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El accidente de tren con cuatro muertos en O Porriño cumple un año sin fecha para el fin de las investigaciones

Investigadores junto al tren siniestrado hace un año en O Porriño (Pontevedra)

David Reinero

Un año después, las investigaciones judicial y técnica del accidente de tren de la línea Vigo-Oporto que el 9 de septiembre de 2016 dejó en O Porriño (Pontevedra) cuatro muertos (el maquinista, el interventor y dos pasajeros), 13 heridos graves y 35 heridos leves siguen sin fecha para su final. Las dos investigaciones barajan de momento un posible despiste del maquinista portugués como causa más probable del siniestro, pero su fallecimiento impide confirmarlo. Este sábado están previstas dos concentraciones en recuerdo de los fallecidos, a las 12.30 horas en la estación de Vigo-Guixar convocada por los comités de empresa de Renfe y Adif y a las 20.00 horas en el lugar del siniestro en O Porriño.

Aquel 9 de septiembre el tren Celta que conecta Vigo con Oporto no tenía que parar en la estación de O Porriño, por lo que circulaba a 118 kilómetros por hora para atravesarla por una vía directa. Sin embargo, técnicos de Adif estaban comprobando el funcionamiento de los desvíos de la playa de vías de la estación y derivaron el tren a una vía secundaria, por la que tenía que circular a un máximo de 30 por hora. El tren no redujo la velocidad y descarriló para acabar chocando con un puente y una torre eléctrica.

Para avisar al maquinista de esa alteración respecto de su itinerario habitual se contaba con el sistema de señalización y seguridad ASFA, el habitual en la inmensa mayoría de la red ferroviaria convencional española al margen del AVE, en el que se emplea el ERTMS que controla la velocidad de forma constante. Con el ASFA, un semáforo a la entrada de la estación que habitualmente está en verde para facilitar la circulación por las vías directas a mayor velocidad debió cambiar de aspecto e indicarle al maquinista, con un aviso sonoro y visual también en la cabina, que debía reducir su velocidad para ser desviado a la vía secundaria. Si el maquinista no pulsa un botón indicando que es consciente del aviso, el sistema ASFA frena automáticamente el tren. Sin embargo, el sistema ASFA que llevaba aquel tren equipado no era el más avanzado, el ASFA Digital, que no sólo avisa al maquinista sino que incluso frena el tren si éste pulsa el botón conforme es conocedor del aviso pero a continuación no reduce él mismo la velocidad.

La investigación técnica así como lo que viene contando a los medios de comunicación uno de los peritos de la investigación judicial dicen que no se ha detectado ningún fallo en ninguna instalación, ni en las vías, ni en el tren, ni en los sistemas de señalización y seguridad, por lo que todo apunta a que el semáforo y el equipo de a bordo alertaron correctamente al maquinista de que tenía que frenar y el propio conductor pulsó el botón conforme era consciente de esa situación. Sin embargo, o el maquinista o el tren no frenaron sin que se sepa aún por qué. Una de las posibilidades apuntadas por varios maquinistas tras el siniestro sería la de una confusión del conductor provocada por la disparidad de los sistemas de señalización existentes en Portugal y España.

Tras el accidente, Comboios de Portugal, que es quien opera la línea a través de un convenio con Renfe, dio orden para que sólo siguiesen circulando los trenes equipados con ASFA Digital, el sistema que frena el tren si el maquinista no lo hace. Sin embargo, según ha contado en los últimos días Faro de Vigo, algunos trenes siguen circulando puntualmente con el ASFA básico cuando no están disponibles los que tienen la versión mejorada del sistema. Para reforzar la seguridad, en esos trenes sin ASFA Digital ahora viajan dos maquinistas en vez de uno.

Tras el accidente se iniciaron dos investigaciones, la penal que lidera un juzgado de O Porriño y la técnica a cargo de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) del Ministerio de Fomento. En la primera, la Xunta le facilitó a la jueza los mismos dos peritos que ya había impuesto en la instrucción del accidente del Alvia en Santiago en 2013, funcionarios autonómicos sin experiencia hasta aquel momento en materia ferroviaria. Por su parte, con la investigación del accidente de O Porriño la CIAF introdujo por primera vez en su procedimiento la obligación, impuesta hace años por la UE pero no aplicada en la investigación del Alvia, de dar voz a las propias víctimas.

La pasada semana, en otra novedad respecto a investigaciones anteriores, la propia CIAF informó de la marcha de su investigación con una nota pública en la que indica que “la fase de recopilación de información está prácticamente concluida y su análisis se encuentra bastante avanzado” a la espera de una “simulación informática del descarrilamiento, con la intención de verificar dentro de lo posible algunos aspectos de la investigación”. Según indican los investigadores de Fomento, “en la actualidad se está redactando un primer informe provisional de investigación que, tan pronto esté concluido, será sometido a las observaciones de las partes implicadas”.

Línea Vigo-Oporto

Por otra parte, el accidente volvió a poner de manifiesto la situación de la línea ferroviaria que atraviesa el centro de la villa de O Porriño, con un paso a nivel con barreras que en los últimos años no siempre han funcionado adecuadamente. Una línea por la que no sólo pasan los trenes hacia Portugal sino también los que comunican Vigo con Ourense y la Meseta y numerosos convoyes de mercancías. La supresión de las vías por el centro de la población se ligó a la construcción de una nueva salida sur de la ciudad de Vigo a través de un túnel que la crisis retrasó sin fecha y que instituciones como el Eixo Atlántico de ciudades de Galicia y el Norte de Portugal siguen reclamando incluso aunque no se construya el ya descartado AVE Vigo-Oporto.

De momento, Portugal está renovando su parte de la línea convencional entre Oporto y la frontera y España trabaja con margen para electrificar unos pocos kilómetros aún pendientes entre la frontera y el tramo de O Porriño ya electrificado, pero sin prever ninguna actuación que desvíe el tráfico ferroviario fuera del pueblo más allá de esa futura e hipotética salida sur de Vigo ahora aparcada.

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