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Chaparrón de mal humor: cuando llueve somos insufribles en Facebook y Twitter

Frío. Lluvia. Tardes oscuras. Precedidas por el inminente cambio de hora y la bajada paulatina de las temperaturas, las típicas veladas de manta y peli están al caer, como también esa aura de melancolía que se apodera de la humanidad una vez el otoño nos muestra su cara más gélida.

A diferencia de lo que ocurre en primavera y verano, cuando los días se alargan y el sol calienta de verdad, solemos asociar las estaciones que despiden e inician el año con un estado de ánimo más bien bajo y un humor cambiante. Los sentimientos negativos caracterizan al llamado trastorno afectivo estacional, una depresión invernal cuya veracidad no está muy clara: mientras que algunos estudios la ponen en duda, otros refrendan su existencia y achacan sus síntomas a factores como la ausencia de luz.

La mayoría de estos trabajos que analizan la influencia de la meteorología en las personas se basan en encuestas o en datos clínicos de pacientes. Sin embargo, un equipo de investigadores ha utilizado otra fuente de información donde todos plasmamos, sin saberlo, nuestras alegrías y penas. Analizando 3.500 millones de tuits y publicaciones de Facebook, estos científicos han hallado una relación entre el mal tiempo y la multiplicación de las expresiones negativas en las redes sociales.

El estudio, “la mayor investigación hasta el momento sobre la relación entre las condiciones meteorológicas y la emocionalidad de las expresiones humanas”, según sus autores, aún está pendiente de revisión, pero se encuentra publicado en el repositorio digital Arxiv.org. Entre las firmas, además de los nombres de científicos del MIT y la Universidad de Stanford, figura la de Esteban Moro, del Departamento de Matemáticas de la Universidad Carlos III de Madrid, un experto en datos que se especializa en extraer conclusiones a partir de nuestro comportamiento en las plataformas sociales.

La clave está en las palabras

Los investigadores han buceado entre los miles de millones de palabras escritas por tuiteros en Estados Unidos entre 2009 y 2016 en busca de expresiones que denoten sentimientos negativos que pudieran estar relacionados con las temperaturas o precipitaciones, tanto directa como indirectamente. Es decir, no solo han tenido en cuenta quejas sobre un tiempo de perros, sino también frases que no mencionaban expresamente ningún fenómeno meteorológico. 

En su escrutinio masivo, el primero a tal escala, han utilizado una lupa algorítmica: entre otras, han empleado la aplicación Linguistic Inquiry Word Count (LIWC). La herramienta “se basa en diccionarios en los que las palabras se asignan a ciertas categorías”, explica Moro a HojaDeRouter.com. Distingue los vocablos positivos (amor, bonito, dulce…) y negativos (dolor, feo, desagradable…) de cada frase, de forma que aquellos que ganen en número determinan el carácter de la oración y, por ende, el estado de ánimo de su autor.

Gracias a que las publicaciones estaban geolocalizadas, los investigadores pudieron relacionar después los sentimientos expresados en el texto con el lugar y el momento en que fueron escritas. Pero también tuvieron en cuenta otros factores que podían estar influyendo en el humor de los usuarios de Facebook y Twitter de una región: sus modelos, aparte de del tiempo que hacía en una población y un día determinados, incluyen variables que dependen de la ciudad, del mes y del día.

“El sentimiento expresado en redes sociales puede depender de la ciudad [hay algunas donde la gente es más positiva], el mes del año [en verano es más positiva] o incluso del día [si por ejemplo hay un evento importante a nivel nacional]”, subraya Moro. La herramienta considera también todos estos factores para predecir el efecto que la meteorología causa en las personas.

Twitter como espejo de la sociedad

Moro forma parte de una cohorte de investigadores que han vuelto sus ojos a las redes sociales para estudiar a la sociedad. Sobre todo, sus reacciones a fenómenos como desastres naturales o relacionados con la política. En el 2016, el físico, especializado en sistemas complejos, publicó un estudio que analizaba los tuits para medir el daño que una catástrofe causa en una zona antes incluso de que hayan llegado los equipos de rescate.

Las herramientas algorítmicas que utilizó en aquel trabajo, donde examinaba las publicaciones en Twitter tras el huracán Sandy, que barrió la costa este de Estados Unidos y Canadá en 2012, podrían aplicarse para distribuir los efectivos en situaciones de emergencia en función de las regiones más azotadas.

Un poco antes, en 2014, el investigador firmaba otro artículo en el que, junto con otros colegas, conseguía dibujar un mapa de España que reflejaba las diferencias económicas y en el nivel de desempleo entre las diferentes regiones en base a los patrones de comportamiento que mostraban sus habitantes en la red social del pájaro azul.

Asimismo, la red social refleja el comportamiento del electorado antes de unos comicios, como demuestra otro de los trabajos en los que el científico figura como autor. La investigación, de la Universidad Carlos III de Madrid, demostraba que existe una relación entre la distribución del discurso político en Twitter por partidos y los resultados de la votación, así como entre la proporción de indecisos y el volumen de cuentas que siguen a los perfiles de los partidos entre los que dudan.

Ni mucho frío ni demasiada agua

El estudio más reciente ha llegado a algunas conclusiones que probablemente coincidan con lo que has podido intuir: nos ponemos un poco insoportables en Twitter y Facebook cuando tenemos que sufrir condiciones extremas en la calle. “Hay un rango de temperaturas entre los 15 y los 20 Ëš C en el que las expresiones positivas abundan”, dice el investigador español, pero las temperaturas muy frías o muy calurosas están asociadas con un aumento de la negatividad.

Moro no se atreve a especificar si los chaparrones nos enfadan o si nos ponen tristes, pero sí es seguro que cuando llueve plasmamos sentimientos más bien desagradables en las redes sociales. “Otros fenómenos que afecta a la aparición de publicaciones negativas son los días muy nublados o los niveles de humedad por encima del 80 %”, señala el experto.

Además, para medir el verdadero alcance de esta influencia meteorológica en nuestro estado de ánimo, Moro y sus colegas compararon su efecto con el producido por fenómenos como el terremoto que asoló Oakland y San Francisco en agosto del 2014 y el ataque terrorista cometido en San Bernardino en el 2015. Ambas catástrofes causaron un cambio emocional en las redes sociales muy similar en magnitud al asociado a temperaturas gélidas.

En general, los resultados de la investigación sugieren que el mal tiempo está relacionado con el aumento de publicaciones negativas en las redes sociales y, si estas se consideran un reflejo de las emociones humanas, las evidencias demuestran que las precipitaciones y las temperaturas alteran nuestro humor. ¿Moraleja? “Vive en un sitio donde las temperaturas estén entre los 15 y los 20 Ëš C la mayor parte del año, con poca humedad y donde tengas sol”, bromea el investigador. O, al menos, no pagues tus malas pulgas con amigos y seguidores.

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