Me gustaba Perdidos porque no daba respuestas a los enigmas. Supongo que es mi forma de ser y que, en ese sentido, soy extraño. No lo sé. Mucha gente dejó de ver Perdidos porque no respondía a los enigmas o se decepcionó cuando empezó a responderlos. Me gustan mas los noes que lo síes, creo. Los noes permiten seguir experimentando. Abren las posibilidades. Creo que hemos dejado atrás el tiempo de los noes, así que noto que me estoy cayendo. Creo que, en cualquier caso, importa poco si uno se cae o no. Simplemente pasa.
El tiempo de los noes es el tiempo del punk. Los punks hicieron mucho con sus noes, crearon muchas cosas diciendo no. Nunca hemos habitado el tiempo de los sies. Nacimos en un país apuntalado por un consenso. Vivimos el tedio o la miseria dependiendo de la renta de nuestros papis y nuestras mamis, pero con la certeza de que esto es lo que hay. De pronto un día de mayo empezó a poder haber otras cosas. No solo cosas pequeñas como un centro social, un colectivo o un curro o un grupo de música chulo. Cosas en plan COSAS. Cosas en plan leyes, y una sociedad nueva que se mira a los ojos. Esos noes creaban y creaban. Ahora es el tiempo de los síes. Esa sensación tengo yo. Tiempo de hacer de esos experimentoss cosas mas grandes.
En lo síes reconozco que no sé hablar, no sé pensar, no se moverme. Todo me asusta. Todo me preocupa. Todo me da miedo. Nada es suficiente. Me dicen mis amigos cercanos que es que toca hacerse mayores. Igual es eso. No lo sé.
Me he acordado del prologo del tercer volumen de Sandman, escrito por Neil Gaiman. En el prólogo, Gaiman cuenta el sueño de un escritor que está bloqueado con su obra de teatro y que sueña que está subiendo una montaña. Está a la mitad. Nota que se va a caer. Nota que no puede ni seguir para arriba, ni bajar de nuevo. Está ahí paralizado por el frío y el viento. De pronto, se suelta y se da cuenta de que estando en ese entre-medias... Puede volar. Al despertarse es capaz de avanzar con su obra de teatro. Es relato es casi la traslación autobiográfica de la vida del propio Gaiman en ese momento. Con un tebeo que ya era reconocido y que intuía que podía llegar a ser enorme y a la vez con el miedo a quedarse en nada, no ser capaz, etc. Lo interesante es que vuela cuando deja de preocuparse. Yo no puedo dejar de preocuparme. Yo el 15M no estaba contento, eh. Estaba preocupado. Hay gente que estamos siempre pensando en el día siguiente.
Tampoco sé muy bien que manos echar en todo lo que está pasando. No es que antes lo supiera, pero me agobiaba menos. No sé que puedo hacer. Mis saberes acumulados de años me parecen inútiles en este momento en el que todo corre. Cuando se me ocurre una cosa útil para el contexto actual resulta que el contexto ya es otro. La paciencia, en cualquier caso, huelga por su ausencia. No se si eso es bueno o malo, pero ya no está.
Vale. No está. Descompresión de la cabina, espero. Sino nos estallarán los pulmones. Tengo asma, sé de lo que hablo.
Leo textos (míos también) y digo “Joder, que claro lo tiene todo todo el mundo”. Y me da miedo pensar si realmente es así o no. Prefiero no pensarlo. Igual es eso. Mejor no pensarlo. O igual es lo contrario, pensarlo mucho todo hasta no hacer nunca nada.
Me pregunto si a ti que estás leyendo ésto te importa esto que estas leyendo. Si te sientes igual. ¿Cómo te sientes tú? Me preocupa también que en el tiempo de los sies la duda se quede por el camino, porque es un estorbo, la duda digo. Es verdad que lo es. La máquina de síes no funciona bien con dudas y perder no es una opción razonable para millones de personas. Es un lujo que no se pueden permitir. Que no podemos permitirnos. Siento que dudar es una cosa irresponsable, incluso un poco pija. Igual es mejor callarse y dejar hacer.
Me preocupa que se estén asignando posiciones. Posiciones de salida, de entrada, repartos de papeles de un nuevo país. Cuando se reparten papeles se reparten todos. Los de quién está a favor y los de quién se opone. Los de quién gana y los de quién no. Todos. Si te callas, por ejemplo, es más fácil, porque das o eres dado un papel. A veces te dan un papel de participante. No sé si eso es bueno o no. Ni siquiera sé bien lo que quiere decir. Ni siquiera se bien si esto es una perdida de tiempo.
El caso es que me gustan los misterios. El caso es que me gusta poder decir no lo sé. El caso es que por favor si quienes lo sabéis en realidad no lo sabéis hacer el favor de decirlo. En Toy Story se equivocaban, volar no es caer con gracia. Volar es volar y lo otro es matarse contra el suelo.
Los Clash decían lo de “Debería irme o debería quedarme”. No hay dónde irse, tampoco dónde quedarse porque la fotografía va demasiado rápido. Los Hechos Contra El Decoro decían “Entre las cosas apunto y acierto, entre las cosas soy puro movimiento” y no sé. Supongo que hace falta ver los huecos. Quizás es eso.
Me pregunto si esta sensación de falta de fragilidad es real o solo es una ficción. Que levante la mano quién no sepa lo que toca hacer ahora si es que aún queda alguien que no sabe lo que hay que hacer ahora.
Una canción que que me mandó un amigo el otro día.
“No me dejes solo por favor, porque no se pensar sin tí, seas quién seas.
No me dejes sola, por favor, porque tú sabes como actuar, como cualquiera...
Dime cual es el nuevo desafío“.
Si sigo escribiendo el relato se vuelve delirante. Los locos no saben cuando tienen que parar. Lo divertido cuando se alarga empieza a dar susto.
Creo que está mal visto expresar una duda. Una duda que encima no se resuelve. Una duda que encima no es propositiva. Que ni siquiera es una impugnación. De hecho, cada vez me gusta menos la impugnación, señalar todo lo que está mal es asumir el papel del que dice que todo está mal en el reparto de roles del nuevo país de los síes. No es “Lo estáis haciendo mal” “Hacerlo así” “Yo lo haría así”. Es solo “no lo sé”.
Hay quién ve, habla y piensa el ahora mejor que yo y ahora tiene la palabra.