la fundación privada Feuga -en la que participan empresas y las tres universidades- y una consultoría externa y entraría en su fase piloto en poco más de tres meses. “¿No hay expertos en las universidades gallegas sobre la educación superior para encargar el estudio a una consultoría?”, cuestiona la profesora de la facultad de Psicoloxía de la Universidade de Santiago (USC), Socorro Rodríguez Holguín. La redacción del texto, con párrafos copiados de diferentes fuentes, y su contenido, son para la titular una “improvisación y una falta de respeto” hacia la docencia universitaria. “Es un mal plagio hecho sin criterios políticos que busca reducir el papel de la Universidad”, resume el catedrático de Historia Contemporánea de la USC Lourenzo Fernández Prieto.
La asociación estudiantil Anega (Asemblea Nacional das Estudantes Galegas) afirma que el objetivo del Gobierno gallego es “desmantelar todos los centros públicos de enseñanza, dejando su coordinación en manos privadas” mientras que la Asemblea de Investigadoras de la USC comunicó su “absoluto repudio” al borrador que califica de “despropósito”. “Pone en riesgo la calidad de las titulaciones y los principios básicos de igualdad, constituye un insulto al esfuerzo extraordinario acometido por el profesorado y el estudiantado en este curso académico”, señala.
La comunidad universitaria asume que la incerteza sanitaria que provoca el desconocimiento sobre la evolución de la pandemia conllevará una cierta adaptación de la docencia por lo menos en el inicio del próximo curso. “Pero una cosa es que tengamos que prepararnos y adaptar algunos materiales y otra es que nos convirtamos en una universidad semipresencial”, advierte Rodríguez Holguín.
El profesorado consultado rechaza que las adaptaciones de adopción de las TIC que se pudieran hacer deba suponer un cambio de modelo de la universidad pública presencial. “Las decisiones que se tomen en el primer semestre el próximo año deben ser medidas excepcionales. Lo más preocupante del documento es que pretendan hacer de eso un modelo”, considera la profesora de Ciencias de la Comunicación Marta Pérez. La docente de Literatura en la Universidad de Vigo Rexina Vega afirma que las clases siguen ya un sistema híbrido, con adopción de una parte virtual. “Pretenden un salto mayor, que va a suponer una pérdida de la calidad en el acompañamiento del alumnado”, añade.
Para Anega es “utópico” diseñar una universidad a distancia que sea funcional en Galicia y señala la brecha digital y social de la comunidad y la ausencia de un presupuesto que acompañe esta iniciativa entre los motivos. “La expulsión de los estudiantes está asegurada, así como la del profesorado que será 'reciclado' en un nuevo ataque a la calidad docente”, afirma la asociación estudiantil.
En palabras de Marta Pérez, la propuesta “banaliza y hace supercial” la docencia y la convierte “en una charla TED, que es divulgación”. El profesorado remarca que la experiencia educativa presencial no se limita a una transmisión de contenido, sino a la generación de debate y pensamiento además del “insustituible” contacto con el material y los espacios -platós, laboratorios, talleres...- para el aprendizaje.
“¿Si hay necesidad de tener una educación a distancia por qué no se creó en estos años? Como tienen en Madrid, Cataluña, Andalucía o País Vasco”, cuestiona Fernández Prieto. Es precisamente el modelo de la Universidat Oberta de Catalunya (UOC), pública pero con gestión privada, del que se calca parte del plan del Gobierno gallego. “Si algo nos está enseñando este momento es que la actividad docente telemática no es el modelo ni puede serlo. La UOC está pensada para personas que hacen su segunda carrera”, argumenta Rodríguez Holguín.
Tampoco convence el momento elegido ni el breve tiempo que ha necesitado la Xunta para definir un plan que ya será piloto el próximo curso y extendido en el siguiente. Prieto señala que la Consellería de Educación no ha realizado siquiera una evaluación del funcionamiento de las clases a distancia que se se pusieron en marcha en los últimos meses. “Habría que hacer primero un balance de cómo ha ido esta experiencia”, considera Prieto mientras Vega lo califica de “muy oportunista”. La cuestión material también suscita muchas dudas en unas instituciones que, como señala Vega, llevan tiempo sin aumentar su profesorado. “La formación semipresencial requiere mucha más tutorización, más atención al alumnado”, considera su colega de Psicoloxía, que recalca también la necesidad de adaptar los currículos -un proceso que la Xunta ha hecho “farragoso”- en un tiempo récord.
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