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Se busca primer ministro en Francia: la izquierda negocia un nombre mientras la derecha explora una alianza con el centro

Los nuevos diputados electos por el partido de izquierda Francia Insumisa posan en el exterior de la Asamblea Nacional en París.

Amado Herrero

París —

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Esta vez no hubo foto de familia. A diferencia de lo que ocurrió en 2022, este martes los diputados de los diferentes partidos que forman la coalición progresista Nuevo Frente Popular han llegado por separado al Palacio Borbón, sede de la Asamblea Nacional, para descubrir sus despachos en esta nueva legislatura. Mientras tanto, los negociadores que representan a cada formación se reúnen regularmente en lugares secretos de París para discutir, lejos de las cámaras y los micrófonos, sobre quién debería liderar un gobierno que represente el bloque de diputados progresistas, el más numeroso en la Asamblea, con 182 diputados, pero lejos de la mayoría absoluta.

Inicialmente, los representantes de los partidos se habían puesto el desafío de presentar un nombre a Emmanuel Macron a lo largo de esta misma semana. Una personalidad que pueda ejercer el cargo de primer ministro, con suficientes apoyos en un hemiciclo más fragmentado que nunca y capaz de resistir una posible moción de censura del resto de fuerzas políticas. Así, el lunes por la mañana el secretario general del Partido Socialista, Olivier Faure, anunció en Franceinfo que el nombre del elegido para ocupar el cargo en Matignon podría anunciarse “esta misma semana”. “No tenemos elección”, añadió el mismo día su homóloga del partido Europa Ecología-Los Verdes, Marine Tondelier, aunque ya reconocía que la tarea “no será fácil”.

De hecho, menos de 24 horas después, diferentes voces comienzan a cuestionar los plazos. La fragmentación de la Asamblea Nacional y las divergencias internas en los partidos complican aún más la situación. “No queramos ir más deprisa que la música”, trataba de temporizar este martes el diputado socialista Jérôme Guedj, uno de los partidarios de tratar de ampliar las alianzas hacia el centro, en concreto al ala izquierda de la coalición macronista, que representan antiguos miembros de su partido que se unieron a Macron en 2017.

Dos líneas comienzan a dibujarse en el interior del Partido Socialista: por un lado, los que se inclinan a buscar acuerdos más allá de la izquierda; por otro, los partidarios a cerrar filas con el NFP, entre los que está el secretario general de la formación. “Los franceses no entenderían que gobernemos juntos [con los macronistas]”, afirmó Faure este lunes.

Emergen algunos nombres

Identificado como uno de los principales puntos sensibles cuando se creó la coalición, la elección de un candidato a primer ministro que pueda guiar la mayoría parlamentaria se pospuso entonces hasta después de las elecciones. Inicialmente se apuntó que el primer ministro debía ser una persona del partido con más diputados en la nueva Asamblea, en este caso Francia Insumisa (LFI). Y rápidamente el nombre de su líder, Jean-Luc Mélenchon, sonó con fuerza, pero su perfil siembra divisiones en el seno de la coalición.

El propio Mélenchon dio una indicación de que podría aceptar quedarse en segundo plano y el martes dio varios nombres de otros miembros de su partido como posibles candidatos al puesto de primer ministro, todos pertenecientes a su círculo cercano. En concreto, Clémence Guetté, Manuel Bompard y Mathilde Panot. No obstante, otras figuras del partido, críticas con la dirección, como la diputada Clémentine Autain, defienden la necesidad de un voto de todos los diputados del NFP como forma más democrática de elegir el líder de la coalición. De hecho, Autain y otros diputados de LFI podrían finalmente no formar parte del grupo parlamentario del partido y crear otra etiqueta dentro de la coalición.

La alcaldesa socialista de Nantes, Johanna Rolland, que participa en las negociaciones, también ha abogado por una votación. “El presidente de la República debe encargar la formación de Gobierno a un hombre o una mujer del NFP, es esencial, por respeto a la democracia y al voto de los electores. Pero luego habrá que encontrar un nuevo camino”, ha dicho este martes en una entrevista en France 2. Rolland ha tendido la mano a los “macronistas de izquierda”, llamándoles a apoyar un gobierno de coalición formado por el Nuevo Frente Popular. “Somos claros, pero no sectarios”, ha afirmado.

Durante la mañana del martes, varios miembros importantes del PS, como el eurodiputado Pierre Jouvet, han comenzado a evocar el nombre de Olivier Faure como mejor candidato al cargo de primer ministro. Y citan como argumento el hecho de que varios diputados de la coalición macronista han asegurado que unirán sus votos a cualquier moción de censura si el gobierno incluye a miembros de LFI.

Faure, por su parte, se ha declarado “dispuesto a asumir el cargo” en una intervención a su llegada a la Asamblea, matizando que solo lo hará “en el marco de un diálogo con sus socios” del Nuevo Frente Popular. “No puede haber ninguna pretensión de hegemonía, ninguna voluntad de imponerse a los demás sin diálogo”, ha afirmado, asegurando la coalición de izquierdas “solo trabajará con una condición: que funcione por consenso”.

¿Coalición de centro y derecha?

Mientras, en el otro lado del espectro político, hay negociaciones paralelas para tratar de formar una mayoría alternativa que sume más diputados, una gran coalición de centro y derecha. Según las informaciones publicadas el martes, esta alianza podría estar encabezada por el actual ministro del Interior, Gérald Darmanin, un exmiembro de Los Republicanos que se pasó a Renacimiento, el partido fundado por Macron.

En este sentido, el ex primer ministro conservador Jean-Pierre Raffarin ha afirmado este martes en una entrevista a BFM-TV que “la clave está en Los Republicanos (derecha gaullista, su antiguo partido)”. Raffarin ha explicado que “hay un bloque central que, si se une, contará con unos 222 diputados” y considera que “el presidente elegirá a la coalición más numerosa para designar a un primer ministro”. Este escenario no es fácil, ya que la suma con Los Republicanos y otros pequeños grupos de derecha no sería suficiente para obtener una mayoría absoluta, situada en 289 escaños.

Entretanto, según Le Monde, la ex primera ministra Élisabeth Borne ha dicho a un antiguo miembro del Gobierno que cree que el presidente Macron “quiere gobernar con la derecha”.

De momento, Macron continúa guardando silencio sobre sus intenciones. Este domingo afirmó vía comunicado que esperará a que las negociaciones “estructuren” la nueva Asamblea y definan quién es el grupo mayoritario antes de mover ficha. El presidente se desplazará este miércoles a Washington para una cumbre de la OTAN. Antes de marcharse, este lunes, rechazó la dimisión del primer ministro Gabriel Attal, que mantiene sus funciones hasta que la situación se aclare, un signo de que el presidente quiere conservar el control de los plazos. 

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